Alguien con un mínimo de congruencia habría botado la toalla hace semanas, pero el secretario-presidente del PAN es demasiado aguantador.
Hace falta la pasividad de Benjamín Ávila Márquez, para no renunciar a su liderazgo híbrido en el PAN que lo exhibe sin margen de maniobra, sin autoridad, jugando las contras a la cargada en su partido, de la cual él debería ser impulsor, mas la instrucción ha de ser cumplida al pie de la letra y, esta dice, agacha la cabeza y aguanta.
Cando la mayoría de los consejeros estatales desconoce a este ilegítimo dirigente, en su intentona de impulsar a Adriana Dávila y a Sergio González, en la pugna por la candidatura, está clara la intención:
1.- Montaron el escenario para apaciguar los ímpetus adrianistas lanzándole un salvavidas averiado, de nombre Benjamín Ávila. Así, al utilizarlo –como lo está haciendo – en realidad legitima la perversa maniobra que le da vida artificial para no generar el desprecio colectivo como consecuencia de: “el perro grande mordió a la chica”.
2.- Un aliado de ocasión, en la persona de Sergio González Hernández, surgió de último minuto para hacer compañía a la perdedora en estos rounds. Le ha servido lo mismo para cargar la toalla que para darle valor en esta estóica, utópica y aventurada cruzada en contra del dragón de siete cabezas, apoderado del panismo y, al parecer dispuesto a refrendarlo como partido gobernante en el sexenio 2012-2018, como el proyecto más próximo.
3.- El premio para ambos sacrificados (Sergio y Benjamín) será la medalla al aguante, con un reconocimiento tangible, tan valioso como el recibido por el ex líder panista, Alberto Jiménez Tecpa, quien de dirigente gris y baluarte de la opacidad se convirtió en ¡secretario de la función pública! Aunque usted no lo crea.
En esta sesión de esgrima, la página de Adriana quedó atrás. Por si no se había dado cuenta está aniquilada. Ahora viene la solidificación del proyecto Julián en tanto el personaje al que habrán de rejuvenecer, con el cabello gris, por ejemplo, una sutil manera de matizar la huella de los años:
Volver con la frente marchita / las nieves del tiempo platearon mi sien…
Ahora, la campaña –que ya lleva meses – tiene que sumar adeptos mediante la ecuación Ortiz-Velázquez, conformando la nueva era del “orticismo avelazcado” o, el “velazquismo ortizado”, lo que en palabras menos mamonas significa la mixtura de grupos e intereses de estos, los dos aliados que encabezan una interminable lista de liderazgos, nombres, nombres y nombres que en realidad buscan la inmortalidad del proyecto orignal.
Habiendo visto la mortal falla (políticamente hablando) de Alfonso Sánchez Anaya en el último trecho de su gobierno, estos optaron por aguantar hasta ver la conformación de dos hombres y una mujer (Mariano, Julián, Minerva) en una boleta donde la juventud de la senadora no se apuntalará con otra fémina.
Es decir, los dos viejos, perdón, los dos hombres que aparecerán en la boleta, compartirán la imagen de personajes con vasta experiencia e inmejorable fotografía. Los dos, pueden dar batalla a Minerva, quien aquí entre nos aparece en un excelente trabajo fotográfico combinando tonos magenta y amarillos con la sonrisa dotada de juventud.
Hagan sus apuestas señores. Dos émulos de Kirk Douglas, ataviados muy al estilo western, en contra de una pequeña pistolera con quien han de compartir plomo en el duelo del próximo cuatro de julio, todos con sombrero roído y llenos de lodo, por aquello de los temporales que los hunden en cada charco…
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