Me da pena que en la Casa del Pueblo se coloque una alfombra roja para recibir al subordinado con unos pendientes de este tamaño según las auditorías del OFS que nomás vieron tantita luz.

Si a la parafernalia utilizada por el ejecutivo para entregar el paquete económico 2013 la respaldase una inmejorable administración de los recursos otro gallo nos cantara, sin las escenas estas de tapetes parlamentarios (no todos) aguardando las palabras del formidable zapesecre, Ricardito García Portilla, no sea que en un de repente venga un generoso mensaje de don Marianazo… que no sepa donde poner las talegas que ya no se van a repartir entre muchos, unos ya cotizando en el mundo del desempleo y otros a un tris de conseguirlo.

Me da vergüenza que en la Casa del Pueblo se coloque una alfombra roja para recibir con interesada anfitrionía a un subordinado de su amo en cuyo haber consta, en las auditorías del OFS que nada más vieron tantita luz, que cuando se lo proponen son capaces de crecer sus uñotas así como las secretarias de las oficinas públicas, a quienes sus compañeros de trabajo (y sobre todo la interminable clientela) cariñosamente llaman las gallinas.

Nombre… de aquí al venturoso día de reparto de los arcones, con paté de pato y güisqui del carito (aunque algunos diputados se enronchan, por impuestos a pura chela y a marrascapache…). No le hace la baja del carajo en el nivel de vida del pueblo entero, a consecuencia de que cientos, miles de servidores públicos, o ya tienen tatuada en los pantalones una mancha tras el puntapié recibido o, preparan su decrépito derriere para hacer contacto con la pata del oficial mayor, gustoso de cambiar la vida a muchos; total si en su casa guisan con manteca, que los demás se pudran en su miseria.

Uno se siente, cómo le diré, medio encabronado, al ver que tras dos años de gobierno por fin se dan cuenta -hablo del C4- que hay un exceso de personal y justamente en la víspera de las posaditas y las acostaditas, agasajan a 35 tomándolos como piñatas, sobre las cuales activaron bola de palos, a costa de prescindir de personal especializado en la prooveduría de información dentro y fuera del estado mediante redes inteligentes y conectadas entre otros canales al 066.

Como nuestra satisfacción con la seguridad pública es de sobra, como no hay extorsión, robo y secuestro, por cierto, no denunciados, ¿para qué?, si dice el magistrado Marito Jiménez que los atascados de la Procuraduría echan cubeta y al rato hasta puedes hacer víctima al responsable confeso, sí hombre acuérdense del padrote ese al cual hasta un disculpe le dieron luego que los magistrados más perrones de la comarca hicieron pomada las averiguaciones mandadas por la Licha Fragoso Sánchez, quien de todos modos es procuradora.

Entonces no falta personal en herramientas estratégicas como el C4. Al contrario, hay que mandarlos lejos para no seguir afectando la nómina. Así hay reservita para enviarla a estos sobavelas asambleístas que, los habías de ver: atentos como ellos solos, «pasále pacá Ricardito… qué dice la familia… cómo está el amo… bien verdad, se le nota… re sanote el señor… ¿y no nos mandó alguito contigo, Ricardito?».

Afuera, en la calle, los mortales.

Esos que conforman la comunidad más abultada de integrantes del subempleo, la economía subterránea, lo que sea con tal de no morir de hambre, porque nos tocó la época de ver como se ponen lindos los cortesanos, como los chavos estos de Piedras Negras, una de tantas ganaderías de los González, a quienes el tío poderoso les mandó merecidísmo premio a través de nuestro cejas particular, el tal Jonatán Bretón Galeazzi, de Sefoa, aplaudiendo la bravura de los animalazos de por allá, razón de sobra para pensar que en Tlaxcala somos una potencia en el ámbito de la producción ganadera.

Pos sí lo somos, pero para que unos pelones hagan negocio con el doctor Herrerías, a costa de las clases medias que retacan las plazas de toros para dejar la quincena entera y parte del aguinaldo con tal de ver al Ponce, al Zapata, o al otro cejas, el genuino (porque este de Sefoa, como que es mitad cejas y el resto Secreto de la Montaña, jeje).

¿Y con ese tipo de ganado comemos mejor?, ¿nuestros chamacos están mejor nutridos?, ¿los productores tlaxcaltecas viven la bonanza hasta para ser reconocidos por el gobierno?

Fíjate que no. Seguimos igual de jodidos. Pero eso sí, bien aficionados a la fiesta brava, no le hace que no tengamos ni pal boleto ni para el puro. Estamos igualitos que Cantinflas en su divertida cinta «Ni Sangre ni Arena», cuando se metía de contrabando a la México, aunque luego lo echaran como costal de calabaza.

Qué importa eso hombre mientras nuestra clase pudiente está que no cabe de contenta porque les llueve en su milpa. Vamos hasta se dan el bizarro gusto de disfrutar la miseria colectiva y tener amenazados a seiscientos enfermeros, médicos, secres y ayudantes de la Secretaría de Salud, porque aun contra la conciencia del doctor Chuchito Fragoso, que de veras es re buena gente, van para afuera con todo y su necesidad de trabajar.

Con razón, me decía una jovenaza profesionista de la medicina, chingaos siendo de Tlaxcala, y luego de meter mis papeles, mejor me fui a trabajar a Puebla, porque en mi tierra son ojos, no dan ni el saludo, pero eso sí, a la hora de la elección te piden el voto, te bajan las estrellas y te platican beldades de sus candidatos, pero a la hora de conocerlos, oh decepción.

Ni modo. A seguir padeciendo la notable política de austeridad marianista enemiga del trabajador pero amiga de los ganaderos de reses bravas. Aquí nos tocó vivir, como dice la seño Cristi Pacheco, con todo y el siseo provocado por la dentadura perfecta de cerámica que la tiene en una permanente sonrisa, ¡sí! como la de Ronald Reagan, el presidente actor de quinta de los Estados Unidos, que se la pasaba acariciando a un pinche perro antipático cada que se subía al Air Force One, igualito que el otro güero desabrido de Bush, el de las miraditas que matan (pero deveras matan).