Es un funcionario que no ha contribuido nada al nuevo gobierno de estado. Su ambición por sobresalir es notable y sin duda malinterpetó la amistad que tiene con el mandatario Marco Antonio Mena Rodríguez, pues se siente intocable y con derecho a autopromoverse cuando no ha entregado ningún resultado.

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Uno de los rubros donde el nuevo gobierno del estado se muestra vulnerable, es en el sector educativo donde el protagonismo de Manuel Camacho Higareda es inexplicable, porque lejos de atender la problemática de su dependencia se dedica a resaltar su personalidad, como si fuera un tema de interés para los maestros, alumnos y trabajadores administrativos.

La incontinencia verbal del poeta y académico lo pinta como un auténtico narcisista con una enorme necesidad de presumir su trayectoria y jalar refectores, incluso más que el gobernador de Tlaxcala Marco Antonio Mena Rodríguez.

Si uno cuenta las entrevistas exclusivas que ha ofrecido Manuel Camacho -que ya es identificado como el Armando Hoyos tlaxcalteca- para hablar de su llegada a la administración pública, comprobará que superan por mucho las que ha tenido Marco Mena o algún otro miembro del gabinete.

Necesitado de espacios mediáticos para promoverse, Camacho Higareda evade los temas de interés público como la cancelación de los bonos al personal directivo de la USET, los descuentos aplicados por la dependencia a los maestros estatales, el conflicto laboral que aún prevalece en el Cecyte y el Conalep, sobre el aumento a las cuotas que se cobran a los padres de familia y de un presunto caso de violación registrado en un escuela pública.

Lo grave es que también rehuye hablar sobre la estrategia y acciones que instrumentará el nuevo gobierno para mejorar la educación en Tlaxcala. El Doctor en Sociolingüística nunca ha ofrecido un diagnóstico real del sector que diga que lugares ocupamos en las pruebas y evaluaciones que se hacen y cual es el compromiso de las nuevas autoridades para avanzar en esas mediciones.

En cambio si hace señalamientos intrascendentes que generan risa y dan pena ajena. En una reciente entrevista Manuel Camacho se aventó varios argumentos tan sesudos que envidiaría el mismisimo Armando Hoyos, personaje cómico creado por Eugenio Derbez.

«Busco un ser agente desarrollador de oportunidades para los docentes en lugar de una figura jerárquica vertical».

“Te conmueves cuando descubres que tu quehacer profesional no se limita a cumplir tareas, te sientes muy responsable porque lo que yo hago determina en gran medida el rumbo de este sujeto o de grupos de sujetos y no puedo tomármelo a la ligera”.

La entrevista difundida ayer por el portal Monitor Tlaxcala dibuja claramente el narcicismo de Camacho Higareda que siguió con una larga perorata.

“Es necesario hacer las cosas no sólo bien, sino hacerlas con conciencia, con consideración del otro”.

«En el proceso de enseñanza, en muchos casos de personas que se muestran reacios a aprender los temas de ciertas materias no tiene qué ver con las capacidades intelectuales, sino que se debe a malas experiencias pasadas, pero tiene qué ver con los métodos y modelos educativos, pero tenemos que entender que la meta del docente no es reprobar alumnos, no es enseñar, es hacer que aprendan y no puedes aplicar la misma estrategia a un grupo de 30 alumnos, y los docentes tratan de dejar márgenes para lograr que los alumnos aprendan».

«Hablar de educación es tan complejo como el individuo mismo, y debemos reconocer que el docente no ve a sus alumnos como un objeto, como un número o una lista de asistencia, son personas con sentimientos, con expectativas con anhelos, con necesidad de atención con capacidad de fe, y si nosotros consideramos todos estos factores, lograremos la meta de educar».

“No le echemos toda la responsabilidad a los docentes, en casa, los alumnos o sujetos también se educan, de manera muy importante porque aprenden valores, aprenden principios de ser, de hacer de estar y de sentir, si esos principios no están bien apuntalados y sólidos, llegan a la escuela con esos sesgos, el docente tiene que lidiar con los contenidos académicos, éticos y morales y habría que considerar la interacción con otros sujetos que ya tienen otros sesgos”.

«La escuela moderna no se refiere al edificio, sino a los elementos que integran la misma, como la familia, los profesores, los sindicatos y la autoridad educativa y la preocupación de esta administración que encabeza el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez sea brindar una atención especial a los docentes, centrarse en ello, darles la posibilidad de que adquieran todos los elementos para que desempeñen su actividad profesional con mayor complacencia y mayor satisfacción”.

Estoy convencido que la llegada de un narcisista al sector educativo de Tlaxcala le hará mucho daño al nuevo gobierno, pues tarde o temprano los problemas desbordarán a un secretario que está lejos, pero muy lejos de ser un factor de cambio, tan es así que el personal que labora en la USET y que odiaba el estilo del ex mandatario Mariano González Zarur hoy sostiene que estaban mejor con Tomás Munive.

Y no lo cuente en voz alta, pero lo que es un hecho es que los maestros tlaxcaltecas vomitan a Manuel Camacho, quien pronto podría tener un desencuentro con el SNTE porque ya desconoció los acuerdos que los líderes de ese sindicato había pactado con el anterior secretario de Educación.