Aunque aún falta casi un mes para que concluyan los procesos electorales que se llevan a cabo, es un hecho que algunos políticos tlaxcaltecas ya pagaron la factura y obtuvieron resultados negativos para sus carreras, porque su futuro luce desalentador y con dificultades para seguir ocupando cargos o puestos de relevancia.
Al hacer un primer balance de la actual jornada electoral los resultados son más que negativos para ciertos actores políticos, quienes se equivocaron en sus estrategias para seguir acaparando reflectores o simplemente dejaron de tener el impulso que se requiere para sobrevivir.
El excesivo protagonismo del diputado federal Ricardo García Portilla y su soberbia ante el actual gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez le valieron su exclusión del actual grupo en el poder, de ahí que nunca fue considerado para ser candidato al Senado pese a la presión que ejerció el ex líder estatal del PRI para conseguir esa posición.
García Portilla terminará su periodo como diputado federal y no tendrá ninguna posición política o administrativa en Tlaxcala, al igual que su compañera de legislatura Rosalinda Muñoz Sánchez, quien también pensó que tenía posibilidades de convertirse en abanderada del partidazo para ocupar un escaño en la Cámara Alta del Congreso de la Unión.
La lista de priistas que por alguna extraña razón han sido marginados pese a que en su momento estuvieron cerca del actual grupo dominante es extensa, pero destacan los nombres del ex candidato al Senado, Joaquín Cisneros Fernández, el ex presidente municipal de Chiautempan, Ángel Meneses Barbosa, la ex subdelegada de Participación Social de Sedesol Nydia Cano Rodríguez y otros priistas más vinculados al ex gobernador Mariano González Zarur.
La política es voluble y perredistas como Santiago Sesín Maldonado, Alberto Amaro Corona y Juan Manuel Cambrón Soria pueden constatarlo, porque si bien hace unos meses acaparaban reflectores y tenían un futuro alentador, hoy en día están desaparecidos o muy disminuidos en su nivel de influencia, al grado que casi ya nadie habla de ellos.
Santiago Sesín y Alberto Amaro buscaron por todos los medios obtener la candidatura del PRD al Senado, posición que nunca obtuvieron porque al final su compañero Gelacio Montiel Fuentes se vio más hábil y logró esa nominación.
La disputa por esa candidatura alcanzó altos niveles, porque los grupos perredistas y la dirigencia de ese partido estaban casi seguros que tendrían asegurada esa posición al ir en alianza con el PAN y Movimiento Ciudadano, lo cual no es así porque Morena junto con el PT y el PES encabeza las preferencias y el PRI y sus aliados (Nueva Alianza y el PVEM) amenaza con ubicarse en el segundo lugar de las votaciones.
Cambrón Soria despreció las posiciones en juego en Tlaxcala y apostó a su cercanía con el ex líder nacional del PRD, Jesús Ortega Martínez, para buscar un lugar en la lista de candidatos a diputados federales por la vía plurinominal y así asegurar una curul. El tlaxcalteca fue incorporado a esas posiciones pero luego fue sacrificado para ceder su lugar a otro perredista de mayor peso político y con más méritos para estar en ese selecto grupo.
En el PAN las circunstancias no favorecieron a los hermanos Ángelo y Valentín Gutiérrez Hernández, así como a la morenovallista Aurora Aguilar Rodríguez. La mala suerte también golpeó a los ex alcaldes Adolfo Escobar Jardínez y Vicente Hernández Roldán.
Leticia Hernández Pérez, una de las incondicionales de Adriana Dávila Fernández, también sufrió un revés al perder la primera posición de la lista de candidatos a diputados locales por la vía plurinominal, pues ese lugar será ocupado por Eleticia Barragán Cardoso, panista que responde a los intereses de Carlos Carreón Mejía, actual líder del PAN en Tlaxcala.
Ahora hay que esperar los resultados del 1 de julio para conocer quiénes son los políticos que se sumarán a la lista de desahuciados, ya que si pierden sus posibilidades de mantenerse vigentes son nulas.
Si la priista Blanca Águila Lima no logra ganar la diputación federal por el segundo distrito deberá entender que lo suyo es la grilla casera en el sindicato de la Secretaría Salud y no la política para profesionales.
Alejandra Ramírez Ortiz sería otra política que si pierde deberá retirarse y nunca más buscar otro cargo de elección popular, por más que le digan que es una mujer con cualidades para desenvolverse en la actividad pública.
Serafín Ortiz Ortiz demostró ayer que su apuesta para ganar la diputación local está en la estructura de la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Si obtiene el triunfo de inmediato arrancará su proyecto para ser gobernador en el 2021, pero si es derrotado no le quedará otra más que aceptar su retiro en la academia.
Minerva Hernández Ramos, la ex perredista y hoy panista necesita ganar o al menos obtener el segundo lugar en la elección para el Senado si quiere sobrevivir, pues después del 1 de julio le quedarán pocos amigos que estén dispuestos a ayudarla para ubicarle un puesto que le permita seguir viviendo de los recursos públicos.
Los priistas Anabel Alvarado Varela y Mariano González Aguirre podrán mantenerse vigentes si ganan las elecciones. Si pierden su surte dependerá de la voluntad del gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez, quien podrá decidir si los rescata o deja que éstos se vayan a la banca por un largo tiempo.
Aún faltan nombres por agregar, pero lo prudente es que pasen las elecciones para estar en posibilidades de mencionar quienes más se convertirán en zombis políticos.
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