Al sistema tricolor le sobran argumentos para sumar al señor manchis a su lista de sacrificados; hasta hoy ha caminado por un delgado filo… y todavía no cae
¿Qué enigmas encierra la imagen del gobernador electo Marco Mena?, ¿podrá el casi seguro sustituto del señor manchis dar el ancho, ya sea en un concepto de continuidad, o tiene planeado sorprendernos con nuevos estilos que pudieran ser congruentes con su triunfo en las urnas?
Por lo pronto está claro que la aparente serenidad que se puede apreciar en Marco Mena, es la envoltura de un paquete cargado de un desafío abismal: sostener el ritmo de perversidad de quien al día de hoy no duda en presumirlo como la extensión de mandato.
Ah pero cuidado, el factor engaño en Mena es de ida y vuelta. Y así como Mariano lo supone su incondicional, hay una reaparecida fuerza… el poder tras el trono que, cuenta las horas para imponer su estilo a esta parte de la historia.
Por supuesto que me refiero a Joaquín Cisneros Fernández, un político de la vieja guardia priísta, aguardando discretamente su turno al poder, el cual se le fue de las manos en aquél noviembre de 1998, cuando Beatriz Paredes Rangel, asestó uno de los goles más sonados al PRI, con Alfonso Sánchez Anaya.
Ya va tomando forma el rostro de Marco Mena.
Creo que en la afabilidad con que suele transitar, irremediablemente aparecerá aquél temperamento de quien fuera uno de los juniors más poderosos de su tiempo… nada más, hijo del entonces secretario particular del presidente Gustavo Díaz Ordaz, ícono de esa Derecha tricolor que alcanzó su más alto nivel de intolerancia en aquél dos de octubre de 1968.
¿Será entonces la mirada casi ingenua de Mena el medio a través del cual penetren decisiones sin el mínimo rubor?, ¿Nos aguardan cuatro años y ocho meses de una engañosa intolerancia?
Odio fraterno
Hoy al PRI parecen urgirle motivos para ensañarse contra elementos de su misma militancia que cometieron el exceso de perder la elección del cinco de junio anterior.
Javier Duarte de Ochoa es hoy por hoy el mandatario priísta más odiado, incluso por sus mismos compañeros de partido.
Al presidente Enrique Peña Nieto le interesan individuos como este, que le puedan menguar el creciente desprecio social. Como Roberto Borge Angulo, el mandatario de Quintana Roo con las peores cuentas de los últimos sexenios.
Y mi pregunta es, ¿acaso Mariano posee el picaporte de impunidad?
¿Le ha sido de tanta ayuda la presencia de Carlos Salinas de Gortari en momentos apremiantes para su desempeño político?
Hasta hoy, a manchis el gobierno federal no lo toca ni con el pétalo de una rosa. Y no creo que sea por la influencia de su amiguis José Antonio Mead Kuribeña, hoy en el lugar con el que Luis Videgaray tuvo que arrojar la toalla, simulando haber sido quitado luego de haber tenido la brillante idea de hacer campaña al monstruoso Donald Trump, dando el papel de animador al mismísimo presidente Peña Nieto.
Pero de que al gobierno federal le sobran oportunidades para elevar el nombre de manchis al nivel de Duarte o de Borge, eso ni quien lo dude. Hay de todo en Tlaxcala… desde los actos de magia, capaces de desaparecer la friolera de once mil toneladas de fertilizante hasta los de una ingeniería tal vez adelantada a su tiempo, porque gracias a ella en los edificios de la cacareada Ciudad Judicial tenemos unos potenciales jardines gracias al sistema de filtración localizado en los techos.
Hay que decir que a manchis poco le interesa salir entre aplausos y por la puerta grande – bueno así lo describió hace poco – primera porque forma parte de la quinteta de gobernadores más odiados, según estudios realizados por importantes firmas, y luego por las fuertes cantidades de daño patrimonial, denunciadas ya por la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
Los despidos en SESA
Para empezar debemos conocer si esos desafortunados desempleados formaban parte del personal médico y enfermeras, o se trata de eventuales cuya contratación obedeció exclusivamente a ayudar con la operación política que llevó al triunfo al candidato del PRI.
En tal caso, ya podemos dimensionar los exorbitantes desvíos de recursos en el área de la Salud, por cierto en la mira de la ASF, pues son los dineros del Seguro Popular y las asignaciones en absoluta opacidad, como la reciente de 159 millones de pesos a la firma Proveedora Mexicana de Artículos y Laboratorios SA de CV.
Lo interesante en esta adquisición es el involucramiento del ex rector de la UNAM, José Narro Robles, en el mundo de la corrupción que cuenta con elementos activos de la talla del gobernador de Tlaxcala.
No crean ustedes que en el Senado y en la Cámara Baja, no tengan en la mira al ex impoluto Narro, hoy metido hasta las axilas en negocios como el descrito aquí arriba, y con antecedentes tan delicados como otorgar la aprobación de la UNAM a obras hechas con las patas… sí, Ciudad Judicial.
No sabemos entonces si la contratación y posterior despido de estos quinientos trabajadores de la Secretaría de Salud, fue parte del tradicional engaño-traición tricolor. Si a los despedidos les asista la razón en un contexto laboral o si sencillamente se trata del adelgazamiento de la nómina vía el frío y antipático Ubaldo Velasco, para permitir que el nuevo tenga oportunidad de ayudar a los grupos que le convenga.
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