Su insensibilidad ante el mensaje superior, que lo ve como riesgo para el gobierno y el partido, no le impide reunir subordinados y meterlos en la dinámica de su campaña.
Llegar a los treinta en estas condiciones puede pasar del sueño de todo joven a la indeseada pesadilla con un amargo despertar.
Este fin de semana. Unos, los menos espontáneamente. Otros, muy a fuerza, llegan a celebrar el onomástico del muchacho más simpático (creo que eso también es muy a la fuerza), y con su presencia a ratificar, pues no tanto lealtades, sino el forzado apoyo para que, las aguas no se desborden y puedan seguir despachándose con la cuchara grande.
Y si el año anterior, junior convocó a Miguel Ángel Osorio Chong, esta vez su pachanga retrató el paralelismo de poderes… la impermeabilidad del sistema encabezado por su apá, impidió alianzas estratégicas con su alto mando (pese a todo su comunión con el presidencialismo es absoluta).
Claro que se sintió la ausencia del hidalguense.
Y si uno ata cabos, recuerda aquél análisis prospectivo 2014-2015, publicado la semana anterior por el periódico Reforma, nota luego luego, que en aquella visita, el secretario de Gobernación comenzó a conformar sospechas. Por lo tanto al año siguiente, de guaje se va a dejar ver con esta familia que, a su modo es feliz, y a costa de la bola de subordinados incrementa su felicidad y su menaje.
Veámoslo así. Hace un año, todo era parabienes.
Hoy, el mensaje de ese alto mando es que el treintañero es un riesgo para el gobierno de su apá y para el partido.
Como estas pachangas seguro ya estaban agendadas, ni modo de posponerlas.
Otro, con tantita sensibilidad habría dejado la barbacoa y el pastelito para mejores momentos, a lo mejor para cuando se diera cuenta que en el cumpleaños de un político lo que menos se celebra es su aniversario.
Nel… la pachanga viene siendo la coronación de tremendas jornadas de amarres, financiamiento, planeación de proyectos viables y hasta la operación mapacheril a cargo de los especialistas en esos menesteres.
Si el del cumpleaños reparase en pensar que la LXIII, será la legislatura de Peña Nieto, se daría un poco más de tiempo para pensar si su rechoncha figura cabe en el rompecabezas con el cual el del Grupo Atlacomulco, pretende eternizar intereses, negocios y decisiones.
No es por hacer menos a nuestro paisa, pero con todo y gorrito de Disney, y escuchando el happy birthday, frente al pastelote en forma de torito, mejor sería revalidar la bola de materias pendientes o de plano aceptar la asesoría del INEA, pues necesita ser tan competitivo, como alejado de las jurásicas enseñanzas mediante las cuales su grupo pretende entrar a las grandes ligas.
Hoy no es suficiente con sus arrogantes afirmaciones: “voy a ser candidato a diputado federal y voy a ganar”
El dinero no cambia el rechazo popular.
Al contrario.
Y con un poco de respeto a su mesías, Peña Nieto, se daría cuenta que ser un riesgo para el partido –como lo conceptúan- es un mensaje enviado a través de tremendos altavoces y enormes pantallas en tercera dimensión, advirtiéndole que mejor sería no jugarle al vivo desafiando la voluntad de su superior.
Veremos cómo madura esta idea.
Las cartas están sobre la mesa.
Junior, a quien llamaremos: interesado uno, está empecinado en seguir en el jet-set de la grilla de altos vuelos. ¿Qué ofrece? Parece que recursos infinitos como para dar pelea a quien se le ponga enfrente.
Y con eso es suficiente para ganar una elección.
Para nada.
En el lado opuesto ya le dijeron lo representa para la gran causa.
Otro cumpleañero
El ex gobernador Héctor Ortiz, celebra hoy su cumple. Creo que de guaje lo celebraría como en su apogeo, con chicas colotas de en la Casa de Gobierno, donde generalmente acababa cantando con mariachi, ante las miradas un poco castigadas de quienes tenían que oírlo, por obligación…
Imagine una pachanga en estas condiciones.
Por acá, la mesa de los ambigúes. Y por allá, bola de ministeriales arriando con cuanto exfuncionario tengan a su alcance… unos con orden de aprehensión, otros con amparo, pero eso sí todos celebrando el onomástico número setenta y tantos del más añoso de los ortices.
Pide lana para la Comisión de Finanzas
El diputado chaparrito… sí, el perredista del que algunos dicen que es un vividor de la Izquierda (nomás algunos), pidió un incremento de emergencia para los contadores que laboran en su negocio, digo en la comisión que preside.
Y mandó a decir a su compañera la presidenta del Comité de Administración del Congreso, la también perredista Eréndira, que no se olvide de hacer los ajustes pertinentes para salpicar la centaviza.
Estaremos muy atentos a los acuerdos entre estos izquierdosos que, poco a poco se han metido hasta el tuétano, del presupuesto del Legislativo, y de la injerencia en el productivo dobleteo de las cuentas públicas.
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