Una soterrada lucha por el control de la campaña de José Antonio Meade Kuribreña es la que se mantiene en Tlaxcala entre marianistas y el actual grupo en el poder. El simpatizante del PRI y ex secretario de Hacienda que busca ser el próximo presidente de México ya generó diferencias y celos que amenazan con generar divisiones en el partidazo.

señorio

 

Sin consultar al actual jefe político del PRI en Tlaxcala y del estado, los marianistas intentaron un madruguete para mostrarse como el principal grupo impulsor de las aspiraciones de José Antonio Meade, situación que fue desaprobada porque está claro que el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez no cederá el control de la campaña del virtual candidato tricolor a la presidencia de México.

El ex gobernador Mariano González Zarur mostró una vez más que es un político hábil y mañoso, pues recurrió a uno de sus principales operadores para medir el terreno y conocer hasta dónde se mantiene la lealtad de su grupo político.

Ernesto Ordóñez Carrera, ex secretario de Gobierno en la pasada administración, ofreció una conferencia de prensa para dar a conocer la creación de la corriente priista “Tlaxcala con Meade” que busca apoyar la conformación de una estructura de militantes y ciudadanos que apoyen las aspiraciones del ex funcionario federal rumbo a los comicios del 2018.

Aunque Ernesto Ordóñez intentó desligarse del ex gobernador González Zarur y vender la idea de que se trata de un movimiento alejado de la influencia del hacendado, en los hechos se comprobó que en la mentada red participa la mayoría de los operadores electorales que trabajaron en la pasada administración y que hoy en día se encuentran marginados por el gobierno menista.

Mariano González sabe que su fama pública no es buena en Tlaxcala y por eso optó por la operación soterrada, sobre todo cuando a José Antonio Meade se le busca crear una imagen positiva alejada de asuntos o escándalos de corrupción.

En un solo movimiento el hacendado pudo comprobar que no tendrá el aval del gobernador para hacerse del control de la campaña ni el respaldo financiero para operar la estructura electoral. Mediáticamente fue cuidado por las plumas que alimentó y engordó por seis años, pero eso podría cambiar si insiste en asumir atribuciones que ya no están en sus manos.

El ex gobernador tiene medidos sus movimientos y quizá las reacciones que provocó la aparición de Ernesto Ordóñez era las que esperaba, ya que le dieron los argumentos para acudir con su amigo Meade Kuribreña para hacerse la víctima y quejarse de los obstáculos que enfrenta para operar en Tlaxcala.

Alumno y maestro sostienen una guerra donde cada vez son más notorias sus diferencias. Los pesos y contrapesos ya están en la mesa y sólo falta ver hacia dónde se inclina la balanza.

José Antonio Meade tendrá que decir si juega con el PRI mañoso, corrupto y tramposo que sabe ganar elecciones y que controla Mariano González o con el PRI mesurado, sin escándalos y con un estilo diferente de hacer las cosas que encabeza el gobernador Marco Antonio Mena.

Por lo pronto, me queda claro que el líder del PRI en Tlaxcala, Florentino Domínguez Ordoñez, es una caricatura que nadie pela, de ahí que en la actualidad está convertido en un estorbo para el actual grupo en el poder, pues ni opera ni dirige ni controla nada al interior del partidazo que sigue paralizado y sin ningún liderazgo que imponga orden.

Si así está el pleito por la coordinación de la campaña presidencial del PRI en Tlaxcala, imagínese cómo se pondrá la disputa por las candidaturas al Senado y las diputaciones federales y locales.