Después de este tropiezo, será bajo su propio riesgo quien siga creyendo que los estilos de los setenta y los ochenta todavía están vigentes para hacer política.

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¿Sorprendidos por el resultado en la elección de Apizaco? Creo que no. La operación fue demasiado burda y, puso de manifiesto que aun con la admiración que despierta la osadía del autor intelectual entre sus camaradas, esa forma de operar es obsoleta y cara.

Su alto precio lo pagamos todos, decepcionados del papel asumido por la autoridad, al margen de la Ley, como si fuera enemigo nuestro en lugar de responsable de los destinos de la entidad.

La familia real, metida hasta el tuétano, hermano, hijos, primos, todos haciendo burdos negocios, como para llevarlos a la pantalla grande, bajo la dirección de Alfonso Arau.

Es que regresamos a los setenta… hata las gafas de Pedro Molina encajan en un contexto de comicidad provinciana que ha sido coronada por por el padrecito Noé Rodríguez, el líder estatal del PRI que ayer se escondió, no por la aflicción que le ocasionó la sentencia del Trife en el caso Apizaco, sino porque él anda por las mismas en el distrito del cual se ostenta como diputado electo.

La unanimidad de los magistrados para condenar la falta de sentido común de Molina -y fueron benévolos- narró con sumo cuidado el pestilente estercolero en que convirtieron a la elección apizaquense.

Afirmar que el resultado nada más obedece al chantaje de seguir o no en el Pacto por México, es un argumento para ocultar, con un dedo, al sol mariano, deslumbrante como el solo.

¿Quién podría justificar a Cordero y Adriana, encabezando una protesta con aquello de …el pueblo unido…? oiga esos son cánticos de Izquierda, eso fue una vulgar vacilada.

Hay que ver la graciosa huída de Mario Armando, días antes de conocer el veredicto del Trife.

Practicamente todo lo perdió. El PRI, ese PRI en manos marianas y de este equipo perdedor, no va a gobernar un solo municipio de los llamados importantes.

La estrategia setentera de Mariano es un fracaso. Mírelo dando el grito, él su familia, solitos, sin mezclarse con los otros representantes de los poderes. Eso es espantoso y denigrante.

Pareciera que al llegar los apoyos partidistas, con la misma prisa llamó a los suyos y repartió las riquezas que debieron respaldar las frases aquellas de Democracia y Justicia Social.

El paso de esta persona por el gobierno da vergüenza.

Este sí es un ejemplo para abordarlo en la reforma política. El Congreso deberá calificar si los aspirantes a gobernar tienen capacidad mental para hacerlo. Oiga, estamos ante un caso de un desquiciamiento muy perjudicial.

Por lo pronto, el alcalde electo de Apizaco, el panista Jorge Luis Vázquez Rodríguez, algo tendrá que hacer para aminorar el odio que contra su padre siente el compadre que lo mandó a correr de la Secretaría de Salud.

Tiene que ser muy cauto porque el gran operador suele errar cuando se trata de construir, pero es eficiente a la hora de derruir… se pinta solo.

Y no será con la desesperada acción de Raymundo Vega, clamando a los medios para obviar Apizaco y la responsabilidad de su amo, como la opinión pública deje de tener el concepto que maneja desde hace rato.

Vaya un mensaje solidario para el matador Rafael Ortega, un valioso apizaquense a quien ha quedado el aprendizaje de no exponer la imagen propia cuando hay patrocinios tan malos como los que le tocaron.

No pasará demasiado tiempo para que su público lo acoja con el cariño que siempre le ha mostrado, dentro del ruedo.