No es lo mismo la retórica jurásica desempeñada como secretaria general del PRI, a la representación del grupo empoderado, dispuesto a vender muy caras las posiciones de poder del gobierno… sobre todo a las de casa.

Para Josefina Espinosa Cuéllar, no es lo mismo la subordinación a Mariano González Zarur (en su papel de presidente del PRI y ella, secretaria general) que como subordinada de Mariano gobernador. La diferencia consiste en el cruel paso de los años pues, uno y otra los resienten, según se juzga en la bipolaridad inducida de la directora del subsistema Colegio de Bachilleres de Tlaxcala (Cobat).

Doña Chepis no puede despojarse del oficio político de aquél papel desempeñado en la dirigencia de su partido, donde la movía una retórica retro.

Ahora, representa al grupo empoderado, y por tanto encegecido ante una representación sindical determinada a conservar su parcela fértil en una de las zonas más benévolas presupuestalmente hablando, y donde su enquistamiento significa decenas de plazas para mantener vivo a este tentáculo del orticismo.

Con actitud dialogante, modales finos y cuidadas palabras, la marianista reconoció la influencia de Enrique Portillo Cisneros y firmó conjuntamente una minuta que formalizaba el borrón y cuenta nueva en las relaciones de la institución con la representación gremial.

Satisfecho tras el terreno recuperado, Portillo Cisneros, procedió a exhibir el documento rubricado por la señora Espinosa. Sus huestes lo celebraron y, parecía que la coexistencia de ambos grupos estaría garantizada a partir de dicha reunión.

Ah, pero faltaba la reacción de los altos mandos de Tlaxcala.

En un diálogo parecido a: «¿y quien te autorizó a negociar?, doña Chepis tuvo entonces que desconocer los acuerdos tomados. Y cual chamaca regañada a quien acaban de corregir la plana, vio con una elevada frustración cómo su palabra vale lo que el ánimo de su jefazo esté dispuesto a reconocer.

Así que tuvo que aplicar la máxima: «donde manda capitán, no gobierna marinera». Y la marinera de agua dulce secó con su blonda cabellera las lágrimas de impotencia, con las cuales también inició el enjugamiento de lo que puede ser un nuevo fracaso en el subsitema. Un doloroso truene porque, si a alguien le recorre las venas una sangre auténticamente marianista, pues es a ella.

Mas debería recordar que el aldeano corporativo encabezado por el hacendado gobernador, no suele tocarse el corazón para vapulear a sus subordinados, sobre todo si se trata de una mujer. Digamos que en este caso particular hay el plus de la innegable misoginia del jefe, aguardando con doble entusiasmo momentos como el vivido ayer.

De esa manera, puede ensañarse. ¡Ese es el placer de mandar!

En nombre de la sinrazón y alentado por la clara sumisión de un valioso elemento, sobreviene la mano dura. No nada más con la contraparte grupal… hay que dar lecciones a esas condenadas viejas para que sepan quién es el patrón.

Conozco más de un caso de valiosas mujeres que han probado la hiel de servir al mandatario en cuestión.

Mire qué diferencia de personajes

En cambio, las hay de noble corazón y dispuestas a cambiar su status se secretarias del gabinete por una especie de empleada de macdonald’s.

Tal vez Adriana Moreno Durán, pase a la historia como la secretaria de Desarrollo Económico (Sedeco) más improductiva en la historia moderna de Tlaxcala.

¿Y eso le afecta su situación laboral?

Nel.

Pues fiel al estilo adoptado a la fuerza, todo es sujeto de disculpas, siempre y cuando cuide con esmero las formas para hacer sentir bien al amo, tiaxca, patrón… licenciado, vamos.

Y por ejemplo, en estos días que el gobernador poblano Rafael Moreno Valle, consiguió tras estoica negociación la llegada de Audi a San José Chiapa, la singular paisana se apresuró a afirmar que en Tlaxcala queremos a la BMW.

Aunque todas las entidades federativas tienen derecho a participar en el reparto de los millones de dólares invertidos por los fabricantes de autos, hay de gestiones… a gestiones.

Hay que ser como roña Adriana, buena para comprar boletos de avión, para establecer conexión con agencias de viajes y para acomodar los cubiertos como le gusta al patrón.

Mire que teniéndolo contento, lo demás pasa…

Y el desarrollo económico de Tlaxcala, bueno, pues no todo es malo, recordemos los fabulosos once compromisos comerciales logrados en el reciente tianguis automotriz. En qué consistieron. He ahí el misterio. Pudo haber sido la adquisición de un auto, o al compra de refacciones o accesorios, pero eso será el gran secreto. Por cierto en ese tianguis no se pactó instalación alguna de armadora, fábrica de refacciones o algo por el estilo.

En cambio, la secre Adri se dio una divertidas…

¿Y la prosperidad económica?

Ah, pues esa puede esperar. Antes, hay que atender al patrón, no se nos vaya a molestar.