Reasignarlas es un reclamo ante la falta de perfil de varios presidentes, cuya llegada nada más obedece a detentar el poder, por el poder mismo.

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Creo que el equilibrio en la asignación de comisiones legislativas era garante de una gobernabilidad al interior de este poder, pero en este régimen todo mundo le tira a lo que se mueva, así sea la posición más discreta, la cosa es despojar de todo al contrario… y si es la de la oposición, pues todavía hay un plus de gusto.

Por ejemplo, la falta de perfil del perredista Salvador Méndez Acametitla, para encabezar la comisión de Finanzas, muestra como esos que se dicen oposición han aprendido a hacer negocio,a aguantar vara sobre todo entre la militancia de su partido, que pese a este bajo perfil en particular, no ha tenido empacho en respaldarlo.

Y así surgió el llamamiento del diputado de Alianza Ciudadana, el ex rector de la UAT, Serafín Ortiz Ortiz,, para analizar en qué manos quedarán esas herramientas que el Legislativo detenta, para dar gobernabilidad a la entidad y vigilar la rendición de cuentas.

Este abordaje de tricolor y aliados para hacerse de todo el botín demuestra la inseguridad de un ejecutivo que ha dejado pasar a quienes ya conocen sus puntos débiles, para hacer de la democracia una carnicería.

Consciente que hay hombres y mujeres dentro y fuera de su partido, capaces de hacer que el estado se supere, Mariano opta sin embargo por mantener una tendencia con perjudicial ventaja para su misma causa, pues es tanto el poder acumulado que no demora la deploración del tejido social.

Lejos de impulsar el equilibrio, parece festejar las roqueseñales de personajes de tan bajo nivel como el flamante líder de la comisión de finanzas, Méndez Acametitla, o como el poderoso presidente de la Junta de Coordinación Política, el tricolor Marco Antonio Mena.

No hay liderazgo, ni arriba ni abajo. Se lidia una lucha enmedio del caos, y el control de las comisiones que reclama la oposición, se mantiene más como actitud de arrogante superioridad numérica.

Así, el presupuesto no va a alcanzar para pagar lo mínimo esperado en el cuarto año de gobierno, en la parte ya decreciente de popularidad mariana pues, en cuanto ganen terreno quienes habrán de luchar por sucederlo, este proyecto dará el más encandaloso changazo del que se tiene memoria.

¿Y dónde está la vigilancia?

Medio día del jueves anterior. Portal grande repleto de gente. Es quincena. Llega un trío de custodios del Servicio Panaméricano de Protección, seguramente a dejar la centaviza a Banorte, y ante el sobresalto de todos, a uno de esos uniformados se le va un tiro.

¡Enmedio de la multitud!

Para fortuna de todos, no hubo heridos. Esperábamos que la Policía Municipal tuviese una reacción inmediata. Esto ocurría a escasos treinta metros de la alcaldía. Ni una miserable patrulla. Al cabo de los minutos llega un motociclista. Más tarde, un patrullero que se limitó a seguir dando su rondín. Seguramente no quiso meterse en complicaciones.

Buena razón para que el alcalde panista., Adolfo Escobar Jardínez, pida a su flamante director de Seguridad una explicación de su falta de reacción… bueno ni siquiera de presencia.

Tito Cervantes, al trono

El proceso para suceder a Justino Hernández, estuvo lleno de especulaciones. Iba de las supuestas amigas de una amiga del señor gobernador, reafirmando la postración del poder, hasta las habladas entre el gremio, todos viendo la paja en el ojo ajeno.

Finalmente quedó el magistrado Tito Cervantes, un viejo magistrado con una vida entregada al servicio público, aunque en su tiempo hasta se incluyó en la dirigencia del PRI.

Tiene en sus manos recuperar la credibilidad del Tribunal Superior de Justicia.

Su llegada, digamos, pasó por alto los deseos marianos, aunque lo avanzado de su edad lo condena a no llegar más allá de 2015.

Así que de fondo, esto fue una especie de posposición de la presidencia. Ya vendrán mejores tiempos.