Ya no más “darse las tres” en el helicóptero o en el avión del gobierno. Son riesgos lesivos al desempeño del Estado y deseados por grupos paramilitares, según el Cisen.

Cuidado con los atentados.

El aviso ya está dado. Grupos paramilitares desencadenarían su odio contra el grupo empoderado de Tlaxcala, que tiene la particularidad de pertenecer a la derecha mexicana. Y parece que se trata de uno de los estados –junto con Aguascalientes- capaces de conservar la gubernatura para esa causa azul celeste.
Es de tal delicadeza el tema que habría que analizarlo con detenimiento de sobra. Recordemos la caída del learjet en Atlanga, tras un mes de haber ocurrido lo mismo en Reforma, en el doloroso incidente que cobró la vida al entonces secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño Terrazo.

El oportuno llamado del Cisen parece darse en un marco que evita errores como  los cometidos por los órganos de inteligencia de la Unión Americana, al grado que el propio presidente Obama reconoció su falibilidad.

Conocida de sobra la afición de Héctor Ortiz por tripular su helicóptero –y parece que también lo hacía con el viejo learjet que cayó en Atlanga- no es remota la posibilidad de un atentado aprovechando semejante confianza.

Recuerdo la respuesta del entonces director del Centro SCT, Alberto Cano Cortesano, cuando le cuestioné que el gobernador tripulase sin licencia un artefacto de esta naturaleza. “Nada más se da las tres” dijo el que semanas más tarde quedó sin chamba.

El propio Ortiz trastabilló cuando le pregunté las causas que lo movían a volar su helicóptero sin la obligada capacitación que ordenan las leyes de aeronáutica civil. Pues hoy, ante el descubrimiento del Cisen nos enfrentamos a una cruda realidad, la de la irresponsabilidad, condenable en todo sentido pues el que tripulaba una nave ni era un experto y, mucho menos un simple civil.

Recordemos la muerte de su escolta Patricio Duarte, en extrañas condiciones y lo que, en su momento le planteamos como un probable aviso del crimen organizado al haber traspasado los límites de su seguridad.

Los responsables de la logística tienen en sus manos este llamado a tiempo. Y de hoy en adelante sabemos que los errores han dejado de ser acciones fortuitas para convertirse en fallas deliberadas, merecedoras del más enérgico castigo.

Adiós a la improvisación.

Rosalía, ya apareció su peine

Como la creación de Pablo Milanés, fue un breve espacio  el que duró la autopromoción de Rosalía Peredo Aguilar, como candidata a la gubernatura, ya fuera por el PRI o por otro partido, siendo que a ella la hicieron senadora del PAN aprovechando su camaleonismo. Todo con tal de que esté quieta.

Pero en el río revuelto que se convirtió la separación temporal o definitiva de una parvada de panista y orticistas en funciones, la señora senadora habrá de sacar provecho, colocando más piezas de ajedrez en nuevos sitios, aunque sea para terminar el sexenio, de tal forma que al próximo gobernador o gobernadora, pueda exigirle nombramientos.

O sea, el grupo de Rosalía sigue creciendo.

Es la época de oro para aquellos que ven en la extorsión un proyecto político. Y luego alardean de disponer de 50 mil seguidores, dispuestos a lo que sea con tal de incrementar el poder de su temporal lideresa.

Es este el grupo que más provecho ha sacado a la supuesta ventaja de definir una elección.

Yo creo que por eso la seño Rosalía solicitó con carácter de urgente una reunión con el gobernador Ortiz, al cual, por cierto días antes tildó de frío y desagradecido con su causa.

También creo que aguantar es la clave de Ortiz, en su búsqueda de legar el poder a alguien de sus confianzas. Si para ello tiene que soportar la cartota a los Reyes Magos de la Peredo, pues, qué otra, verdad?…

Esfinge, no esfínter….

Parece que tal fue la aclaración del personal encargado de mostrar la grandeza egipcia por cuanto vestigios susceptibles de recibir hasta este tipo de visitas, para las cuales la política significa conocimiento (mmm…), dominio del mundo, salir de la aldea…

Y ahí tiene usted al popular Rubén Flores Leal, la piastra (así se llama al equivalente egipcio de la peseta mexicana; cien piastras hacen una libra, claro una libra egipcia) al pie de la pirámide de Keops, enviándonos el más caluroso saludo desde estas extraordinarias tierras, adonde concurrió como parte de un ¿intercambio cultural?, entre ambas naciones (la egipcia y la de aquí).