En lugar de tumbarse en una hamaca a ver cómo pasa la vida, el casi gobernador electo tiene la obligación de buscar por todos los medios de sacar a Tlaxcala de esta tremenda crisis
Ánimas porque a los nuevos mandos, que ya se empiezan a configurar, no caigan en la parálisis que al señor manchis lo llevó seis meses antes de asumir como gobernador, a la prolongada modorra y desafortunada afición a mostrarse como el faraón, hambriento de vivas y lisonjas para poder amainar el profundo culto a sí mesmo…
Marco Mena tiene la oportunidad de enmendar ese constante y desagradable argumento que nos trata de convencer de la poca cuantía de los presupuestos, enviados a nosotros de manera casi absoluta del Presupuesto de Egresos de la Federación.
Para el estado más pequeño de la República, con un gobernante audaz y honesto le sobraría para ser ejemplo nacional de progreso y buena administración.
Pero aquí nos gobierna el señor manchis, incapaz de refrenar sus apetitos de poseer, para que un día pueda codearse con Carlos Slim o alguno de los ricachones libaneses a los que suele frecuentar.
He ahí donde le falló al hacendado. No tuvo forma de heredarnos un nombre al cual recordar con gratitud. Al contrario, ha despertado profundos sentimientos de desprecio.
En eso se debe fijar Marco Mena.
Ser consciente que su súbita aparición y el uso de mecanismos contranatura para posicionarlo y extralegales para llevarlo al triunfo, deben ser alivianados por una incansable política de buscar lo mejor para el estado. Digamos que el grupo tras él, el cisnerismo, tiene la gran oportunidad de esos vergeles a los que alguna vez aludió cuando veía la tierra infértil pero susceptible de cambiar; de esa entidad blindada cuando vislumbraba un estado seguro, del que sus habitantes estuviesen orgullosos.
Mariano jamás pudo rebasar los presupuestos logrados por su antecesor Héctor Ortiz. Y si a este con frecuencia lo condenaron por imperdonables escenarios de corrupción en que cayó su administración, ha sido imperdonable que el mandatario, a punto de largarse (eso es lo que quiere), haya sido capaz de desmantelar el Hospital Infantil de Tlaxcala, de parar en seco el proyecto cultural de la Plaza Bicentenario, y darnos en cambio severos golpes, duro y a la cabeza del patrimonio de todos.
Son pollos salidos del mismo nido. Regenteados por Beatriz Paredes, despreciados –en el caso de Mariano- porEmilio Sánchez Piedras, ese gobernante al cual idolatra el libanés, pero que en realidad lo puso en el lugar de los infames cuando se dedicó a ganárselo por méritos de sobra.
Viendo hacia arriba
Resulta que los cambios recientes en el gobierno federal, lejos de llevarnos a la especulación –bueno en tratándose de la actual administración lo mejor sería guardar un minuto de silencio – nos deben poner las pilas.
No debería Mena tener un minuto de descanso en el diseño del nuevo presupuesto y el toque de puertas para conseguirlo.
Seamos honestos, el comportamiento de nuestra autoridad, a la fecha, nos coloca como un estado de tercera, o tal vez quinta.
Aquí se negocian las cuentas públicas, se trafica con la obra, hay un agandalle histórico con el patrimonio y la impunidad necesaria para tapar esto como con sus heces procura el gato.
Mena y un eficiente grupo de asesores tienen que poner la mira en rectificar las llamadas manchirreformas.
No se trata de ganar elecciones a la fuerza –como lo hizo Mariano- sino de lograr el voto de la gente por iniciativa propia.
Y uno de sus grandes desafíos es regresar la dignidad a la gente. Somos por tradición un estado con inclinaciones al consenso, al debate, a la democracia. Nos viene de nuestros antepasados.
Por eso un hacendado haciéndola de gerente chueco es un error en la historia de Tlaxcala. hay que superar este error… esta pésima experiencia.
Fuerte, verdad.
Así es el futuro para un gobernador –todo indica que así será- que tiene que fajarse los pantalones, superar las infamias que le piensan enjaretar, meter a la cárcel a quienes deba, sin que le tiemble la mano, y por salud del estado, mandar lejos al actual.
Bronquita en el OFS
Si el actual despido de la auditora especial del Órgano de Fiscalización Superior, y los odios entre género desatados por la encargada del despacho, no son en realidad la disputa por los pequeños negocios en ese ente, que nos caiga un rayo por mal pensados.
Mas siendo creciente el número de clientes acostumbrados a pagar con dinero del pueblo sus inconsistencias en las cuentas públicas, aquella guerra desatada entre féminas del OFS, no es sino la demostración de que en los acuerdos plagados de corrupción para que las cuentas sean aprobadas, puede haber odios, maldiciones y en el caso que nos ocupa… rasguños y deschongadas.
Está bueno en Derechos Humanos
Ante la complicación para renovar la presidencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHT) comenzó a aparecer la neta… revelada por los propios inquilinos de las instalaciones del organismo.
Según ellos, el acto constitucional para tal renovación puede dormir el sueño de los justos. Bueno así sucede actualmente, con otro encargado de despacho cual figura decorativa y ejemplo de cómo el tema de las garantías individuales, con un gobernador como Mariano, no es más que una agencia de colocaciones.
Impulsan entonces que el encargado de despacho sea suplido.
Y para eso, nos comentan, anda más que puesto el secretario Napo Ordóñez, recomendando a la señora su cónyuge, doña Angie Temoltzin, primera visitadora, y por estatutos quien tendría derecho a tal.
En eso desde luego el Congreso tiene mano.
Pero oigan, con un presidente de la Junta de Coordinación y Concertación, con los antecedentes de Méndez Acametitla, este asunto no tiene que ver ni con los derechos de las personas, ni con consensos reales.
En este momento lo toman como el botín de una cuasi familia, que de seguro se ha de preguntar… ¿aquí todos ganan, menos nosotros… pos qué esperamos?
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