Pese a que la acción no ha sido formalizada por el Consejo Político de ese partido, este es el momento de triunfo entre Calderón-Dávila y los porros amarillos encabezados por los chuchos
A Agustín Basave Benítez, el Consejo Político del PRD no le ha aceptado la renuncia a la dirigencia nacional, que presentó hoy pasadas las tres de la madrugada. La alianza con el PAN, con la mayor oposición en Tlaxcala, es lo que mantiene en vilo a ese partido pues aparejada a la resistencia que encabeza la senadora Adriana Dávila Fernández, también se encuentra Puebla.
A mediados de diciembre comenzaron los amagos del aún líder nacional amarillo. Y no han sido en vano. Ya formalizaron alianzas en Veracruz y Oaxaca. Pero a Tlaxcala se le cuece aparte porque, a los oídos tapados de la Dávila los secunda el activismo de Margarita Zavala y su esposo el ex presidente Felipe Calderón, enemigos declarados del gobernador poblano Rafael Moreno Valle.
El mandatario vecino preside la comisión nacional permanente creada para impulsar las alianzas entre amarillos y azules. Moreno Valle no es profeta en su tierra, ni en Tlaxcala.
Ya veremos si la inercia aliancista generada en los dos mega estados, oaxaqueño y jarocho, llegan a tener alguna influencia en el corredor Puebla-Tlaxcala, donde la necedad adrianista se basta y sobra para dejar solo a un PAN del que, entre otras cosas presume una copiosa votación en 2010, pero no aclara la participación del orticismo para poder conseguirla. Y esa corriente, desde luego que hoy no la secunda.
Urgencias en el tricolor
Ni Anabell Ávalos, Noé Rodríguez y Guadalupe Sánchez Santiago, han aceptado –y tampoco los han buscado- para aplicar la necesaria operación cicatriz de un Revolucionario Institucional hoy en manos de Marco Antonio Mena Rodríguez.
Pero el candidato sigue sumido en la ambigüedad de la continuidad y la sana distancia. Y mientras no decante por lo segundo habrá de enfrentar el desprecio colectivo motivado por el cadáver gobernante, genio y figura (más bien desfiguro) del bocón, bravucón hacendado, cuya esperanza hoy no se finca en el continuismo sino en el salvamento del pellejo, tras el desafío a los líderes, el formal y el real del partido al que ha saqueado a la voz de encabezar el proyecto ciudadano que hoy nos tiene como estamos.
No hay duda que el cuasi libanés es uno de los principales problemas.
El otro es la pasividad de Mena. Hablar de continuismo es ofensivo hasta para el más priísta de los militantes. Mas el miedo que le despierta el espasmódico le impide tomar la decisión a la cual debería considerar inaplazable.
Basado en aquella reunión de unidad convocada por el líder nacional tricolor, Manlio Fabio Beltrones Rivera, el candidato Mena debiera involucrar, personalmente, a los tres resentidos por su imposición, y acabar de entender que por más que los minimice, representan una cantidad muy respetable de votos. Y las elecciones se ganan con votos.
Mena es la reaparición de Joaquín Cisneros Fernández. Mena es uno de sus hijos putativos, cuya preparación académica, dentro y fuera del país obedeció al gran proyecto que, cosa curiosa dispuso en su momento de una de las más generosas proveedoras de chambas y posiciones, ni más ni menos que la hoy senadora Lorena Cuéllar Cisneros.
Tras la desaparición del reconocido político Antonio Mena Montealegre, sus hijos Marco y Fabricio fueron cobijados por la familia Cisneros.
Entonces pensar en el rompimiento con Mariano es complicado. Está de por medio la hermandad con Joaquín. Y la verdad pensar en una traición –como en cambio el hacendado ni lo dudaría- es directamente proporcional a la desventaja de un partido afectado por el tufo de cadáver del que se empeña en pensar que a todos nos toma el pelo con entrevistas como la más reciente, donde dice desconocer el proyecto de Mena, cuando en realidad lo tiene postrado.
Vergüenza les había de dar
En su habitual recepción de lisonjas, en la emisora de Apizaco, el cadáver político del sexenio, presumió de tener en su gabinete a elementos valiosos por los cuantiosos lustros sobre sus hombros. Por ejemplo, dijo, tenemos en Finanzas al secre de oro, Jorge Valdez Aguilera, de acuerdo, entrado en años mas no por eso libre de recibir las pedradas por la voracidad mostrada durante toda su carrera.
También tiene al sinigual secretario de Educación, Tomás Munive Osorno, un político de la vieja guardia con muchas explicaciones por ejemplo a la PGR, donde existe al menos una denuncia –aquí tenemos copia- por el brutal enriquecimiento, una de cuyas manifestaciones más ofensivas se halla en Texoloc, donde un descomunal predio fue bardado como ha ocurrido con propiedades del Chapo Guzmán. Claro, esta pertenece al célebre doctor Tomasito Munive.
Otro viejo del que difícilmente podría sentirse orgullo es el vocero que, data de los tiempos de Tulio Hernández. Y de entonces a la fecha no dejó de medrar, entre lo indigno que es pertenecer a su cofradía y lo flama que resultó para hacer negocio, en el nombre de un gobierno con un aroma parecido al suyo.
Los hermanos panistas se desconocen
Resulta que el mayordomo azul, Carlos Carreón, cobra a precio de oro su rastrerismo ante Adriana Dávila Fernández. Y se apuntó como el number one, para exigir… no pedir, ¡exigir la candidatura pluri a la diputación local.
Ni siquiera se da cuenta del nivel suyo, digamos como para suplente de regidor o jefe de mantenimiento en alguna comuna chiquita.
En cambio, disputa la pluri a un político que creo, no es de su peso, como resulta el alcalde de Calpulalpan, Vicente Hernández Roldán.
Ya veremos qué decisión toma la señora senadora.
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