Hoy José Antonio Meade Kuribreña pisará territorio tlaxcalteca y podrá palpar de propia mano el estado que guarda su campaña y la de los candidatos al Senado y a las diputaciones federales. Seguramente tratará de inyectar confianza y optimismo a los priistas, a los militantes de Nueva Alianza y a los del Partido Verde que apoyan su nominación y que se niegan a aceptar que las tendencias electorales no les favorecen.

Son pocos los que consideran que el PRI podrá conservar el 1 de julio de este año su hegemonía en Tlaxcala que en los últimos dos procesos electorales le permitió ganar las tres diputaciones federales y retener la gubernatura del estado en la figura de Marco Antonio Mena Rodríguez.

El partidazo que a finales del 2010 se encontraba en proceso de extinción luego de permanecer por dos sexenios fuera del poder logró revivir en Tlaxcala cuando el hacendado gobernador Mariano González Zarur recuperó la gubernatura.

Ya instalado en el poder, el PRI no pudo ganar la elección presidencial del 2012 en Tlaxcala pese a que tuvo como candidato al actual mandatario del país Enrique Peña Nieto. Lo más que alcanzó obtener en esos comicios fue la diputación federal por el primer distrito en la figura de la hoy panista Guadalupe Sánchez Santiago, hija del ex gobernador priista Emilio Sánchez Piedras.

En las elecciones locales del 2013 el tricolor volvió a sufrir al perder presencia en los municipios y dejar de gobernar los ayuntamientos más importantes del estado que pasaron a manos del PAN y PRD.

Tras esos descalabros, Mariano González decidió cambiar la estrategia y operar personalmente las elecciones federales intermedias del 2015 y su sucesión en el 2016, logrando resultados positivos que confirmaron la hegemonía de PRI en el estado.

Hoy, a 38 días de las elecciones existen dudas que esa hegemonía vaya a mantenerse. El gobernador Marco Antonio Mena tiene el control de la operación, sin embargo no goza del respaldo del grupo marianista que está concentrado exclusivamente en el triunfo de Mariano González Aguirre, hijo del ex gobernador y ahijado del candidato presidencial del PRI, José Antonio Meade, que busca ganar la diputación en el primer distrito electoral federal.

Ex mandatario estatal Mariano González y Meade Kuribreña son amigos y los unen sus lazos libaneses. El hacendado tiene la radiografía exacta de las tendencias electorales del estado que gobernó y sabe que su compadre no podrá vencer a Andrés Manuel López Obrador en tierras tlaxcaltecas, quien está a punto de ganar por tercera ocasión la elección presidencial en el estado.

Pese a ese escenario, los discursos triunfalistas de hoy serán la constante y seguramente José Antonio Meade no se saldrá del guion que el publicista Carlos Alazraki le preparó para tratar de crecer en las preferencias.

Veremos qué tan real es el ánimo de los priistas que acudirán esta tarde a la explanada del recinto ferial de la ciudad de Tlaxcala para apapachar a Meade Kuribreña. Ojalá ahí soplen los aires de triunfo que al parecer se han alejado de los candidatos de la coalición electoral “Todos por México” integrada por el PRI, Nueva Alianza y el PVEM.

La operación política electoral está en manos del gobernador Mena y pronto comprobaremos que resultados entrega a su partido.