Lo peor es que no hay proyectos, solo un silencio chocante que ya colmó a Tlaxcala, por estar dentro de un molestísimo protocolo priísta
Han de ser muy valientes los diputados federales de Tlaxcala para dejar que corra la versión, en el sentido que fue gracias a su intenso cabildeo como, “se rescató” un presupuesto arriba de 18 mil millones de pesos, que en términos reales se contrajo por arriba del 30 por ciento, más o menos lo que nuestro peso se ha devaluado en el despeñadero este reciente que inició con las reformas entreguistas y concluyó con la postración ante el güero indeseable Dondaldo Trump.
Ofende que nos quieran ver la cara de tontos y que entre las chicas complacientes de este sistema podrido, o el chico azulino complaciente, o el feíto de Calpulalpan con suerte pretendan que nos traguemos el garlito aquél de la estoica defensa de la papeliza para la entidad federativa a la cual la Comisión de Hacienda palomeó en los parámetros de… “y digan que les fue bien”.
Porque fue grosera la forma de los tricolores para negar centavo alguno a la capital, según puede apreciarse en el informe de la gestión paralela a la rotunda línea marianista para negar recurso alguno al municipio de Tlaxcala, haciéndolo extensivo a todo legislador o legisladora con algún interés en participar en el apuntalamiento de la capital tlaxcalteca.
Como quien dice, genio, figura y misoginia del bigotes neuras… hasta la sepultura.
Inquitante
Lo que sí preocupa es la ausencia de proyectos de parte de Marco Mena. Digo, ya guardó el suficiente silencio y hasta había comenzado a dar muestras de que piensa… luego existe.
Regresó el mutismo, como parte de la política de hacerse el interesante en el tema del gabinete y su conformación. Pero ahora también causa estruendo la infame posibilidad que sea Mariano quien herede sus estilos para emplear los 18 mil millones… entre obras infladas, chamarritas caras para enriquecer a Tonchis y andar pintando las manchigrecas, igualito como los cánidos marcan su territorio con orina, o los chamacos integrantes de la banda equis, pintan jaladas en las fachadas del territorio enemigo.
No me digan que los 18 mil millones entran en el ofrecimiento de Peña Nieto a Mena, de impulsar entusiastamente los proyectos de los que le platicó el gobernador electo, postgraduado en Standford. Apoco el propio Peña Nieto fue quien comenzó con la tomada de pelo del magnífico presupuesto, consciente del valor real de nuestra moneda.
Es decir, si el año anterior un edificio costaba cinco millones, esa misma obra, hoy requiere un tercio más para erigirse. O sea, unos 6.5 millones. Eso es pitorreo presidencial, conformismo de Mena y payasada de los diputados federales.
Reparten el bodrio
Miren si no ha de doler este sistema que hoy por ejemplo, los integrantes del Poder Judicial aprovechan para aprobar el reglamento de uso de Ciudad Judicial, el magnífico ejemplo salinista, con el concurso de manchis de los edificios modelo a los cuales taparon con tablas las hendiduras por donde se cuela el agua.
Que magistrados, jueces y administrativos no nos salgan luego con que quieren dinero extra para atenderse las reumas, la sinusitis y los hongos por la humedad.
Pueden ustedes apreciar la suerte y sangre fría del autor de esta mediocre construcción, con cálculos tan efectivos que, bien sabía que la lluvia amainaría en esta temporada, y que los voraces magistrados emplearían el tiempo en poner el arbolito y el nacimiento, aunque al niño Jesús lo afecten los enfriamientos por culpa del Herodes de Rancho Seco.
Pues en esa miseria hay rebatinga. Pero, ¿qué pelean, el rincón más apropiado para cultivar champiñones o setas?
¿Falta creatividad?
Lo mejor sería saber que la infraestructura sanitaria está en la mira del inminente gobernador, con mejores hospitales e instalaciones que dignifiquen al sector. Que su política educativa no nada más tiene que ver con la pugna hacia Tomasito Munive, el más añoso de los grillos tricolores, capaz de organizar un desmadre en el ámbito educativo, y que la creación de empleos no es un marianismo, entendido como pararse el cuello con el esfuerzo de la iniciativa privada y hasta de los llamados comerciantes informales… total, la cosa es colocar placas alusivas a la injerencia amañada del que sin meter un clavo, gusta de tomarse el selfi y difundirlo entre la perrada.
Esa costumbre la heredó a sus clones los inquilinos de San Lázaro, por cierto, soterrados en una parte polvorienta, donde a lo mejor vaciaron las bodeguitas para acomodar a estos inigualables políticos, una de los cuales, Rosalina, se aventó la puntada de impulsarse como la mejor legisladora de la Cámara. Oigan, después van a pensar que todos en Tlaxcala somos iguales de habladores.