Que Ortiz proponga ahorrar energía y papel para no correr a burócratas es el peor discurso que le he escuchado, es una derrota anticipada, como no ocurrió el cinco de julio.


El llamado del gobernador de Tlaxcala, Héctor Ortiz Ortiz, a que los ayuntamientos racionen su consumo de energía eléctrica y materiales como papel, es un desalentador discurso que evidencia la falta de solidaridad de un poder ejecutivo que se derrotó ante el brutal recorte de hasta 80 mil millones de pesos al presupuesto federal.

El hombre más importante de un estado no debería dar ejemplos tan desalentadores, como eso de ahorrar unos centavos en el consumo de electricidad para evitar peores problemas a causa de despidos masivos de burócratas.

Esta es una muestra de nuestra vulnerable dependencia a los recursos que nos envía la federación y de nuestra incapacidad para generar ingresos propios.

No somos los únicos, pero siendo desiguales en el concurso nacional, requerimos que nuestros gobernantes, emulando a Xicohtencatl, demuestren un temperamento indómito y no se venzan de una manera tan estrepitosa.

Cuando se habla de resultados electorales, Tlaxcala es una de las dos entidades panistas con carro completo. Eso quiere decir que no estamos en crisis, porque somos capaces de estimular a miles hacia cierta causa.

Eso cuesta millones.

Pero, a la hora en que tenemos que mostrar la casta, no puede ser que nos ubiquemos en el territorio de los fracasados y que hablemos de postergar despidos masivos y, por lo tanto peores niveles de crisis económica, cuando en la víspera del cinco de julio, vimos a una candidata, hoy diputada electa, entregando dinero en efectivo, en una de tantas giras de proselitismo.

El tratamiento a los tlaxcaltecas no es parejo.

Y este que, ha sido el peor discurso pronunciado por el gobernador Héctor Ortiz, carece de relación alguna con la imagen de un gobernador panista triunfador, que ha ganado el pragmático afecto del presidente Calderón.

Tuvo que tocar todas las puertas del gobierno federal. Exigir un trato distinto a nuestra consistencia desigual en la orquesta nacional, y obligadamente traer esos recursos, regateados hoy, al grito de, “señores alcaldes, rásquense con sus propias uñas… ahorren electricidad, hojas, tinta… no adelanten recortes para no empeorar la situación.

En lugar de esas hilarantes propuestas, el gobernador de Tlaxcala debería escuchar a los expertos del Instituto para el Desarrollo Técnico de las Haciendas Públicas (Indetec), quienes proponen desde la actualización de las tablas catastrales a los precios de mercado hasta la capacitación de los funcionarios, esos a los que el ciudadano gobernador no quiere ver despedidos.

Señores, si somos capaces de dar “zapato” a nuestros adversarios políticos, cómo no vamos a poder salir de este bache, cuyo saldo es la destrucción de la izquierda en Tlaxcala y la contención del PRI como nadie lo pudo hacer en el resto del país.

De veras, somos buenos.