Porque ese es el centro de toda discusión entre marianistas, perredistas, lorenistas y demás versiones de perredistas involucrados en este primer intento de encontrar unidad.
La vulnerabilidad del perredismo tlaxcalteca se gesta en la idea de sacar dividendos al enfundarse en una piel de izquierda. Dime a qué tribu perteneces y te diré dónde cobras. Esa parece ser la clave del hundimiento de un partido tocando fondo, y obligado a reinventarse.
Y desde el activismo mariano de Gelacio Montiel, a la robustez de los incrustados en el gabinete (Gisela, Andalco, Narciso, los más visibles) es de entenderse que a un proyecto con apariencia opositora, mas dependiente de las mesadas a cada uno de los émulos de Carlos Navarrete (sí, parecen bravos, pero a la mera hora se doblan) carecería de la entereza de aquellos reales factores de contrapeso: Cuauhtémoc, Porfirio, Heberto…
Bueno, hoy a los perredistas se les identifica como: los propanistas, los adrianistas, los del señor Manchis, los lorenistas y aquellos –los menos- con una lealtad inalterable a sus principios.
Bueno, pues con esa realidad variopinta, movidos por el líder estatal Manuel Cambrón, los perredistas decidieron hacer una cumbre buscando la unidad.
No les queda mucho. La otra alianza, entre la seño Adri y el señor Manchis, los antecedio en el turno y los aniquiló en comisiones y posiciones en el Congreso.
Y eso equivale a la bancarrota. Hoy, por ejemplo, son panistas los del negocio de aprobar cuentas torcidas. Se lo arrebataron a Chava Méndez Acametitla. Y les fueron retiradas otras canonjías, las cuales irán saliendo al paso de las semanas.
¿Pero qué hay en el fondo?
Manuel Cambrón, el presidente del PRD parcializado por su lorenismo, tuvo la iniciativa de convocar a los demás componentes de su partido. Hizo mutis cuando lo denigraron llamándolo pendejo, y hasta abrazó al autor de tal ofensa, el ojialegre alcalde de ChiautempanToño Mendoza.
¿Para qué sirve un PRD unido si no para formarse en torno de quien lo representará en la elección de 2016?
¿Qué, pensar que marianistas y lorenistas fumen la pipa de la paz, para impulsar a la dueña de la frase: yo, mis viejitos?
¡Está Cambrón! (jejé)
De lo que sí nos damos cuenta, es de las ganas de no quedar al margen. Si los adrianistas ya degustan su parte de pastel, ¿por qué los perredistas resultaron en la miseria?
El acercamiento de ayer –y ustedes me corregirán, plis- muy poco tiene de positivo para la causa de la senadora Lorena Cuéllar Cisneros. Ojalá fuera al contrario. Ojalá los perredistas, todos, la aceptaran como su abanderada a la elección, ¿pero ustedes creen que el señor Manchis lo va a permitir?
El flirteo amarillo con presencia de enviados del CEN, retiró las chinguiñas a muchos. Hoy ven claridad la grave crisis que emana de la incompatibilidad de Mariano González con Lorena Cuéllar.
No advertir semejante situación es volver a colocarse aquellas lagañas a las cuales nos referimos aquí arribita.
Otra crisis en SESA
Se mezcla la inutilidad de un director administrativo, Joel Ordóñez –carnal de naponeto- pichicateando, dicen, lo que pueda para conservar piscachas, con la irresponsabilidad del dentista raboverde a quien el puesto de secretario lo hizo rejuvenecer, al grado que a una subordinada suya, encargada de la comunicación social, los malintencionados ya le dicen jefa.
Miren ustedes qué barbaridad. Mientras al interior de una de las principales áreas de gobierno, el OPD Salud de Tlaxcala, el funcionamiento pende del hechizo de la liviandad de los responsables, en la realidad, mueren infantes a causa de lo puede ser un defecto en las labores de limpieza.
Varios han de reconocer su culpa. Pero en la cárcel. Su asquerosa actuación no tiene nombre.
Y todo por un toro
Jilguerillos oficiales cocinan en un caso el mal manejo de crisis suscitado el día de la comida en la casa de Anabell Ávalos. El precioso capoteó los problemas de los que toma su sobrenombre. De ahí en adelante, se convirtió en un poderoso factor de decisión para los priístas. En Puebla por ejemplo, aquellos interesados en contender por la minigubernatura, lo tienen que ver, quieran o no.
Aquí su presencia a los primeros que impactó fue a los González.
Decisiones titubeantes y la negación de una entrañable amistad, fueron oro molido para el rencoroso señor Manchis.
Pero la guerra no está perdida. A penas mal entendido el primer escarceo.
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