Acabaron las especulaciones con el estado de salud y los riesgos, gracias a instituciones de la talla del Ejército Mexicano y su emblemático Hospital Central Militar. * La apertura de nuevas plazas, una promesa permanente, pero incumplida.
El presidente Enrique Peña Nieto, tomó la decisión de atenderse un problema de salud en su glándula tiroides que afortunadamente para su salud no resultó canceroso. Qué bueno, tener a un Jefe de las Fuerzas Armadas y en pleno proceso de recuperación, según lo revelaron los médicos que lo atendieron en el Hospital Central Militar.
Lo celebramos porque la situación en que se encuentra el país demanda a un líder con mucha energía para refrenar la incipiente caída libre que, según especialistas podríamos tener al registrar consistentemente una sensible baja en el crecimiento de le economía.
Hay que sumar la violencia incontrolable en zonas como Michoacán, y el saldo tan lesivo que ha resultado a Peña su muy artificial intento de integración democrática de país mediante su Pacto por México, oro para Acción Nacional y para un PRD de incontrolable camaleonismo según su necesidad de abastecerse a través del insaciable chuchismo, bueno para el chantaje y para encarnar su papel de partido de Izquierda en cuanto le conviene (aunque su comportamiento muestre lo contrario).
Acabaron las especulaciones respecto a la salud del Presidente y, quedó de manifiesto el vigor del Estado Mexicano con instituciones como el Ejército y su emblemático Hospital Central Militar, una verdadera joya de disciplina y abasto, como no sucede en las unidades médicas del propio ámbito castrense, a las cuales tiene acceso la enorme mayoría de los de a pie, que sin embargo anteponen la lealtad al país por sobre el mercenarismo tan de moda en la convulsa expresión que nos toca lidiar.
Comenzó el empleo a preocupar al gobierno
Información oficial futuriza la apertura de media docena de empresas, más o menos para diciembre de este año, en cada uno de las tres ciudades industriales con las que contamos, en Tetla, Tlaxco y Huamantla.
El doloroso cierre de Nestlé abrió los ojos a una autoridad que a tres años de detentar el poder se ha dado cuenta del tremendo daño causado al estado con esa política que dificulta la apertura de empresas, aunque informa en sentido contrario.
Vale recordar los episodios vividos en Apizaco, adonde llegaron empresarios hartos del burocratismo de la Secretaría de Desarrollo Económico (hoy también de Turismo), y prefirieron negociar con un ayuntamiento y no con la secretaria Adriana Moreno Durán, en cuyo expediente ha quedado imborrable el desaire a Audi (y su lógica búsqueda de un mejor estado), la pérdida de la Educación Dual, un ambicioso proyecto financiado con capital alemán que lleva las aulas a las naves industriales para involucrar a los jóvenes con la productividad, en vivo y a todo color. Pues también lo dejó ir.
El caso Nestlé no es para menos, pues ocurre apenas unos meses después del anuncio de un crecimiento en infraestructura apoyado en una inversión superior a mil 600 millones de dólares.
Así que ahora, cuando el oficial mayor de gobierno celebra el exterminio de la cuarta parte de los burócratas estatales, que el responsable del Fideicomiso Ciudad Industrial Xicohténcatl (CIX) nos llame a echar las campanas a vuelo por la supuesta apertura de cinco o seis nuevas empresas, le podemos decir lo siguiente:
1.- El habla a futuro, como las inversiones prometidas en cada viaje internacional realizado por el gobernador Mariano González Zarur.
2.- Los cierres no son a futuro. Son el aquí y ahora. El desmantelamiento es tangible, así que la promesa de apertura de empresas suena falso a estas alturas.
3.- Hace unos días, con bombo y platillo se anunció la apertura de Suburbia en el Gran Patio, por cierto un centro comercial al cual el marianismo tiene en la mira para hacerle la vida difícil, pues fue hecho en los tiempos de su antecesor Ortiz.
Alargar conflictos
Y con esa política de exterminar lo que no se encuentra postrado a sus pies, lo mismo restaurantes que fábricas sienten el acoso de un gobierno al que hay que sumarse, y sumirse, precisamente en estos tiempos de pactos y demás intentos porque el país no se desbalague.
Ya hubo advertencias de buena voluntad, como la expresada por el ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya, a un mandatario en funciones cuyo futuro es una moneda en el aire en un entorno complejo, precedido por dos soberanos fracasos electorales y ávido de nuevas alianzas.
La máxima del momento, sin embargo, no acepta la palabra diálogo. Al contrario, como van las cosas, hasta el último momento persistirá la testosterona por doctrina y la bilis por consecuencia.
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