Han inventado un sindicato charro para tronar al que fuera una de las agrupaciones gremiales más influyentes de Tlaxcala; de hoy en adelante, dos dirigencias, dos intereses.
Ya Karina Erazo, la nueva dirigente acotada del Siete de Mayo –o lo que va a quedar de él- advirtió la injerencia del gobierno estatal en el que llegó a ser uno de los sindicatos más influyentes de Tlaxcala… Edgar Tlapale, de repente dispuso de granaderos, no le ha bajado –ni lo va a hacer- a la humillante orden de reinstalar a la familia Erazo Rodríguez, en sus bases laborales, y en desconocerlos como parte de la dirigencia.
Un sindicato charro, cuña para dividir al otrora gigante. No me extrañaría que Cristóbal Luna Luna, asesore a sus amigos del gobierno para conseguir este descontón.
¿Qué sigue?
Una larga pugna. Dos versiones de la misma agrupación gremial. El hundimiento de los Erazo Rodríguez, cuya peor falta fue conservar la arrogancia que a cualquiera le da el manejo de la burocracia, en el gobierno del estado y en los gobiernos municipales.
Hay que ver la postura de Mariano… yo me ocupo de otras cosas (más importantes) como traer inversión y generar fuentes de empleo, respondió cuando alguien osó planteárselo.
Su sobreactuación lo delata.
El secretario de Gobierno, Ernesto Ordóñez, no contiene su contento por el golpe dado.
No existe mejor forma de vengar los cientos de amparos contra las medidas tomadas por Pensiones Civiles de Tlaxcala.
Viejos conocidos con mutuas oportunidades de picarse los ojos, el ex alcalde de Apetatitlán ha de anotar en su muro el desmoronamiento del Siete de Mayo, como su aportación a la estabilidad política de Tlaxcala.
¿Estabilidad?
Bueno, para el grupo que manda, mantener el poder absoluto le significa aminorar su inseguridad. Convencerse a sí mismo que están haciendo bien las cosas. Cobrar una venganza como lo que, suponemos verdad, están haciendo con el Siete de Mayo y la familia Erazo Rodríguez, les proporciona ese repunte de adrenalina, ante el cúmulo de fracasos.
Los amparos a orticistas
Dicen que sigue el flujo de documentos que respaldan la protección de la justicia federal contra actos de la Procuraduría.
Uno y otro bandos esperan éxitos en esta lucha de poder. Los demandantes marianistas, desesperados porque pisan la antesala de un nuevo fracaso en masa. Los otros, defendiéndose como gatos panza arriba, usando cada contacto, cada filtración, cada lectura de sus acusadores.
¿Quién los invitó a la fiesta?
Sin aviso previo, integrantes de la Comisión de Fiscalización del Congreso, exigieron ser invitados a la fiesta con motivo de la Plaza Bicentenario y la Central de Abasto.
Como el negocio no va muy bien –ya ve, tienen que pedir entre 250 y 500 mil por piocha de alcalde- no pueden privarse de los premios mayores.
Así que han emplazado al crispi-órgano de Fiscalización para que les comparta el estado de las broncas con esos y otros asuntos que pudieran ser susceptibles de generarles una ganancia, porque son ellos, ¡los integrantes de la Comisión!, sí señor.
No estaría mal, eh…
Que nos digan qué ha pasado con los elevadores, butacas, puertas, ventanas y demás enseres que valen cientos de millones de pesos, cuyo destino nada más lo saben quienes la hicieron cansada, pegaron las leyendas de clausurado, pero no sellaron las bodegas donde pudo haber desde la sustitución amañada de materiales, hasta la desaparición cachetona de los mismos.
Ahí está la tranza…
Entonces, la auto invitación de la comisión de fiscalización, lo que hizo fue abrir una puerta, que muchos quisieran ver sellada, para no destapar la podredumbre de saqueo, motivada por el capricho del mandamás.
No todo es tan simple. Cuando vean la fortuna que va a pagar Tlaxcala a los Zambrano, inversionistas de la siniestrada Central de Abasto, se preguntarán a ellos mismos, para qué carajos nos metimos en este lío… ahora a ver cómo salimos.
Se supone que el plan superior es causar el mayor daño posible, dilatarlo como se está haciendo, y luego dar la espalda a sus responsabilidades, como quien dice heredar estas broncas, delicadas y costosas broncas al que venga.
Así que la desincronizada comisión de fiscalización, se anotó un ocho con su falta de brújula… ya imagino la mirada de “on-toy” del diputado Chava Méndez Acametitla, cuando se dé cuenta del avispero que destapó.
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