Azorado porque una cosa que se llama internet, sirve para ridiculizar a los políticos, el vetusto pregonero se reconoce minúsculo en el nuevo contexto de la democracia.


Habría que evaluar la calidad moral de quienes apedrean a la internet porque el portal de videos YouTube transmite composiciones entre humorísticas y ofensivas, en contra de los candidatos al gobierno de Tlaxcala.

Por qué no, los preocupados “críticos” de la web se imponen el reto de descubrir a quiénes están atrás de esos “ataques”.

La tecnología dispone de innumerables recursos para comunicar con una claridad bárbara ideas, buenas o malas. Flashes, fotocomposiciones, arreglos musicales y, todo lo que usted imagine, es posible lograrlo mediante los adelantados software que luego se colocan en línea.

¿A quién conviene mofarse del gobierno de Héctor Ortiz? Tal vez a sus adversarios los perredistas; a lo mejor amigos de Minerva Hernández o, de Alfonso Sánchez Anaya, lograron el video titulado Salven a Tlaxcala, visto 18,898 veces.

¿A quién conviene exhibir pasajes de la vida de Mariano González? Pues seguramente a quienes tienen miedo de que el divo llegue al gobierno de Tlaxcala y con su particular  estilo de hacendado realice una limpia de sujetos metidos a medrar con el poder.

El video que dibuja a González Zarur como un misógino se titula Elección 2010_G…wmv, lo han reproducido 404 veces y, presenta severas críticas de quienes lo abren, reclamando su obsolescencia como mecanismo de crítica, incluso, su dirección fue retirada, con lo que es imposible pegarlo en nuevas páginas para difundirlo.

Si el video Salven Tlaxcala motivó en su momento al gobernador Héctor Ortiz, a declarar que no procedería legalmente contra los autores del mismo, dejó a salvo su derecho para ordenar la contraparte y, según el dueño de su agenda, “ ya estuvo señor” (se cumplió con poner en línea un video en el cual se presentan fotos de Minerva Hernández, sugiriendo una extraña relación con Alfonso Sánchez Anaya).

Así que el reclamo del medio que llegó a tener el monopolio de la información en Tlaxcala es tan a la ligera que no toma en cuenta la existencia de sus propias notas en un sitio muy de él en la web.

La internet no puede impedir que los políticos la utilicen para hacerse pedazos. Sí en cambio, da las mismas facilidades a unos y a otros para colocar su versión en línea.

Muy distinto a la cerrazón de ciertos medios, convertidos en todos unos pistoleros para defender los intereses de cierto grupo.

Eso señores, es una de las muchas aportaciones de la web a los procesos democráticos. Si somos equitativos, si todos tenemos voz, si nuestras ideas aparecen aun sin comprar espacios en ciertos periódicos y aceptar condiciones humillantes de los dueños de estos, entonces nos convenceremos del valor del internet.

Ahora bien, si emplazas a Salvador Cuautencos, presidente del Instituto Electoral de Tlaxcala (IET) para que sancione a los medios críticos por internet, te expones a dos cosas. La primera: que dicho funcionario te salga con una declaración… chistosa (como se ha hecho desde que llegó a ese cargo, con los ojos cerrados), o que cualquier intento de amordazamiento en tanto acción con alto grado de imbecilidad, incremente su frustración, ya de sí bastante amplia.

Perdón por la expresión, pero a los espantados por la aparición de nuevas tecnologías que permiten a unos ridiculizar a otros, les asiste aquello de que las putas de antes se espantan de las putas de hoy.

A ver, ¿quién puso el grito en el cielo cuando al gobierno le dio por trasmitir por televisión, con los medios del Estado, las misas dominicales realizadas por el obispo Francisco Moreno Barrón?, pues un medio en internet. Conste que otros medios escritos también lo pudieron hacer, pero desperdiciaron su oportunidad de ser unos verdaderos promotores del Estado de Derecho.

El debate desatado por el papel de la web en este proceso político, da voz a buenos y malos (según quién) de expresar lo que les venga en gana. Más o menos en la misma dimensión en que se encuentran los mensajes del Instituto Federal Electoral, cuando recomienda a ciudadanos y ciudadanas votar por quien les venga en gana y, hasta difunde expresiones tan claras como aquello de “qué te importa, buey”, cuando un locutor pregunta al otro por cuál partido va a votar.

La internet es sinónimo de democracia.