Y la fiscalización no prospera porque instancias como la Comisión encabezada por Chava Méndez Acametitla, actúa con una extraña bipolaridad… hoy actúa, mañana queda quieto…
Tenemos aquí una extraordinaria cercanía entre familias… todos nos conocemos, solemos decir con el gusto de quien habita un estado pequeño, donde el vecino es invaluable compañía, y su destino, bueno o malo, nunca nos será ajeno.
Lo malo es cuando esta cualidad se traslada a la clase política.
Y las familias, y los grupos, se hacen cómplices cuando llega su turno en el poder.
Por ejemplo, cómo denunciar que el papá de cierto potentado advenedizo no tiene ya dónde poner las carretillas de dinero, producto del negociazo que es venderle al gobierno, a precios inflados y con protección garantizada.
O que el hermano de un malhumorado mandatario hizo mimiquis porque hoy no se pudo hacer fortuna con ropita chafa para escolares (hoy, los útiles escolares son a la fuerza y no las manchichamarritas).
Las fortunas crecen. Unas familias, un poco abusivas y gandallas, acumulan fortunas inconmensurables. Y lo sabe la clase política. Pero no lo denuncia. Es parte del mecanismo de los nuevos ricos. Y entre ellos, los alcaldes, los diputados… unos funcionarios que, bueno, queda uno pasmado ante estos abusos.
Pero todo esto tiene un flitro: el Órgano de Fiscalización. Ahí llega, de un modo u otro los intentos saqueadores de aquellos destacados miembros de la sociedad tlaxcalteca, que ayer manejaban su compacto y hoy no se bajan de chicas camionetotas… que ayer eran sencillos papis o mamis de una familia estable, pero hoy andan con nuevos quereres… a veces metidos en los super ágiles divorcios del sexenio.
Para el titular del OFS, Crispín Corona Gutiérrez, si no hay resultados contundentes en su órgano ejecutor, se debe a la lentitud deliberada que se acuerda en otras instancias; la Comisión de Fiscalización, por ejemplo, cuyo titular, el diputado Méndez Acametitla, muchas explicaciones debe respecto a la bipolaridad. Hoy aprieta, mañana afloja pero, ¿siempre gana?
Y todos los conocemos. A sus familias y los cambios drásticos en su forma de vivir. Pero nadie actúa denunciando a los saqueadores de municipios, de instituciones… claro, del presupuesto.
Mal utilizada esa máxima tan tlaxcalteca: aquí todos nos conocemos.
Ni los actuales alcaldes documentan los presuntos escándalos de sus antecesores, ni el alto mando hace efectivos los procesos penales de quienes ocupan el espacio de sus obsesiones.
Todo sigue igual. Todo se reduce a linchamiento mediático, al periodicazo vamos, que a resumidas cuentas es como las llamadas a misa.
Corrupción en la dirigencia del PAC
Ya ni la amuela diputado Berna… dicen que tiene en la nómina a los cuates de su vástago. Oiga no se vale pues se supone que los partidos son entes públicos, cuyos manejos los debemos conocer al pie de la letra.
Obligadísimo el legislador-dirigente a entregar cuentas. Y de buen modo, porque oiga usted, suele tener unos espasmos de furia como los animalitos del zoológico cuando se les olvida darles de comer.
No fue el Zacatepec
Ni modo, nos quedamos con las ganas de que llegara el Zacatepec a Tlaxcala, la franquicia famosa por las hazañas de Pablo Larios, ese porterazo al que Ángel Fernández, llamaba el Quijote de la Selva.
Las mini manchinegociaciones debieron apuntar a otros rumbos, a Hidalgo para ser precisos, donde una filial del Pachuca parece ser el bueno para llegar a correr en el pasto del Tlahuicole.
Por lo pronto, los Linces hicieron maletas y la emprendieron a Acapulco. Se quejaron porque el gobierno no tiene voluntad para invertir en butacas (habían de colocar las de la Plaza Bicentenario, que nomás se están pudriendo) como lo exige la Federación Mexicana de Futbol.
Creo que es un asunto de grilla. Vieron que el estadio sí se puede llenar, y así como han hecho con hoteles, constructoras y otros bisnes, dieron caballazo a los Cervantes y se quedaron con la plaza.
Ahora bien.
Corre la versión que ante lo mal que fue tomado en el Consejo Político Nacional del PRI, en el sentido de que su miembro más joven ande metido de obnubilado empresario futbolero, el afectado optó por pedir el favor a un cuate pesudo de él, creo que el señor Rafita Torre, para encargarse del proceso de adquisición y seguimiento de los tucitos pachuqueños.
Raro, verdad. Todo un empresario con iniciativa para hacer las cosas, ¿la hace de prestanombres de la familia real?, ¿este es el único negó?
Pues ya ni la hacen.
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