Tienen ojos para traer cortos a ayuntamientos cuyas autoridades les abrieron las puertas, pero se hacen desentendidos al saber de los peces gordos, esos a los que debieran echar el anzuelo
Catorce ayuntamientos abrieron sus puertas a la Comisión de Acceso a la Información Pública, y con ello mostraron voluntad para dejar atrás aquellos esquemas de opacidad, sinónimo de un estado en franca decadencia.
¿Un estado?
Qué bien, felicidades a los nuevos comisionados. Ojalá abran los ojos -no necesariamente hasta que cumplan cuarenta días en el cargo- a otros entes donde caería como anillo al dedo su decálogo de transparencia.
Estos son los ayuntamientos en la valija de la Caiptlax: Ixtacuixtla, Hueyotlipan, Nativitas, Xicohtzinco, Sanctórum de Lázaro Cárdenas, Muñoz de Domingo Arenas, El Carmen Tequexquitla, Papalotla de Xicohténcatl, Santa Catarina Ayometla, San Juan Huactzinco, Emiliano Zapata, Xaloztoc, Lázaro Cárdenas, Xaltocan y Santa Isabel Xiloxoxtla.
Además de que no vemos comunas que recién atravesaron por situaciones francamente delicadas (Tlaxcala y su crisis en la Capam, por ejemplo), tampoco ocurre con los comités de adquisición de dependencias estatales como Salud de Tlaxcala, la Uset; con los constructores de cabecera que de la noche a la mañana se convirtieron en sospechosas firmas, beneficiadas ante la inconformidad de empresarios locales.
Los consejeros de la Caiptlax deberían hacer un esfuerzo para no exhibir su dependencia del ejecutivo, y su intención de espiar a las comunas, bajo un terrible esquema que vulnera la autonomía municipal, haciéndose de la vista gorda cuando se trata de los peces gordos.
Existe el registro de incursiones anticipadas de los mencionados comisionados de transparencia, en ayuntamientos donde ni siquiera iniciaba el proceso de entrega-recepción.
El charolazo de la Caitptlax, los argumentos de la guerra contra la opacidad, y sobre todo la bendición mariana parta asestar puntapiés a las puertas que no se abran de inmediato, eso nos parece la nueva conducción del organismo con el estandarte de la democracia en la izquierda, y el acero del intervencionismo en la diestra.
Bienvenido Presidente
El treinta de este mes, pisará tierras tlaxcaltecas el presidente Enrique Peña Nieto. Al parecer viene a entregar certificados de parcelas a comisariados, y con ellos a dar certidumbre al tema quizás más sentido del agro local: la tenencia de la tierra.
Claro, habria sido mejor la llegada de Peña -me parece que uno de los puntos a visitar es Terrenate- en medio de inacabables obras que justificaran la atroz política fiscal de su régimen y nos hicieran sentir orgullosos de la capacidad de gestión del mandatario estatal.
Viene a la tierra de las guarniciones y las manchigrecas. Acaso al estado que se guarda los grandes logros y se reserva el avance en la restitución del tejido social.
Auto nuevo, ¡felicidades!
120 mil y no 350 mil será el apoyo para comprar auto a los 32 diputados locales.
Es hora de condicionarles ciertas cosas porque, mire, hay unos legisladores, que nadan de muertito pero, acostumbran viajar en los vehículos más caros del mercado -como si lo merecieran- ¿y sabe por qué?… pues porque son diputados, nada más por eso.
Llegan a sus distritos y, como el hábito da al monje personalidad (aunque no lo haga), andan sorprendiendo a la gente, con los planes de largo plazo de volver a hacer campaña, ahora que culmine su triunfal paso por el Poder Legislativo.
¿Para eso son los autos?
Un salario de 33 mil, que se duplica con los demás ingresos, y se hace impresionante con los cañonazos a la hora de aprobar algo, es la razón por la que muy a menudo los representantes populares, como que se enrarecen…como que se les mete el chamuco y andan que nadie los aguante, pues nomás están revisa y revisa su saldo en el cajero, para ver si aquellos cañonazos que le platico ya se hicieron realidad.
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