Los actuales consejeros del ITE quieren ponerse bravucones, pero la verdad es que ninguno tiene el valor de renunciar a su cargo. Estoy seguro que su reiterada queja de la falta de recursos públicos es porque no tienen llenadero. Dejarán de hacer una que otra cosa, pero con crisis o no le aseguro que ninguno dejará de recibir su abultado salario.

dinero

Los consejeros del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones quieren jugar a las vencidas con los diputados locales y el gobierno del estado.

Los impolutos guardianes de la democracia tlaxcalteca creen tener la calidad moral y la fuerza para solicitar más de 34 millones de pesos que, según ellos, requieren para que el Instituto siga operando después de que concluya la elección extraordinaria que organiza para elegir a siete presidentes de igual número de comunidades.

Incapaces de controlar su enorme necesidad de dinero público, los consejeros se han aventado la puntada de presionar a los diputados locales para que éstos accedan a su petición de una ampliación presupuestal de 34 millones de pesos,

De esa cantidad, la pandilla de consejeros electorales encabezados por Elizabeth Piedras Martínez pretende destinar 30 millones de pesos para las actividades ordinarias que el ITE y el resto para iniciar los preparativos del proceso electoral del 2018 en que los tlaxcaltecas elegirán a diputados locales.

Los 55 millones de pesos que dispone el ITE para este año al parecer no son insuficientes y los consejeros quieren más, sin embargo es muy probable que se queden con las ganas de disponer de más recursos porque su solicitud simplemente será ignorada.

Ojalá el diputado perredista Alberto Amaro Corona se mantenga en su posición de no autorizar ni un peso más al ITE, pues me parece que los consejeros electorales que llegaron a esas posiciones por pesadas recomendaciones podrían renunciar si creen que no tienes las condiciones para llevar a cabo su trabajo.

Dudo mucho que algún consejero electoral esté dispuesto a renunciar a su cargo, pues saben que difícilmente pueden encontrar otro trabajo que pague bien por prácticamente no hacer nada. Solo asisten a sesiones del organismo para alzar la mano y comer la botana que se les ofrece.

El año pasado quedó demostrado que su trabajo fue pésimo y que de no ser por el personal del Instituto Nacional Electoral los comicios para elegir gobenador, diputados, alcaldes y presidentes de comunidad no se hubieran realizado en los términos que conocemos.

Los consejeros electorales de Tlaxcala son unos parásitos cuyo trabajo no sirve para nada. Tuvieron que pasar casi nueve meses para que esos vividores pudieran ponerse de acuerdo y poder organizar la elección extraodinaria en siete comunidades, proceso en el que sin duda gastarán miles de pesos.

Es una lástima que Tlaxcala tenga tan pésima autoridad electoral.