El tiempo nos dirá si el PRI y el gobierno del estado quieren recuperar la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT) o si las declaraciones de Enrique Padilla Sánchez, candidato a diputado local por el partidazo, sólo buscan atraer el reflector y el apoyo de los estudiantes y maestros para lograr su reelección y después dejar que todo siga igual en esa institución.
La arremetida de Enrique Padilla, sobrino de la ex gobernadora de Tlaxcala Beatriz Paredes Rangel, contra sus aliados y ex jefes encabezados por Héctor Ortiz Ortiz, quien junto con su familia controla cada peso, cargo, espacio y rincón de la UAT, no pasó desapercibida para la clase política del estado.
Las declaraciones del ex colaborador del gobierno de Héctor Ortiz que hoy anda tras la reelección como diputado de seguro fueron avaladas desde la oficina principal en donde hoy se ejerce el poder y del mismo PRI, de ahí que tenga relevancia la postura asumida por Padilla Sánchez, quien denunció públicamente que la UAT se encuentra secuestrada por una familia.
Sin mencionar el nombre de la parentela, Enrique Padilla se refirió principalmente a Héctor Ortiz y Serafín Ortiz Ortiz, quien compite por el mismo cargo de elección popular que pretende obtener el priísta por el distrito local siete.
A través de una entrevista publicada en diferentes medios de comunicación, Enrique Padilla lanzó un llamado a los estudiantes y maestros para quitarse el miedo y proceder a reclamar sus derechos en la defensa de sus escuelas dentro de la UAT.
Y se comprometió, en caso de ganar la elección, a llevar a cabo un intenso trabajo de gestión para lograr una transformación profunda de la Universidad Autónoma de Tlaxcala.
“Buscaré desde el Poder Legislativo, sin trastocar la autonomía de la máxima casa de estudios en la entidad, se revisen las cuentas de gastos de los recursos federales particularmente los de proyectos especiales en donde se contrata la asesoría externa o de terceros de la federación”.
Según el priista “es tiempo de dar un paso trascendental y buscar que la dirección de la Universidad obtenga su libertad y quede definitivamente en manos de sus miembros, maestros y alumnos, quienes tendrán que asumir el peso de toda la responsabilidad de la gestión universitaria”.
Y remató: “Los estudiantes y docentes no deben apanicarse. Al contrario tienen que exigir el escrutinio de gastos y la salida de quienes la tienen secuestrada”.
Hasta hace unas semanas la relación entre Enrique Padilla y Héctor Ortiz era normal y cercana, al grado que se sentaban juntos en las sesiones ordinarias que se realizaban el Congreso del Estado.
Si hoy existe un distanciamiento entre ambos políticos sólo ellos lo saben, de ahí que para muchos las declaraciones de Enrique Padilla son disparatadas y mediáticas, mientras que para otros se trata de un serio mensaje del PRI, de Beatriz Paredes y del gobierno para la familia Ortiz.
El tiempo nos dará la respuesta.
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