Lo peor es que miembros de ese grupo de legisladores, dispuestos a vender su voto por cualquier causa, nada más esperan la instrucción para entrar en lamentable acción.
Pues a lo mejor son las consecuencias de la inopia académica padecida por ese grupo que bien que gana dejándose guiar por el odio mariano, y ahora, sin medir consecuencia ven chido meter de sabueso al Legislativo en temas administrativos en el ámbito de la universidad pública de Tlaxcala.
Así se construyen los asuntos pseudo legales para, bajar –como lo llaman en el ambiente de la grilla- a quienes les incomodan o, les significan insomnio.
Y si hace poco vimos a una boquifloja subdelegada mordiendo el anzuelo tirado por sus propios patrocinadores, ¿no será posible sentar a los convenencieros con fuero a la mesa de los litigios-negocios?
¿El objetivo?
Claro, el ex rector Serafín Ortiz, metido hoy en una oposición que, desbaratada a base de cañonazos, conserva sin embargo las libras para hacer contrapeso a un sistema apabullante, por lo menos en la intención, y cierto que si no es hoy… ¿cuándo? (porque su futuro, ese sí que se advierte negro)
Si Ortiz es o no rival para el marianismo, lo que este no puede hacer es desperdiciar una oportunidad para quitarlo del camino, evocando a aquél personaje de la historia que tenía pensado eliminar uno a uno sus contrincantes para conquistar el poder.
Luego, se toparon con Víctor Job Paredes, y su consistencia académica y administrativa. No les fue fácil sortear los muros de la universidad, pero la lucha se hace, y el involucramiento del Legislativo copa hoy las obsesiones del bigote más temperamental de Tlaxcala.
Lo siguen quienes, acostumbrados a la vida que les amanece con pachanga y, así mismo concluye cuando la negra noche tiende su manto, ya tienen lista la mano para votar lo que les ordenen, así sea una abyección en su haber… pos para tener más dinerito, verdad, que en la política al estilo que profesan es lo único que vale.
Otra vez la saña
Descubierta tras días de permanecer sin vida en una cabaña localizada en San Miguel Contla, Ruth Guadalupe Osuna Magaña, ex compañera del perredista Alberto Flores Guevara (alcalde de Chiautempan de 2008 a2011), es una víctima más de un crimen que no conoce límites.
Se trata de un feminicidio, tan impresionante que el mundo entero ha concentrado su vista en este pequeño estado de la República Mexicana, donde hay demonios capaces de desmembrar a una mujer, ¿como una muestra de terror, un mensaje de miedo para las clases medias, el más espantoso proceder contra un ser vulnerable, madre de familia y hoy una víctima cuya desaparición no debe quedar impune?
Ya estarán las autoridades reafirmando que somos la entidad más segura.
Lo único seguro es que cuando a alguien le va a ir mal, ve veras su vida se convierte en un infierno.
Su origen sinaloense podría relacionarla con algún cártel.
Así que este asesinato tiene que ser atraído por la Procuraduría General de la República.
Considerarlo un hecho del fuero común es ocultar una realidad de a kilo: Tlaxcala es un estado de alto riesgo, con mandos tan sin brújula que encarcelan a militares, hacen añicos sus identificaciones y les cargan la mano por hallarlos armados, que se limitan a sacar los ojos de susto cuando se enteran de acontecimientos como este feminicidio.
Por el parecido y la saña, la PGR también debería incluir aquél asesinato de la agente de policía que custodiaba las instalaciones de la Aguanaja, así como el brutal asesinato de Andrés Hernández, ex secretario de Finanzas.
Ambos tienen un temible parecido con la muerte de Osuna Magaña: las víctimas fueron degolladas.
Crimen organizado
Por supuesto que no estamos a salvo de este tipo de criminales. Muy a menudo se sabe de desapariciones violentas. Algunas son registradas, otras acaban en la fosa común.
Somos un estado de paso. Nuestra red carretera es herramienta para los mafiosos.
Punteamos en atracos a unidades de carga, en tráfico de personas y muy a nuestro pesar, en asesinatos con saña.
Pero la autoridad insiste en que somos el estado más seguro.
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