¿Qué espera la administración estatal para solicitar la presencia del gobierno federal?, ¿más muertos?, o como dice Ordóñez, todavía no padecemos inestabilidad…

 

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Fue tan lerdo el desempeño de la procuraduría estatal tras el hallazgo del cadáver de quien resultó ser el secretario de finanzas del gobierno anterior, que en un básico ejercicio autocrítico, debe analizarse el angustioso lapso en que la institución fue rebasada por su propia ineficiencia.

Uno, dos, más casos violentos. Y la parálisis se impuso. Puede palparse el apanicamiento de la propia autoridad, en su cerrazón, en no reaccionar con la agilidad obligada.

Es la hora en que no se da una reunión de gabinete, con la urgencia de pedir la intervención del Gobierno Federal.

Pero, ¿cómo?

Nuestro discurso de autosuficiencia es el peor obstáculo. Y para tranquilizarse a sí mismo, la autoridad recurre al secretario de Gobierno, Ernesto Ordóñez Carrera, minimizando los actos de violencia y el riesgo inexistente de gobernabilidad.

  1. Por el modus operandi podría tratarse de miembros del crimen organizado, y considerando que no se trata de un hecho aislado, al gobernador no debería temblarle la mano para solicitar el apoyo del gobierno de la República.
  2. No es necesario realizar las grandes pesquisas para darse cuenta que hay un grotesco ocultamiento de hechos violentos, bajo una insistente e ilógica defensa de nuestro título de la entidad más segura.
  3. Sí en cambio surge la especulación respecto a lo que podría ser una política permisiva a los grupos criminales, ¿protección, acuerdos, convenios?, y a ninguna de las dos partes les conviene la llegada del poderoso aparato que involucra a la Secretaría de Gobernación, a la Procuraduría General de la República, al Ejército y a la Marina.
  4. Lo malo es que la víctima es el pueblo, no como los potentados con veintitantos guaruras para su custodia personal, helicóptero, auto blindado y barricada para alejar el miedo.

Ahora sí, de la mano de Peña Nieto

Tras haber pintado su raya respecto del local (creo que al marianismo le cayó el veinte) el mandatario estatal no desperdicia oportunidad para manifestar sus acciones, como atender a personas con sordera en 25 municipios –según el discurso- “de la mano del presidente Enrique Peña Nieto”.

Hacía falta la sacudida que resultó aquella reunión en las oficinas del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y la advertencia que es mediante los representantes de la misma en los estados, como se da la coordinación de las delegaciones.

La llamada de atención limpió la brújula, extraviada temporalmente, e incorporó a la olvidadiza y compleja labia mariana las palabras clave del sistema priísta bajo un mando supremo.

Que sea efectivo… esa es harina de otro costal y, mientras la gasolina no deje de subir y el comportamiento estadístico de la economía no requiera de molestos distractores como el buylling en las escuelas, a los mandatarios –sobre todo a los que son como el de Tlaxcala- no deberían pasar por alto que son parte de un engranaje, el presidencialismo, del que algunos simpáticos gobernadores gustarían librarse según se los mandaten las abundantes telarañas en la cabeza.

¿Pollos tricolores?

La ética del discurso sustentado en la Democracia y Justicia Social, fue hecha añicos por el líder tricolor de Tlaxcala, a quien sin rubor alguno le ha dado por repartir cajas de pollos, a falta del liderazgo que se resiste en llegar.

En todo caso, el partido tendría que exigir a las autoridades el cumplimiento cabal de los programas de asistencia.

Pero ponerse a repartir pollos él mismo, devalúa a la institución y muestra su foto de cuerpo completo: incapaz de superar con una persuasión inteligente, la tradicional pachanga electorera en la cual, los regalos son el único lenguaje que entiende un pueblo decepcionado de los políticos pero dispuesto a venderle algún aplauso.

Así de graves andan en el PRI.

Ejecutivo transgresor de la ley

La única Comisión Permanente de la historia, sustentada en veinte votos (y no en los obligados 22) puso al descubierto la complicidad del poder Ejecutivo –con el tiempo  resultó ser el de la iniciativa- el cual, pudiendo ejercer el veto al mediocre mayoriteo de PRI y sus aliados, optó por publicar ese bodrio en el Periódico Oficial.

Aderezado con la simpática porrista en que devino la perredista Eréndira Jiménez, quien demanda a los opositores actuar con menos cátedra para validar a la Permanente esta, encabezada por el señor Calyecac, quedó a la vista de todos la sumisión, la execrable genuflexión como saludo y el infaltable ósculo al juanete de su majestad (la del PRI y sus cuates).

Y así, el pachanguero triunfo del ejecutivo y de los diputados que dieron por aprobado este decreto para aprobar la Comisión Permanente, fue transgredido el artículo 116 Constitucional, 14 y 16, también de la Constitución.

Un análisis que vale la pena sostiene que el mandatario dilapidó la facultad y sencillamente desconoció su obligación a verificar cualquier decreto enviado por el Legislativo y de ahí vetar en su caso, en un ámbito de convivencia de Poderes que previene la Constitución para que no exista abuso por parte de alguno de éstos, sin embargo, el Poder Ejecutivo en una clara omisión no realizaría sus deberes que confieren a su investidura aun facultado por la ley.