Cuatro líderes nacionales presentes ayer domingo en los cierres de sus candidatos no dieron tregua, al contrario, vaticinaron sonoros triunfos para sus respectivas causas
La elección del cinco de junio será inédita. No por limpia. Se han tirado todo el lodo posible, pero sí porque ninguno cede, porque esto puede traducirse en el mejor de los casos en una altísima participación y quepa la posibilidad que la ganadora o el ganador de la contienda logre una incuestionable ventaja y por lo tanto un triunfo legítimo.
Muchos hablan de un empate técnico entre PRI-PAN y PRD. Hoy sería difícil negar que Morena está en la pelea. Eso se verá el cinco de junio cuando el comportamiento de los electores pase a ser el estado de ánimo idóneo para definir el proceso en forma contundente.
Ni quien niegue que el calor de los partidos y la participación de la gente, superaron a un instituto electoral que vive en el estrés permanente. Su carácter de peón al servicio de una causa quedó chico al empuje de los participantes.
Igual ocurre con el INE, envuelto en la parafernalia de las vacas sagradas del arbitrio, quienes acabaron por enseñar el cobre y decantar en los funcionarios que aprendieron a recular porque su servilismo no pudo llegar hasta el final de la jornada.
Domingo, día de cierres; de desquiciamientos viales y muestra de músculo.
Día en que cada uno de los cuatro líderes nacionales de los partidos que contienden en Tlaxcala no dio visos de agotamiento. Al contrario, los cuatro están seguros que su candidata o candidato gana.
Pero sucede que por voluntad popular solo puede haber un ganador.
Y al día de hoy no hemos escuchado a alguno de los contendientes garantizar una actitud de suma al proyecto ganador. O por lo menos de no obstaculizar al gobierno del color que el pueblo haya decidido llevar a Palacio.
Por eso es tan necesario que el o la ganadora, tengan muchos votos a favor para impedir la judicialización del proceso.
Porque tenemos el otro lado de la moneda. El de los árbitros susceptibles al chanchullo. El que puede revivir la indeseable práctica del embarazo de urnas cuando por alguna causa sea necesario un traslado de las mismas.
Al que se le cae el sistema. El que se tope con algún acto fuera de orden y justifique su mediocridad en la violencia con la cual haya sido tratado. Desde que se inventaron los pretextos se acabaron los tarugos. Y lostarugos del ITE encabezan la lista de los factores que pueden ocasionar la caída de la elección.
Su segundo simulacro de elección no fue mejor que el primero.
Los mostró con serios problemas de movilidad y equipo. Con altos mandos tiranos y mandos medios sin armas para combatir a los mapaches.
Entonces entran dos invitados, no tan de reciente llegada pero sí con una eficacia a prueba de mediocres.
La gente que en su mayoría dispone hoy de importante información. Son los menos aquellos que permitan su manipulación como otrora. Y hasta en la competencia por recibir los mejores regalitos que intentan comprar sus votos se ve cómo la manipulación pasó a ser una teoría en cuarentena.
Se dejarán manipular quienes así lo quieran porque en cada familia, al menos hay un miembro con un teléfono celular. Una gran mayoría tiene acceso a internet, y de ellos incontables jóvenes son hoy los pivotes de la democracia en sus familias.
Ellos realmente sostienen el estandarte de la democracia.
Ellos se encargarán del correcto desempeño de las casillas. Y de cantar derecho sus verdades a algún funcionario de esos que no faltan, intentando imponer el terror con intenciones inductivas, o de plano haciéndola de mapache en plena casilla receptora.
Cuidado, porque la ira que suele desencadenar una actitud de este tipo se parece a la reacción en las comunidades donde equivocadamente haya ido a parar un remedo de secuestrador o de los tan socorrido rateros. Terminan hasta rapados y con moretones en las axilas.
Más vale a los funcionarios y representantes de los partidos guardar la compostura a la que han sido llamados cuando los convocaron para hacer su papel.
De las casillas especiales, sabemos de la mejor fuente que desde su apertura serán monitoreadas. Y es ese momento de la apertura tan importante porque es ahí cuando se supone que existiría una equis cantidad de boletas marcadas en su interior.
Más vale que los encargados de instalarlas y operarlas se conduzcan por el lado de la decencia. Su misma integridad estaría en riesgo.
Cualquiera puede videograbar actos mapacheriles, y subirlos de inmediato a las redes sociales. Cundirán como reguero de pólvora.
No, las trampas se hicieron con antelación.
Con esa reforma electoral atestada de ambigüedades y momentos ausentes de lógica. Aprobada por mapaches con piel de perredistas. Esos a los que Andrés Manuel mandó al carajo por corruptos.
Desde ahí viene la tranza. Y avanzó hasta donde se los permitieron.
Lo del próximo domingo será la conclusión de esta nueva lucha entre los que quieren seguir mandando y los que exigen su derecho en poder hacerlo. Es una lucha cíclica. Es la renovación de los poderes, de las presidencias municipales y de comunidad.
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