El PRD y su ex candidata se enfrentan a una complejidad tal que, sus posibilidades de prosperar en el TEPJF son su última carta
Los tiempos indican que será en septiembre de este año cuando conozcamos hasta dónde intervendrá el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) en la inconformidad perredista y de su ex candidata al gobierno de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros.
La nieta de Joaquín Cisneros Molina –quien fuera secretario particular del presidente Gustavo Díaz Ordaz- se encargará de mantener vivo su movimiento hasta esas fechas. Desde luego, el ánimo debe ser pleno para contagiar a sus seguidores, y para superar el impacto de los fallos del Tribunal Electoral de Tlaxcala la madrugada de este sábado, cuyos magistrados rechazaron cada una de las argumentaciones lorenistas, respecto al llamado cochinero del cinco de junio anterior.
Advertimos, en el fondo de esta disputa, la venganza del poderoso clan Cisneros –encabezado por el hijo de Joaquín Cisneros Molina- en contra de una aliada protagónica de la candidata perredista, la ex gobernadora Beatriz Paredes Rangel, quien en 1998 vivió con su pupilo Alfonso Sánchez Anaya, la alegría del triunfo en las urnas.
Aunque los contendientes del PRI y del PRD no se apellidan igual, tienen una relación intensa con el apellido Cisneros. La perredista es legítima descendiente de esa familia. El priísta y ganador de la contienda, no se apellida Cisneros, pero es vox pópuli que tras él se halla el patrocinio de Joaquín Cisneros Fernández.
El daño que en 1998 causó Beatriz a Joaquín, hoy lo ha tenido que pagar.
En esta compleja confrontación, el gobernador Mariano González Zarur jugó un papel trascendental.
No nos explicamos cómo el propio Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi) capta en su encuesta del segundo semestre de este año, que solo un quince por ciento de los tlaxcaltecas confían en su gobernador, pero en los hechos, ese gobernador ha sido capaz de influir para dejar un sucesor a modo, es decir… ganó la elección.
Vamos, en el transcurso del proceso electoral hasta llegó a dudar si Marco Mena era el indicado, y permitió que creciera la imagen de su pupilo y secretario particular por mucho tiempo, Ricardo García Portilla.
Los hechos nos demuestran que el calpulalpense y hoy diputado federal era en realidad el alfil de Mariano. Pero los acuerdos cupulares en los que Joaquín Cisneros tiene un papel relevante -pues se incrusta en los grupos más conservadores del Revolucionario Institucional- inclinaron la balanza hacia Marco Mena.
Todo esto ha de pasar por el extraño filtro al que esa clase pudiente ha sometido a los tlaxcaltecas a los largo de varios decenios.
Solo así encontramos un poco de lógica a que un gobernador con los niveles más bajos de confianza, según lo detecta el INEGI, haya sido capaz de ganar la elección.
La gente lo ve con recelo, pero vota por él.
No podemos negar que una parte importante del tejido social no ve mal el protagonismo de su gobernante, y sus ataques de ira, y todo el paquete negativo que carga consigo. De todos modos votaron por él.
Hay que sumar la terrible crisis en el PRI nacional. La bancarrota en que lo deja Cesar Camacho Quiroz. Los titubeos y superficialidades del presidente Enrique Peña Nieto. Y claro, la infinita existencia de recursos para ir con ventaja al cotejo de junio. Las manos amarradas a Manlio Fabio Beltrones, quien recurrió –y está grabado- hasta al cambio de nombre del candidato, como parte de una venenosa estrategia que ya desde entonces lo dibujaba fuera del contexto del actual PRI, en manos de la cúpula que tiene al país en una situación alarmante.
Barrales al PRD
Alejandra Barrales es la nueva dirigente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Llega impulsada por el peñista Miguel Ángel Mancera.
Puede verse la mano de Presidencia en el encumbramiento de la política, cuya consigna es negar toda posibilidad de alianza con Andrés Manuel López Obrador.
Los chuchos y demás grupos que mandaban en el PRD quedaron en un segundo término.
No nos podemos desentender del impacto que una dirigente con bandera perredista pero con instrucciones dadas en Los Pinos, tendrá en la lucha de Lorena Cuéllar Cisneros, por defender sus razones que para ella y miles de seguidores, les significan haber ido a unos comicios plagados de irregularidades, de autoridades y árbitros parciales.
Creemos que Lorena tendrá un par de meses más para hacer el difícil intento de revertir un resultado que, por su parte el PRI y el sistema al que se debe, está tan dispuesto a manejar, que ya a nivel nacional tiene elogios para el comportamiento tlaxcalteca al elegir a sus autoridades.
Seguramente en esas fechas se habrá convencido que lo mejor es regresar a su curul en el Senado.
TET corrige plana a ITE
Los escándalos de los consejeros del ITE comenzaron a quedar como residuos de café en la coladera.
Uno de ellos son los amañados criterios de paridad de género.
Tan torcidos estaban que, hoy vemos una legislatura muy distinta a la que los intereses de consejeros chafas habían diseñado.
Los magistrados del TET dictaminaron que el ITE deberá aprobar la integración de Jesús Portillo Herrera del Partido del Trabajo (PT), J. Carmen Corona Pérez del Partido Nueva Alianza (PANAL), y Fernando Sandoval Vega del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), y dejar sin efecto las designaciones por paridad de género de Martha Elena Estela Durán González del Partido Acción Nacional (PAN), María Patricia Quiebras Arenas del PT, y Betty Sharon Briones Padilla del PANAL.
Jesús Portillo Herrera tiene hoy la obligación de dar seguimiento hasta las últimas consecuencias a los intentos de chantaje por parte de consejeros del ITE, con los dientes bien afilados para quedarse con parte de las prerrogativas del PT… y hasta con una comida para los hambreados consejeros, y por supuesto una lana para cada uno.
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