Acreditables, pero de mecha corta, no la pensaron dos veces, desenfundaron y mataron a un tlaxcalteca, por cierto también policía, pero federal.

Caricatura 1, Rocio Garcia Olmedo, Ricardo Portilla, PRI, Delegada CEN, Diputada Federal Tlaxcala Online Puebla

Casi no se notó… la crisis por la que atraviesa la estructura del Poder Ejecutivo en Tlaxcala no podía ser peor.

Quizás la persona de más confianza del mandatario estatal, Ariday Macías, asistente personal y guardaespaldas, se ha visto envuelta en un episodio de violencia, de grado tal que cobró la vida de un agente federal, Sandro Torres Loaiza (quien vivía en Atzitzimititlán), presuntamente por los disparos efectuados por otro elemento de la custodia personal del gobernador, José Luis García Rodríguez, con quien sus conocidos dicen, la mujer sostendría una relación sentimental.

Su nivel era de lo más alto. Incluso contaba con habitación personal en la casa de gobierno. Era requerida las 24 horas. Agilidad y disciplina eran su fuerza, pero fue incapaz de impedir la tragedia que hoy tiene en la cárcel a Wilfrido Huerta Carrillo y a José Luis, los guardias personales del gobernador Mariano González Zarur.

Existe una versión en el sentido que Ariday fue detenida y llevada a los separos de la Procuraduría. Otros dicen que fue subida a la camioneta en que al poco tiempo de la balacera llegó la procuradora Alicia Fragoso Sánchez.

Lo único que se daría fue su ocultamiento, acaso por alguna instrucción superior.

Y no es para menos. Prácticamente conocía cada actividad del mandatario estatal. ¿Detenida? No podían permitir ese riesgo.

Es una joven muy atractiva. Subía como la espuma. Ganaba lo mismo que Orlando May. Se encargaba de actividades solo confiadas a ella.

Sus amigos la describen como alguien con enorme simpatía. Verla involucrada en este episodio les causó un shock.

Los elementos, acreditables

¿Cómo describir a dos policías de primer mundo, armados aun estando fuera de servicio?

Tal vez tenían viejas rencillas con los tres hombres a los que agredieron. Pero, cualquiera se podía topar con ellos. Y aquí en Tlaxcala, todos caminamos sin armas.

Suponíamos que el significado de acreditable consistía en un nivel supremo de preparación física, táctica y psicológica.

Hoy vemos que son de mecha corta.

No les interesó la incomparable responsabilidad de custodiar al titular del Poder Ejecutivo en Tlaxcala. Fácil, así como se lo expongo, desenfundaron y dispararon.

Necesaria explicación

Desde luego que el gobernador debe deslindarse de este equipo y ofrecer disculpas a la gente pues, en sus giras estos matones significan un grave riesgo para todo aquél que de buena voluntad se acerque a su mandatario.

Hay miles de peticiones, cientos de personas deseosas de saludar de mano a Mariano. ¿Sabrán el riesgo que han corrido?

Y con respecto a la mujer, su asistente personal, también debe haber una explicación. Aunque a estas alturas tal vez el más confundido sea el propio González Zarur.

La familia de los baleados

Se encuentran abatidos. Exigen justicia. Esto no puede quedar como un incidente más. Costó la vida de un hombre, por cierto agente federal, tiene a su hermano en estado grave y demostró que en condiciones de violencia los más fuertes no deberían lastimar a sus semejantes.

¿Hasta dónde van a llegar? Claro, hasta las últimas consecuencias. Nada cura perder a un ser querido en esta forma tan espantosa.

El país entero se conmovió con la noticia.

A excepción de los medios locales, los nacionales, casi todos, difundieron el hecho, la reacción del gobierno y la respuesta de la afligida familia perjudicada.

Vaya silencio. Duele. Eso es una de las causas de ruptura del tejido social.

Esperamos que no sea el mutismo la respuesta superior, como ha ocurrido con el joven normalista huamantleco, desaparecido en Iguala, Guerrero.

Estos son momentos que requieren la sensibilidad del estadista. Bueno, demandan dicha virtud a quien se ostenta como tal.

La tiene muy difícil. No la esperaba, pero sin avisar llegó.

Una raya más al tigre.

Nos mandan a una perdedora

La diputada federal, Rocío García Olmedo, llegó adonde pues, había que mandar a alguien verdad, y si se trataba de la protagonista de la derrota al buscar la presidencia estatal de su partido en Puebla, pues qué caray…

Es de Tehuacán, representa a Atlixco, pero está en Tlaxcala.

Creo que debe ubicarse.

Llegó al sitio donde ni siquiera el presidente del CEN vino personalmente a tomarle la protesta.

Se siente que no les interesa la plaza.

¿La dan por perdida?

Oiga, es que venir a una entidad con fama de violenta, aunque se diga hasta el cansancio que somos la más segura, es algo que no tragan políticos de la talla de Cesar Camacho Quiroz.