Llega con más emoción que respaldo social en ese contrastante escenario, bajo el engaño que el panismo tlaxcalteca se puede comparar con cualquiera del país.
Tras un prolongado y titubeante proceso, el PAN finalmente se inclinó por la senadora Adriana Dávila Fernández, para contender el cinco de junio por la gubernatura de Tlaxcala. Si es o no la mejor, ya lo veremos, pues de hoy en adelante la apizaquense no podrá alegar factores externos o intervenciones malévolas en su contra.
¿Quiénes la acompañan en esta aventura? Desde luego el ex presidente Felipe Caderón Hinojosa, Margarita Zavala Gómez del Campo, el senador Roberto Gil, Santiago Creel. Muy a la fuerza acabaron por aparecer en la foto el actual presidente del CEN albiazul, Ricardo Anaya Cortés y el ex líder nacional, Gustavo Madero.
Pese a presidir la Comisión Permanente del CEN, el que ni la nariz asomó es el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle Rosas, perdedor en esta disputa cuyo fin era conseguir una alianza con el PRD. Dicen que su estrategia tendrá que variar para que no se caiga su proyecto de contender en 2018 por la Presidencia. Por lo pronto fue incapaz de franquear a esta oposición, muy decidida a no dejarlo pasar.
¿Qué respaldo social tiene Adriana Dávila, como para considerarse una candidata competitiva?
Escaso, a causa de la acentuada división. Ni siquiera logró, bajo el principio de equidad, candidatas y candidatos en todos los municipios. Y no siempre fue la escasez de militantes, sino la búsqueda de incondicionales a los cuales no le fuera trabajoso tenerlos con la mirada baja y la cartera abierta.
¿Quiénes colaboran con Adriana en el terreno local?
Bueno, comenzando con el siniestro mayordomo suyo, Carlos Carreón Mejía, un dirigente estatal sacado del sombrero de mago en medio de la impopularidad y la opacidad. Así, así lo requería. Y ahí lo tiene.
El diputado Juan Corral Mier, principal beneficiario de la franquiciataria panista, quien hizo hasta lo imposible por asegurarle su curul en San Lázaro. De empresario a la baja –y para nada motivo de orgullo de la comunidad española en Tlaxcala- no ha tenido empacho en poner su dignidad en un recipiente entre estrecho y permeable, al grado de perderla, eso sí bajo el silencio más productivo que los pasivos de su nostálgico almacén de muebles.
La hermana Irma, una especie de head hunter dentro del limitado espacio de su desempeño, con más emoción que academia, más o menos como la hermana Adri.
De ahí hacia abajo sería ocioso buscar nombres destacados.
Uno ve el protagonismo, por ejemplo de Roberto Gil en las decisiones nacionales, lo compara con lo conseguido con nuestra representante en ese grupo parlamentario, y acaba por sentir un poco de decepción. Pues a partir de ese desengaño… para abajo. Ese es el contraste entre los panista de allá y la de acá.
Allá pensaron que los arrebatos de quien resultó ungida contaban con un importante respaldo social. Bueno, eso les hicieron creer. Y le apostaron a Tlaxcala, como si fuese Veracruz, o Puebla, o Chihuahua. Nunca se dieron cuenta que la de aquí, pues hacía lo que podía en una plaza donde al remontarnos por ejemplo al sexenio de Antonio Álvarez Lima, nos demos cuenta que a los panistas los tenían que inventar en el mismo gobierno. He ahí a don Luis González Pintor, primer senador panista de Tlaxcala, cuya carrera costó más al demócrata pelón, que haber impulsado a algún priísta. Loco el piojo por echar maromas.
De entonces a la fecha una minoría convencida formó a un PAN de respeto. Pero jamás con la capacidad de ganar una elección. El resto de la historia ustedes la conocen. Llegó Héctor Ortiz, usó el emblema para ser gobernador e hizo autoridades por ejemplo a Adolfo Escobar Jardinez, a Benjamín Ávila Márquez, a Sergio González Hernández.
El PAN entonces tuvo una etapa de protagonismo, y creyó no necesitar vejigas para nadar. Ahí tienen el resbalón de Adriana Dávila en 2010 ante Mariano González. No pues ni a quien irle.
De entonces a la fecha, el PAN sufre una crisis moral de tales dimensiones como los osos que hace el cercano a Adriana, dedicado a lanzar improperios en las redes sociales, colocado su simpático sombrero con el que asegura su membresía a los Búfalos Mojados.
Ese es el PAN que hoy tiene la candidatura para contender con Marco Antonio Mena (PRI), Martha Palafox (Morena), Lorena Cuéllar )PRD), Serafín Ortiz (PAC) y Edilberto Algredo (Movimiento Ciudadano).
Ahora sí vamos a ver cuánto vale.
La PSN pide licencia
Sin goce de sueldo, así será la licencia de la senadora Martha Palafox Gutiérrez, quien hoy deja temporalmente el Senado de la República para registrarse como aspirante a contender por la candidatura del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) al gobierno de Tlaxcala.
Creo que Andrés Manuel López Obrador, no tiene los ojos puestos en otro proyecto. Así que lo más probable es ver a la Palafox como aspirante formal de dicho movimiento a la gubernatura de Tlaxcala.
Por lo pronto ve muy probable tener una nueva gira por todos los municipios, acompañada del señor Peje, y bajo la misma dinámica de reuniones con el sello característico de un discurso fuerte, crítico y bien recibido. Antes tendrá que cumplir con la agenda pendiente por las principales cabeceras municipales.
O sea, el arroz de las candidaturas ya se coció
Están prácticamente definidos los contendientes de la lucha electoral del cinco de junio. A partir de mañana 19 de marzo y hasta la primera quincena de abril, todo se traducirá en ejercicios internos de los partidos y sus candidatos, planeación y demás acciones del afilado de lanzas, pero de manera interna. Aquí veremos quién comete actos anticipados por carecer de ese reloj interno más arriba de sus instintos.
Adriana Dávila Fernández, abanderada del PAN, Lorena Cuéllar Cisneros, del PRD, Martha Palafox Gutiérrez, de Morena; Marco Antonio Mena Rodríguez, del PRI; Serafín Ortiz Ortiz, de Alianza Ciudadana y Edilberto Algredo de Movimiento Ciudadano.