Edilberto se dijo: si ya lo venía haciendo Orlando, para qué me inquieto… y Orlando más o menos decía lo mismo. Se llegó día cero y los dos tronaron.
Ahora resulta que dos diputados panistas (Edilberto Sánchez Delgadillo y Orlando Santacruz Carreño) se señalan con índice de fuego por haber ocasionado el escandaloso truene –en primera instancia – de la reforma a la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT).
El primero tendría el encargo de hacer el cabildeo entre la oposición para conseguir los votos necesarios para aprobarla. Y el segundo asegura haber entrado en calidad de bombero, cuando su antecesor dejó de operar, por la razón más incongruente en estos tiempos pre electorales: la vanidad.
Ocurre que el jefe político de ellos, encargaría ese cabildeo a uno y a otro, bajo el argumento que se trataba de una cuestión importante para el estado. La petición múltiple y simultánea es, según lo podemos confirmar –o sea descubrimos el hilo negro – costumbre de ese jefe político (o sea el gobernador) quien, de esa manera garantiza tener concentrados a varios en un solo propósito.
A cada uno lo recibe por separado, cuenta con varias versiones (y por lo tanto con varios cabildeos) y luego une las piezas del rompecabezas y, ¡zas!, obtiene un efectivo promedio gracias al cruce de esos datos. Digamos que es un estilo de gobernar.
Nada más que se olvidó que “hombrones de la política” como Orlando y Edilberto, ya son demasiado sentidos pues su impresionante crecimiento en estos oficios los han colocado en niveles… muy altos. Así que el primero se enteró que el segundo tenía el mismo encargo y se dijo a sí mismo, miself, y yo por qué si ya está aquél…
Lógico se llegó el día de la sesión. Los superiores de estos… diputados, confiaban en sus buenos oficios y esperaron a ver el resultado de su labor política.
No, es que era tarea de él, y viceversa (se decían incansablemente los dos mega diputados) (ajá). A resumidas cuentas, los de la oposición se quejaron de que les quisieron ver la cara de pen… y eso, claro, les pareció un exceso.
Entonces se supo que ni hubo cabildeo, salvo un raquítico comentario de Orlando Santacruz, asegurando que el contenido de la reforma obviaba asuntos de reelección y se limitaba a solicitar más recursos para la UAT.
Y, a través del correo electrónico llegaron las versiones, desiguales por cierto, a las ya impresas y utilizadas durante la sesión.
O sea, Edilberto y Orlando, metieron a sus contrapartes en un brete para chamaquearlos. Estos no se dejaron, intercambiaron miradas pícaras y se dijeron a sí mismos, ourselves… hands up, y ya el resto lo sabe usted, la iniciativa tronó como chicharrón.
Ahora, hay que ver el porqué se reunieron los diecisiete votos. Sí, porque dos panistas se insubordinaron, a saber:
Edgar Carvajal votó en contra porque se acordó que su carnal, Luis Carvajal, propuso en su momento una reforma semejante y lo tiraron de loco. Recordemos que Edgar es incondicional de Adriana Dávila y, todo lo que para esta huela a apoyo a Ortiz, nada más no pasa. Y no pasó.
El otro voto panista en contra provino de Felipe Morales, el constructor al que dejó de fluir la obra porque compró pleitos como el de la carretera a cuatro carriles de Zacatelco, donde la perversidad de tipos como Rubén Darío Domínguez y su contlapache, Fulgencio Torres Tizatl, ocasionó severos retrasos, a los que Morales, presidente de la Comisión de Obra Pública, debió pasar por alto y seguir con la construcción de ese mega encargo.
Hoy, los de la oposición se sienten satisfechos porque, por primera vez, después de dos años y fracción fueron capaces de ponerse de acuerdo, en fracciones de segundo, a penas con intercambio de miradas, claro y con un trabajo intenso que, en el caso del Partido Socialista, mereció que al diputado Luis Salazar, lo llamase su jefa política, Rosalía Peredo, para felicitarlo porque había dicho bien los enunciados ensayados con antelación.
Esto debería enseñar a quienes son llamados por Ortiz y de él reciben el comentario de que su caso ha sido analizado y resultan ser buenos prospectos para determinado encargo o candidatura, a que a partir de ese momento, deben entender exactamente lo contrario, pues lo más seguro es que a otros cinco ya se les habrá hecho una propuesta semejante.
Quien no está preparado para convivir con la expresión más elevada de la perversidad en tanto mecanismo tendiente a la infalibilidad en la política, debería buscarse chamba de predicador o, en su defecto, entrarle a la lectura vespertina de poemas en algún cafecito, digo, para no llevarse cada desengaño…
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