Ser amigo del Presidente para que este te sacrifique pero te cumpla el sueño de ser candidata es la pesadilla que a nadie, a nadie se le desea.

Ahora que el PAN tenía grandes posibilidades de triunfo en Tlaxcala, es más, cuando a esta plaza se le consideraba la única segura para el partido del Presidente, parece que este, por alguna causa de orden superior, entregó el territorio a sus adversarios.

Y para no fallar, esa voluntad superior vería en la ex diputada Adriana Dávila Fernández, a la persona ideal.

1.- No sería casualidad el desmantelamiento de la alianza del PAN con Héctor Ortiz, y sólo se puede atribuir a la renuncia deliberada a conservar a Tlaxcala como feudo panista.

2.- En el reparto del botín nacional, a Tlaxcala, seguramente la consideraron un activo importante para el PRI, primero, le da méritos a la dirigente nacional, Beatriz Paredes, pero al mismo tiempo la libera de la eventual responsabilidad de una derrota, ni más ni menos que ante el PRD y, su segura candidata Minerva Hernández Ramos.

3.- Electoralmente, Tlaxcala es el uno por ciento de la votación nacional, así que al pragmático Felipe Calderón, no le costó trabajo sacrificarla, si a cambio acalla las exigencias tricolores que ocasionaron la renuncia del secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, a su militancia panista.

4.- En el terreno local, una partida más de cartas se lidia entre dos jugadores con callo: Alfonso Sánchez Anaya –patrocinador del priísta Mariano González Zarur – y el propio Héctor Ortiz Ortiz, quien según nuestras fuentes, ya habría avanzado un importante trecho en el diálogo con Minerva, a cuya causa, ASA dio la espalda, tras evaluar que lo mejor era en ese momento jugársela con Mariano.

5.- Con la asesoría de ASA, el ex diputado Mariano González Zarur, aguantó y generó el escenario de su exclusión, al grado de dibujarse como gladiador acorralado, victimizado, hacia el cual crecerían las preferencias, pues la gente suele condenar que varios perros, grandes todos ellos, muerdan a otro solitario, que , animado porque así es su naturaleza les disputa el hueso.

Así que estamos en la víspera del regreso perredista al poder, tomando en cuenta que las negociaciones entre ambos grupos (PRD y orticismo) les permitan llegar cohesionados como una alianza ganadora de facto,  al cuarto para las doce.

Pero también puede singnificar  la recuperación priísta de la plaza en manos de un político al cual temen sus adversarios pues, a lo largo de estos cinco años, ha acumulado lo mismo resentimientos que deseos de venganza y, todo ello lo ha llevado con esmero a un ventajosísimo terreno, pues el PAN en tanto fuerza infalible  con su aliado el orticismo, fue sacrificado, al considerarlo una moneda valiosa para intercambiarlo por algo, tal vez otra plaza, o tal vez, es una de las predicciones cumplidas de Manuel Espino, al ver sumiso a Calderón ante Manlio Fabio Beltrones.

Si estamos ante este último escenario, ya sabrá usted que un manotazo de Manlio sobre la mesa, es capaz de infundir temor al mismo michoacano, quien no dudó en borrar del mapa a su bastión tlaxcalteca, aunque, también dejó en libertad a los factores locales de poder, de operar tan ágilmente como puedan, de tal forma que cuiden su espalda y se procuren seguir en la nómina.

En esta crisis por venir, qué valioso ha sido para el Presidente contar con elementos como Adriana Dávila. Y es que ahora Adriana debe estar rebosante de contenta por el logro más importante de su carrera.

Ha de saber, sin embargo, que su eventual candidatura le significa el más cruento descalabro, dentro del engaño colectivo usado para encuadrarla en un soñado triunfo, pero sin pensar que su unción no le significa la ayuda de quienes la pueden llevar al poder.

Para los corridos jugadores ASA y Mariano y, para la posible alianza Minerva-Ortiz-Beatriz Paredes, la figura de Adriana resulta hilarante, mas digna de ser respetada, porque su gran amigo el Presidente, la estará enviando al matadero, pero al fin y al cabo le habrá de cumplir su sueño.
Bendito sueño.