Jugar a perder no encaja en la pureza planteada en el estatuto de Acción Nacional; la candidata perdedora de 2010 ahora pactaría hasta con el diablo si es necesario para ganar
¿Quién poseerá el mayor culto a la mentira, Mariano o Adriana?
Conste que nos quieren ver una P en la frente desde aquella toma del Congreso, cuando a los perredistas los depositaron en el bote de la basura.
De entonces a la fecha, las cuentas públicas, las triangulaciones en los municipios para apoyar campañas adelantadas y la aprobación de reformas inconsistentes (la electoral no tiene igual) han dominado el escenario.
Uno y otra se comprometieron a:
- Pisotear a Lorena hasta cansarse.
- Jugar a perder, y después repartir un jugoso botín.
- Cultivar el odio entre sus leales militancias, bajo el supuesto que los apoyarán hasta las últimas.
Nada más se les pasó que:
- Los militantes no se chupan el dedo.
- Las dirigencias nacionales los tienen perfectamente monitoreados, sobre todo a Mariano, el político tahúr, osado y angustiado porque en cuanto lleguen los aires de cambio –incluso en el mismo PRI- sus naguas volarán y dejarán a la vista la causa de sus desvelos.
- El cobro de facturas será demoledor, para uno y otra, que partiendo de sus lamentables improvisaciones fraguaron maniobras de perversidad, incapaces de superar a los perversos que se hallan sobre ellos.
Lorena, la candidata más débil
Eso lo dice la senadora Adriana Dávila Fernández, víctima de una acentuada soberbia, desde donde parten los supuestos que al PAN y su muy modesto listado de militantes. “Solos son capaces de echar al PRI a patadas”.
Tal vez en sus sueños, porque en la realidad Adriana debería darse cuenta que ni como vacilada sirven sus alocuciones.
Una encuesta seria, bajo la firma de El Universal, debería servirle de parámetro para sus fanfarronadas. Según ese estudio anda arriba de los 16 puntos. Es la más fuerte de las opositoras al PRI. Lorena tiene poco más de 13 puntos. La priísta Anabell Ávalos Zempoalteca–de ser ungida por su partido- tiene 21.
Así que ni yendo a bailar a Chalma alcanzan al PRI.
En cambio si se unen, lo doblan.
Pero, aquí es donde aplica el pacto Dávila-González… tú dices que ni en sueños levantas la mano a Lorena, y yo te juro por esta que solita como vas a ir, te pongo a la bola de mapaches pagados con el erario del gobierno, para que te hagan ganar en junio… ah, pero no te olvides de cuidarme la espalda eh…¿quedamos? ¡juega!
Aquí la pregunta es, ¿para quién piensan gobernar esos dos?, ¿para el pueblo, cansado de las arbitrariedades y atropellos del mandatario-hacendado?, ¿para la vanidad de una señora un poco fuera de la realidad que, de antemano está colocando a los panistas el sambenito de perdedores?
Adriana y Mariano debieran ser más discretos.
Contienden contra proyectos serios, comenzando por los de las senadoras Lorena Cuéllar Cisneros, Martha Palafox Gutiérrez, contra el diputado Serafín Ortiz Ortiz. ¿Acaso creen que a estos les toman el pelo?
Se trata de las elecciones más monitoreadas, no solo por el CEN del PRI, sino por el CISEN, y desde luego el aparato de inteligencia del líder nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones. Al presidente Enrique Peña Nieto le interesa seguir los pasos de un político que encabeza la lista de los sacrificables, ese es Mariano.
Mariano González Zarur y el castillo de la pureza del cual cree tener la llave, es objeto de las más detalladas radiografías, orgánicas y legales. Su expediente es tan grueso como las ganas que tiene de impulsar de última hora el triunfo de Adriana Dávila Fernández con el PAN, y de su hijo, Mariano González Aguirre, por el PRI en uno de los distritos de Apizaco.
Estamos frente a dos mentirosos compulsivos, tanto que ellos mismos creen en sus argumentos.
Les haría bien dejar de pensar en el poder por el poder.
Es tanta su desesperación por cuajar la mentira perfecta que los únicos engañados resultan ellos.
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