Es Tlaxcala un tejido con avanzada destrucción. Habrán de extirpar el tumor, pero después del 15 de enero, cuando sea posible operar la sustitución.

Yo creo que de muy arriba, aquí en la hacienda, se giraron las indicaciones pertinentes para esparcir la creencia de que el mero prencipal se nos va, porque su alteza del copete lo evaluó en su reciente visita y, seguro se dijo a sí mismo: «peñita, este fulano es un verdadero enemigo del partido; y a los enemigos hay que tenerlos cerca, así que me lo traen pa’cá, le buscamos algo a su nivel… pero después del 15 de enero para que operemos chido la forma de sustuirlo y no haya la necesidad de convocar a nuevas elecciones, porque seguro nos la rajan…»

Ah, entonces uno ya puede comprender las barbaridades, cometidas una tras otra.

Es la típica conducta del adolescente acostumbrado a que otros culminen su chamba.

Como ustedes verán, es una manifestación de neurosis aplicable a la gente que nunca va a crecer. Nada más que aquí nos ocupa el ámbito del poder.

Le puedo asegurar que nuestro personaje en el fondo esperaba que alguien, con la suficiente autoridad lo pusiera quieto. Siguiendo con nuestro ejemplo del adolescente neuras… nos asomamos al momento en que su padre le mete un grito a su tamaño y lo quita de hacer alguna barbaridad.

No es cuestión de ver puros defectos en nuestro prencipal. A estas alturas se trata del fundado temor de la familia completa (o sea, el estado, los tlaxcaltecas y hasta el Presidente) del triste destino que puede alcanzar una voluntad con semejante patología.

Hay quienes se empeñan en pensar que el proceder de quien nos ocupa corresponde a los beduinos, y su culto al autoritarismo, a la misoginia, a la riqueza. Puede que tengan razón, solo que aquí, el caso se complica por esa inmadurez perenne, manifiesta en arranques de cólera que así como se dan se disipan.

Pero dejan una estela de consecuencias.

Los acostumbrados a este estilo engordan sus chequeras siguiendo la corriente al señor don Neuras.

Pero hay ojos más arriba. Pueden ser los de Peña Nieto, y su legítima preocupación por detener la destrucción de su partido en el único estado donde a nombre del mismo se gobierna con la sinrazón.

No quieren otro Tabasco, a cuyo rescate se aplica el ex priísta y hoy perredista Arturo Núñez. Ven, en esta pequeña porción de país, un interesante ensayo para impedir la debacle. Será sin duda una interesante muestra para, eventualmente aplicarla en el caso que surja otro Don González en alguno de los estados de la República.

Los saldos

Mediante un comunicado de prensa del Congreso del Estado de Tlaxcala, se difundió ayer una versión opuesta a los hechos que atestiguamos el fin de semana, cuando se dio la aprobación de la nueva ley de Pensiones Civiles de Tlaxcala.

De entrada, una frase atentatoria a la inteligencia de los trabajadores afectados y hasta de los mismos priístas -varios de ellos involucrados sin desearlo- se asienta lo siguiente:

«En una actitud responsable y anteponiendo el interés general de la población».

Es decir, las cachetadas del funcionario-golpeador, Orlando May Zaragoza, a varios diputados, es parte de la actitud responsable. A, pues nada más falta que nos digan que la irrupción violenta de los granaderos sin que los llamase el presidente de la mesa directiva, «antepone el interés de la población».

Se trata de un vulgar intento manipulatorio que cínicamente nos vende una historia que no sucedió:

«Durante la aprobación de este nuevo ordenamiento, apoyado por diferentes grupos parlamentarios, se salvaguardó en todo momento el respeto a la Constitución Política del estado Libre y Soberano de Tlaxcala, la Ley Orgánica del poder Legislativo y su Reglamento Interior».

Ni la Ley Orgánica del Legislativo y mucho menos el Reglamento Interior, facultan al madreador Zaragoza Ayala, para poner sus violentas patas dentro del recinto.

En lugar de querernos engañar de tan fea forma, deberían anunciar la renuncia del militar con licencia, para someterlo al proceso legal que merece al hacer suyos los odios de quien le paga.

Se trata de un perro de pelea en cuyo actuar sólo existe la frase: «ataca». No le importa las barbaridades que cometa. Lo digo sin temor a equivocarme: el más espantado con este sainete es el propio gobernador Mariano González Zarur, pues ninguna autoridad podría sentir un mínimo de placer, al protagonizar un reprobable acto injerencista entre poderes, que en el corto o mediano plazo le signifique la causa de un justificado desafuero.

Por eso justifico la presunta intención peñista de quitar de la escena a este pésimo actor.

Es tan malo, que me aterra verlo actuando frente a una multitud realmente exacerbada… ¡los manda a matar!

Hagamos memoria.

Funcionarios como Alicia Fragoso y Noé Rodríguez, tienen un pie fuera de la aministración, por timoratos.

No son tontos. Están conscientes de sus facultades y limitaciones.

Así que otros, como May Zaragoza, Ernesto Ordóñez y Ricardo García, han tomado la delantera.

Se les ve dispuestos a ir a la cárcel con tal de conceder cualquier deseo a su superior.

Note usted la oculta y perversa operación del parásito subsecretario venido de las tierras de La Familia…

No mueve un dedo.

Pareciera responsable del chivo soltado en la cristalería. Pero se lo calla.

Acaso espera mejores momentos.

Los diputados no pueden permitir la impunidad en el ataque a su sede.

De hacerlo, sentarán el precedente de una Legislatura conforme con la violación de varias leyes. Y curiosamente se habrá dado en la casa donde esas leyes fueron aprobadas.

Espero que este desencuentro, ya con graves consecuencias como la no aprobación del nuevo presupuesto, no signifique una nueva y abultada negociación con los diputados que, gracias al ansia marianista, detentan coyunturalmente el poder de la negociación: Alejandro Aguilar, Gelacio Montiel, Víctor Morales, Acoltzi, Justo Lozano Tovar.

Siento pena por el despreciable papel desempeñado por gente como Alejandra Roldán y otros cuyos nombres son molestos. Su visión de corto plazo y su rapacidad, nos lleva a ver una condena como la haría Andrés Manuel López Obrador, gracias a quien ésta, se benefició como nadie.