La declaratoria de hostilidades entre el candidato PRD-PT a la alcaldía de Apizaco halló en Justo Lozano, próximo abanderado de Nueva Alianza, el blanco para una intensa metralla.
Tras el reacomodo apizaquense de fuerzas, dos de los aspirantes a la silla municipal, Reyes Ruiz Peña (en segundas nupcias) y Justo Lozano Tovar -casi es un hecho que contienda por Nueva Alianza- iniciaron una etapa de hostiles advertencias, con las cuales adelantan lo que será una lucha sin cuartel por llegar al Palacio Municipal.
Si por un lado trascendieron las palabras del zar del WC, refiriendo, «la falta de calidad moral de Lozano para pedir el voto a los apizaquenses», por el otro, la respuesta develó la atenta petición de ayuda en el Congreso para que fuesen aprobadas cuentas públicas, como la de 2008, en franco rezago.
Hay un desencuentro adelantado en estos políticos que, aprovecha los recursos con los que cuenta para mostrar a la contraparte el nulo respeto en esta cuenta regresiva cuya fecha fatal es el siete de julio.
Vale apuntar que la alianza PAC-PAN no podrá ser disuelta, y al ser Jorge Luis Vázquez Rodríguez el ungido albiazul dispondría de un amplio capital político-electoral, mas hay que advertir la inevitable división que significa la búsqueda de la alcaldía a través de otro partido -como el PANAL- y el consecuente voto diferenciado para quitar a uno los votos que faltan al otro.
Una cuarta apuesta se configura en la propuesta de Rafael Ortega, el popular matador de toros a contraquerencia de Mariano, quien sorprendentemente se mantuvo ajeno a esta selección -lo cual no significa que empeñe en ella su esperanza de triunfo. La tiene dificil el as de las banderillas y dueño del hermoso y desafiante zig-zag con la figura en medio de los cuernos… si la guerra electoral tuviese la nobleza que los enemigos de Rafa, otro gallo le cantara.
Parece que la posición menos ventajosa recae en el diputado con licencia, Gregorio Cervantes, cuya apuesta a la alianza de su partido, el Verde, con el PRI, pues no se fraguó, hecho que hoy lo obliga a buscar en la creatividad el papel más digno posible en este cotejo, donde los espacios son escasos y los odios, lo que sobra.
Onerosa guerra a ortinotarios
La espera es desquiciante para ambos bandos. Pasan los días y la ejecutoria mediante la cual fueron canceladas las dieciséis patantes orticistas no sale a la luz. Parece que hablar de ella anticipadamente busca hacer presión en aquellos magistrados en entredicho, inicio de un escándalo a niveles del Poder Judicial Federal (PJF).
Y la desconfianza puede provenir de la creencia que, «músico pagado interpreta mal son», pero lo que venga será noticia. Ratificar el desmantelamiento de dichas notarías confirma la tesis de esa suerte de atracción del caso a territorio local, donde otra voz popular confirme su vigencia: «el dinero (en cantidades brutales) afloja más que la manteca».
¿En este marco, se robustece el supuesto manejo de tan elevadas cantidades, que pudieron superar los 30 millones de pesos en el colegiado donde se consiguió lo que fuera de las fronteras tlaxcaltecas no?
¿Qué tan parcial puede ser el proceder del magistrado Manuel Othón Ríos Flores, captado in fraganti en 2012, durante el festejo de su medio siglo de vida, teniendo como invitado al gobernador de Tlaxcala, Mariano González Zarur?
¿Qué ruta tendrían los fedatarios orticistas en desgracia, cuando hablan de tribunales internacionales y de recurrir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para llevar sus argumentos con pruebas tan singulares como aquella imagen de ambos personajes departiendo, inmortalizados por la lente de El Sol de Tlaxcala?
No es la única gira fuera del territorio estatal
Edgar Elías es el nombre de otro magistrado, cuyo juzgado (22) tiene sede en la Ciudad de México. Libanés de origen fue captado en otra cumbre con el generoso ente tlaxcalteca de poder, en un nuevo intento por desconocer ciertos puntos en aquél contrato de la Central de Abasto de Tlaxcala, en tanto obra de carácter privado, con sendas firmas avalando una serie de fatales condiciones como garantía de aquella inversión millonaria de los Zambrano, tan dueños de Cementos Mexicanos (Cemex) como de aquella filial que pactó erigir la CAT con el entonces gobierno de Héctor Ortiz Ortiz.
¿Esa presencia marianista fue acaso el intento de robustecer una sentencia muy local, emanada del Tribunal Unitario Electoral Administrativo (TUEA), para cuyo titular, Pedro Molina, es posible atraer a Tlaxcala el pendiente con CEMEX?
Recordemos que entre sanciones previstas por aquella suspensión unilateral de la obra y los días parados (200 mil pesos por día) la suma que tendría que pagar Tlaxcala habrá superado hace rato los 450 millones de pesos, en otra de las improductivas medidas a la voz de «muera toda obra no acuñada en este régimen».
Nada más que en este caso, el estratega que reparte millones como si fuesen pastillas de menta, tiene frente a sí a un adversario de su peso: los Zambrano. Doblegarlos será una proeza y el reconocimiento incluso internacional de que el mandatario del estado más pequeño de la República habrá sido capaz de sobreponerse a la empresa en cuyo haber hay varios litigios memorables, como el ganado al gobierno de Hugo Chávez, cuando aquella expropiación de la indistria cementera en Venezuela.
Es digno de ver el comportamiento de unos y otros en este particular asunto. No podríamos decir que la suerte está echada porque, se trata de una de las piedras más grandes en el zapato de Mariano, pero no deja de ser interesante ver el destino que va dando a este apasionado lío, uno más en la colección.
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