Viene la dirigente tricolor a gritar a su otro subordinado que no se pase… que lo estará vigilando… ¿de algo le servirá?


Los bonos de Beatriz Paredes incrementaron su valor tras el debate con los dirigentes del PAN y del PRD, organizado por Televisa. Y así, con ese mérito en la bolsa tiene agendado venir a Tlaxcala, al cierre de campaña de su amiga Blanca Águila Lima.

El detalle es relevante, primero porque se advierte que la esperanza del tricolor está puesta en la dinámica dirigente sindical de trabajadores de SESA –a diferencia del burocratizado Benito Hernández y el obsoleto Justino Hernández, del 02 y 01 respectivamente.

Y también llama la atención porque Beatriz vendrá a su tierra a advertir a su ex aliado Héctor Ortiz que no está dispuesta a consentir excesos.

Anticipamos que con uno de los memorables discursos de la huamantleca , esta advertirá a su ex secretario particular que la política de rompe y rasga no la van a aceptar los tricolores. Que la llamada elección de Estado no le mete miedo a los militantes del PRI y que estos disponen de una estructura amplia y suficiente para cuidar que en las casillas no haya actos de mapachería.

Esto nos permite llegar a las siguientes hipótesis:

1.- Que la estructura de la que tanto presume el PRI, en manos de políticos como Benito Hernández, no es más que una leyenda pues, el ex alcalde de Tlaxcala colocó a personajes tan holgazanes en su equipo que, para qué quiere enemigos.

2.- Que la única causa con una estructura con diversos orígenes partidistas pero todos convencidos de votar por la candidata y su partido, es precisamente la abanderada por el tercer distrito, quien garantizó activistas al tricolor, lo mismo de su sindicato que de otros gremios, organizaciones y hasta partidos como el PS de Rosalía y próximamente Convergencia.

3.- Que sin la sangre nueva entre sus filas el PRI está destinado a ser sepultado por esa desdichada combinación que les asiste a sus militantes: cinismo-soberbia-suficiencia.

4.- Que en Tlaxcala, Beatriz Paredes pasó de ser la cacique a una simple dirigente, desmitificada por su pupilo, Héctor Ortiz, en el esquema aquél de que el alumno superó al maestro.

Desencuentros en el ISSSTE

María Tanivet Ramos Reyes publicó en Reforma un desplegado para quejarse porque fue despedida tras seis semanas de laborar en el ISSSTE. Afirma que la delegada, Aurora Aguilar tenía reservada esa plaza para una amiga suya.

El evento, nada agradable para los altos mandos del instituto no deja de analizar todas las aristas; desde el marcaje personal que sobre la delegada ejerce la diputada federal Adriana Dávila Fernández, hasta la ganancia a río revuelto de personajes surgidos de la nada, como la señora Tanivet, con la solvencia suficiente para pagar un desplegado en el periódico más caro del país.

Al PAN le provoca nausea el desamor entre sus militantes y la sinrazón cuando se trata de mostrar influencias y alcances. Teniendo proyectos que demandan su cohesión, es bien socorrido anteponer cuestiones hasta de carácter hormonal en lugar de hacer frentes comunes contra aquellos que ya les comieron el mandado.