A Adriana Moreno le toca jugar el rol de ama de llaves, pero los negocios y la promoción van a quedar en otras manos, en el contexto de mayor opacidad del que se tiene registro.

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No es descabellado dar certidumbre a las reglas que rigen a la Feria de Tlaxcala porque, miren ustedes, en casi un mes hay una impresionante derrama económica. Lo malo es que no todos ganan, y es aquí donde queda como anillo al dedo aquella promesa de la caja de cristal, ¡se acuerdan?

En los pasillos del recinto dicen que los interesados en poner un changarro deben dirigirse con el junior más famoso del Fonden y con su primo Jonhy Tony, para hacer las gestiones correspondientes.

En otras palabras, a la secre con más millas acumuladas la han tomado como una ama de llaves y son otros los tocados por la mano del señor para manejar los bisnes que, en condiciones menos opacas habrían de dar a este importante acontecimiento el contenido democrático y justo, con el cual merecen ser tratados los empresarios y prestadores de servicios a quienes año tras año les va rete mal, pese a que exponen su inversión y su trabajo.

Hay un sector más, emocionado y con todo el derecho de participar en la llamada feria de los tlaxcaltecas: los pobres, parte fundamental del tejido social al cual este gobierno, por lo menos en el dicho ha intentado resarcir desde el mismo día de su llegada a palacio.

Los pobres venden memelitas, café, tacos, cuidan los autos y si se ponen abusados, administran los cajones de estacionamiento en alguna calle cercana a la feria.

Hay que ver a los funcionarios temporales del patronato de feria, convertidos en unos energúmenos a la hora de tratar con esos pobres, para los cuales hay escasa tolerancia… porque no son gente bien, como los que en cambio cuentan con la bendición del tiaxca don González.

Mejor sería licitar los mejores bares y restaurantes y actuar con una verdadera vocación promotora del estado a la hora de la organización.

¿Por qué no hacer de esta una gran feria cultural, con danza, ópera, teatro, cine… en fin lo imaginable en un contexto de verdadera oferta atractiva para recibir a gente de toda la República y del extranjero?

Y también hay cabida para un buen palenque y unos buenos toros, y para presumir  los atractivos de aquí.

No solo protagonizamos conflictos entre la procuradora y el alcalde, entre candidatos y tribunales chafas. No, tambien solemos ser excelentes anfitriones.

Mas la rebatinga en que se ha convertido el poder merced al autoritarismo utilizado a la hora de tratar con ese tejido social del cual platicábamos líneas arriba, a la gente ya le disgustaron los abusos de un grupo empoderado que unas veces da muestras de querer saquear al estado… y otras, más.

La Feria de Tlaxcala es una excelente oportunidad de reencuentro con la gente. Y en una dinámica con la de Mariano González Zarur, nunca será tarde para la enmienda. La cosa es hacerlo. Reencontrarse con los hombres y mujeres que llegaron a creer en él antes del asombroso cambio, acaso ocasionado por la asunción en las condiciones de todos conocidas.

Ojalá tengamos una buena feria, sobre todo honesta, porque mire usted, hay recuerdos indelbles de los Lima, de los Velasco, y de otros, cuya estancia en el patronato, para nada que fue para servir con honestidad.

Adolfo, ratificado

El panista no la tenía fácil ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), enfrentaba profundos resentimientos de adversarios suyos, sobre todo del PRD, pero los magistrados no encontraron fundamentos para invalidar la elección de múnicipe en Tlaxcala.

La apuesta del albiazul es eso que los panistas llaman gobiernos corporativos, donde no hay una figura -como tristemente ocurre con Pedro Pérez Lira- si en cambio, múltiples voluntades comprometidas a colaborar, sobre todo en materia presupuestal, aprovechando los alcances que tengan.

Creo que Adolfo tiene la oportunidad de su vida, pero no le debe quitar lo sencillo al éxito que desde hace tiempo comenzó a sonreírle y no por ser el único con el mérito.