En apariencia, la actual legislatura tiene grandes anhelos de transparencia. En realidad, quieren despojar a la próxima del negocio que es aprobar cuentas infumables
Al diputado Roberto Zamora Gracia –y demás que lo acompañan en el negocio de la fiscalización- le cala muy hondo la voz popular de: no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Usa su constante ceño fruncido –es una viva copia de Nico, el pistolero que domina las artes marciales- para aplicar dicho refrán, pero con particularidades.
“No dejemos a la próxima legislatura la aprobación de las cuentas públicas por las cuales podamos salir de pobres, protagonizando un histórico año de Hidalgo”.
¿Cómo que en 2016 van a quedar aprobadas las cuentas… ¡de 2016!?
Así lo permite el marco jurídico hecho a la medida de estos pésimos actores de la obra llamada: “zonzo el que no robe”.
De magnífica relación con el señor manchis –digo que de algo sirva la jeta de Nico- para acomodar a la hermana en Derechos Humanos y hacer su agosto en pleno julio, a Zamora Gracia le ha pasado muy alto la aprobación de la polémica ley 3 de 3, aprobada con sus bemoles en el Senado.
A consecuencia de esa ley light el presidente y su esposa se tuvieron que deshacer del palacete conocido como Casa Blanca.
El ridículo Virgilio Andrade también dejó sus responsabilidades en el remedo de Secretaría de la Función Pública, creada para aminorar el impacto de las barbaridades cometidas del señor presidente hacia abajo…pasando por Videgaray y sus propiedades ¿mal habidas?, y por esa turba de pseudo servidores públicos que nos habían prometido no más gasolinazos y que nuestra economía ahora sí iba a despegar.
No, pues qué esperanzas aquí en Tlaxcala con personajes como los arriba descritos, sometidos a la tremenda presión ejercida por ellos mismos para sacar en este momento todo lo que puedan.
Nada más vean si no va a convenir esta movida a personajes del bajo mundo como Alejandro Guarneros y las cuentas más enredadas que sus intestinos, sobre todo en el tema del Seguro Popular, hecho un caos administrativo desde 2014.
Roberto Romano Secoduvi es otro de los beneficiarios de esta reformita, ni mandada a hacer para tapar lo que podríamos considerar como el robo del siglo en Tlaxcala.
Ah, pero permítanme decirles que, próxima a iniciar la remodelación del Zócalo en Tlaxcala –digo, nuestro alcalde tampoco se va a ir liso- lo más probable es que la noche mexicana del Grito de Independencia lo den en Apizaco… ¡oigan, hay que presumir los camellones con olas verdes! Nada más no los vean caminando porque marean.
Además hay que llevar casco porque a la hora de vitorear a los héroes que nos dieron Patria se pueden venir abajo las luminarias.
Dios nos agarre confesados la noche del quince en caso de que caiga un chubasco… este es un llamado a llevar salvavidas botas dihule y toalla para cubrirse del intenso frío.
La cosa es presumir una de las obras… ¿qué les diré?… ¡con el sello de manchis!, y que cada quien lo interprete según el concepto que de él tenga. No tan bajo como el de la encuesta del INEGI que solo encontró en 15 de cada 100 tlaxcaltecas un sentimiento de confianza hacia el temperamental bigotón.
¡Por eso a los diputados se les agota el tiempo! Ya vienen las fiestas septembrinas. Y junto con ellas el permanente estado etílico con el que nuestros (y algunas también no crean) se pasan la temporada.
Si no hay bisne con los entes chuecos, y su consecuente aprobación, no va a haber recurso para adornar el palacio legislativo, poner manteles lavaditos en las mesas donde servirán una cena a la altura de nuestros representantes populares… chileatole picosito, enchiladas, pambazos y harto tequila, hasta que se cambien de partido (jeje).
Serenidad es lo que recomendamos a Zamora Gracia. Un poco de vergüenza, porque está a la vista de todos y sobre todo la certeza de que hay unos ojos; los del gobernador electo Marco Mena, que no se los quita de encima.
Como quien dice este ha sido el sexenio del destrampe. Hubo recursos hasta para aventar hacia arriba. Y aunque el progreso no se ve, ya le tocará al siguiente gobernador arreglar el paquete de pendientes, deudas sin pagar, pleitos perdidos, presupuestos sin comprobar, cuentas, cuentas, cuentas, hechas un desastre.
Ya entendí el motivo de las prisas de los señores diputados.
Ojalá no se salgan con la suya.
Que la revisión de las cuentas sea real. Que les importe tantito nuestro destino. Que el estado y su situación los conmueva. Que no se convierta esto en una copia de estado etílico de la noche del 15 al interior del Congreso, donde los diputados se dan con los diputados… abrazos y buenos deseos, pese a saber el infausto camino trazado para un estado que vive, a pesar de ellos.
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