El inmueble que dejó como garantía para recobrar su libertad está valuado en once millones de pesos.

(etlaxcala) UPTlax

El caso de Narciso Xicohténcatl Rojas rector de la Universidad Politécnica de Tlaxcala apesta y deja entrever la protección que el gobierno marianista pretende dar a ese servidor público.

Pero en su afán de dar cobijo al fundador del PRD en Tlaxcala, se puede destapar un asunto relacionado con el enriquecimiento que han tenido varios funcionarios estatales y que tendría que ver directamente con la compra de casas y propiedades registradas en los últimos cinco años.

El aún rector dejó en garantía una propiedad para recobrar su libertad tras ser detenido el viernes 20 de noviembre por un presunto fraude superior a los tres millones de pesos cometido a una empresa tlaxcalteca denominada Elvan de México, SA. de CV.

De acuerdo con la información disponible, la compañía habría entregado a la institución el mencionado monto para  realizar un proyecto educativo, mismo que nunca se concretó, pero tampoco se reintegraron los recursos.

Hasta ahí nada tendría nada de malo, salvo que el inmueble dejado como fianza por Narciso Xicohténcatl está valuado en once millones de pesos, el cual se ubica en el número tres de la calle Convento del Fraccionamiento Residencial San Francisco, localizado en San Gabriel Cuahutla de la capital del estado.

La pregunta es obligada. Cómo justificará el rector de la Universidad una propiedad de este tipo, sobre todo cuando trascendió que la misma fue adquirida no hace menos de cinco años, es decir, cuando se incorporó a la administración del gobernador Mariano González Zarur.

Para poder adquirir un inmueble valuado en once millones de pesos, Xicohténcatl Rojas tuvo que tener ingresos mensuales por casi 183 mil pesos durante cinco años y destinar todo ese capital a la compra de esa propiedad, lo cual es ilógico porque el rector no gana esa cantidad que resulta exagerada para los salarios que se pagan en Tlaxcala.

Desde hace tiempo existen denuncias sobre presuntos malos manejos en esa institución por parte de sus autoridades, sin que ninguna haya sido investigada a fondo por el contralor del ejecutivo Hugo René Temoltzin Carreto, quien ayer minimizó el caso de Narciso Xicohténcatl por tratarse de un funcionario palomeado por su amo el hacendado González Zarur.

Quizá al impoluto funcionario no le interesa darle seguimiento al caso y mucho menos iniciar una investigación seria que permita castigar a los funcionarios marianistas que han tenido un notable enriquecimiento en los últimos cinco años.

Se dice que el mismo contralor sería uno de los funcionarios que ya logró comprar una casa y darle a su familia de ciertos lujos, así como el ex secretario de Finanzas y hoy diputado federal Ricardo García Portilla. También estaría en esa condición el ex titular de la Sefoa Jonhatan Breton Galeazi, sólo por mencionar algunos casos.

Para Hugo René Temoltzin una auditoría rutinaria es suficiente para aclarar si hay o no desvío de recursos en la Universidad Politécnica de Tlaxcala. Y todavía tuvo el cinismo de comprometerse ante los medios de comunicación, en caso de encontrar anomalías, de llegar a amonestar o inhabilitar a Narciso Xicohténcatl.

Su postura sobre el caso es ridícula y torpe, pues según él no existe ninguna queja en contra del rector y su detención está basada en presunciones, de ahí que la dependencia a su cargo no realizará ningún tipo de investigación por el presunto fraude de tres millones de pesos a una empresa.

Hay que recordar que ningún funcionario estatal, incluido el gobernador Mariano González, hizo públicas sus declaraciones patrimoniales, por lo que hoy al final del sexenio se especula mucho entorno a sus actuales propiedades, las cuales pronto se empezarán a conocer porque la hora de las traiciones y las venganzas se acerca y lo que hoy es un secreto dejará de serlo.

Malos para legislar, peores para asignar presupuesto   

Aunque el presidente de la Junta de Coordinación y Concertación Política (JCCP) del Congreso local, Ángelo Gutiérrez Hernández, presentó como un gran anuncio que por fin este jueves se aprobará la miscelánea electoral para precisar y corregir fallas que cometieron los diputados locales, lo cierto es que su actitud despreocupada sobre el caso da pena.

Resulta que a nueve días de que arranque el proceso electoral para renovar gobernador, diputados, alcaldes y presidentes de comunidad, el Congreso local aún pretende hacer cambios a las leyes cuando está más que comprobado que la reforma que aprobaron hace una semanas tiene inconsistencias que sólo han generado confusión.

Los diputados no sólo han hecho mal su trabajo principal que consiste en legislar, sino que ahora ponen múltiples trabas para autorizar un presupuesto que garantice el correcto desarrollo de los comicios del próximo año.

El órgano electoral propone un presupuesto de 254 millones de pesos, pero según el diputado panista Ángelo Gutiérrez los legisladores están considerando autorizar una partida de 120 millones de pesos.

La diferencia es de casi 134 millones de pesos, lo cual demuestra que los diputados locales no tienen la menor idea de lo que cuesta e implica realizar una elección. Puede ser que el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones esté pidiendo de más en algunos rubros, pero también dudo que  120 millones de pesos les alcance para cumplir cabalmente con su tarea.

Bailar en lugar de trabajar

En Tlaxcala parece que está de moda bailar para agradar. Ayer le tocó el turno a la presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Elsa Cordero Martínez, quien decidió dejar la seriedad de su investidura para echarse unos pasitos al lado de Mariana González, hija del gobernador  Mariano González.

El motivo fue la celebración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Uno esperaría que la representante del Poder Judicial en Tlaxcala asumiera una actitud decorosa y demostrara con hechos en el ámbito de su competencia que busca erradicar ese mal social. Casos le sobran y quizá el más emblemático tiene que ver con la acusación que enfrenta el hijo del presidente del TSJE Tito Cervantes, quien litiga un proceso penal por golpear y abusar sexualmente de su expareja.

Elsa Cordero se vio ridícula y lo único que demostró es que le encanta el reflector aunque para ello tenga que vilipendiar el cargo de presidenta del TSJE.