Quién más que la senadora panista Rosalía Peredo Aguilar, para clavar la primera daga en el corazón de sus “correligionarios” (sí, cómo no…)
A la vorágine de acciones emprendidas por los personajes de la política en Tlaxcala, le faltaba la cereza en el pastel que, significa la operación de la senadora panista, Rosalía Peredo Aguilar, autora, ejecutora y productora de lo que su diputado, Luis Salazar Corona, dijo ayer a un colectivo panista que no tuvo de otra más que abandonar la sala de sesiones del Congreso, cuando trataban de defender la reelección del rector de la UAT, Serafín Ortiz Ortiz.
Los abucheos a Orlando Santacruz y a Víctor Hugo Cahuantzi, son manifestaciones que no deben perderse de vista como un creciente sentimiento de rechazo a las acciones de un sistema en el último trecho, fortalecido en los resultados electorales, pero foco de crítica de amplios sectores, para los cuales la etapa final es alentadora.
Qué duro el que una ex aliada, tan beneficiada como Rosalía Peredo, haya encabezado parte de la ofensiva de la oposición, lo cual merma al propósito genuino que conformaba una tribuna histórica como la que se vio con Eustolio Flores Conde.
La otra actuación, de Luis Salazar, fue demasiado buena, tuvo demasiado contenido como para colocarla lejos de los alcances de quien, paradójicamente es senadora panista, por quien demanda con estas manifestaciones la atención de unos y otros, para contarles que está molesta con el gobernador Héctor Ortiz porque este frenó su crecimiento, en tanto factor de alianza que ve por sus propios intereses.
Y vinieron las invocaciones al legado panista de Manuel Gómez Morín, y la pregunta a los arrinconados albiazules: ¿acaso no hay leído la obra de aquél?… pues es porque no son panistas… porque nunca han dejado de ser priístas… (¡madres!)
Y el debate allanó cuestiones ideológicas a las que ni Orlando Santacruz, ni Víctor Hugo Cahuantzi, fueron capaces de responder.
Se hizo el silencio, tal vez de segundos, pero, evidencia de que los ganchos al hígado habían cumplido con su cometido.
Fue necesaria la intervención de una senadora panista para doblegar al grupo del mismo partido en el Congreso local.
Es una realidad. Y quien intente evadirla hace lo que los avestruces cuanto perciben el peligro.
Antes de ayer, las cosas habían funcionado de maravilla. Julián ganó la presidencia de la comisión de Salud. Oralia simulaba deseos de gobernar Tlaxcala y Perla seguía ocultándose para no ser golpeada.
En eso andaban concentrados. No se percataban que en la mesa de Rosalía se efectuaba la constante capacitación de los cuadros creados por esta para dar vida a su grupo. Llegó el momento y accionaron el gatillo.
Maltrecha, inerme… madreada, la bancada panista se levantó y marchó.
La reelección del rector se vino abajo.
Mariano se sigue moviendo
El ex diputado logró que en el PRD echaran abajo a las encuestas como método para saber quién será el o la candidata a gobernar Tlaxcala.
Se valió del respaldo sanchezanayista que le asiste y de unos peones encabezados por Mariano Andalco y Ricardo Olivares.
Luis Roberto, que había dado muestras de tener voluntad, simplemente reculó y tiró al cesto dela basura a la encuesta como medio para elegir al menos malo.
O sea, la división en ese partido, aun cuando su fuerza es la número cuatro, lo vuelve a dibujar como la torre de Babel, como el territorio de guerra en el que todos pierden por su falta de carácter.
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