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Tal vez sea una coincidencia, pero yéndose quien fungía como Consejero Jurídico, al gobierno se le abrió un interesante panorama.

Saque usted sus conclusiones en el apasionado asunto de la reinstalación de notarios orticistas.

Llega Cuauhtémoc Lima a la dirección de Notarías; despiden a Marco Antonio Díaz de la Consejería Jurídica, y se activa una especie de conciencia legal, antes que se configure el desacato, al que según vamos viendo le apostaba el hoy ex funcionario del marianismo.

En consecuencia, tras el desafiante Mariano al marco legal, habría un responsable.

Apoco todo va a concluir con un simple despido. Yo creo que hay una delicada responsabilidad.

Los remolinos que opacaban al poder ejecutivo comenzaron a disiparse.

Es un inicio. Falta trecho por recorrer pero al fin y al cabo, una señal de que el marianismo no pasará peleando toda la vida.

Casi dos años de tolerar semejante factor rijoso habla de los profundos afectos del tlatoani, aun pasando por alto múltiples fracasos.

Hoy, ya se habla de la devolución de libros a los notarios suspendidos.

No a todos.

Los hay quienes se olvidaron del frío tlaxcalteca y, como Rubencito Flores Leal, andan con todo y zapatos en Las Vegas, dando rienda suelta a su gusto por la ruleta.

Faltan unos días para la elección y la sorprendente actitud del gobierno parece aprovechar la cercanía de los cotejos para expiar sus lamentables pecados.

Nos dicen que la limpia seguirá.

Y Secoduvi sería la próxima instancia en dar buenas noticias. El latrocinio allí es insoportable en estos momentos. Lo malo es que el titular fungía como subordinado en el anterior gobierno. Entonces aplicaba una tremenda perversidad, a su conveniencia claro, y a costa de la credibilidad de su jefe. Es un caso más de dilapidación de los afectos de quien se puede convertir en su peor pesadilla.

Los compromisos de Peña Nieto

Uno de los cuatro compromisos firmados ante notario (no sabemos si alguno de los suspendidos) tiene que ver con el equipamiento del Puerto Seco, esa extensa zona por el rumbo de Atlangatepec, lista para albergar nuevas empresas y para levantar infraestructura de almacenamiento.

Es una nueva sorpresa.

Un proyecto heredado al cual se da continuidad.

Nunca fue más oportuno fijar la mirada en un tema del cual ya nadie se acordaba.

Al parecer transcurrieron plazos fatales en el proceso de expropiación de tierras. Y el dejar pendiente tanto tiempo este asunto, requerirá una operación fina pero extenuante para reparar la relación con los dueños de los terrenos afectados.

Son cientos de hectáreas que durmieron un sueño increíble. Fue parte de aquella etapa de pasividad marianista desde el mismo triunfo en las urnas hasta la presente. O sea más de dos años.

Golondrinas a las campañas

Hoy se cumple el plazo. No habrá más promoción del voto a partir de las cero horas del jueves.

Uf, por fin vamos a descansar de tantas caras, unas feitas y otras  más, colocadas donde encontraron algún espacio. Los carritos parlantes irán al taller y los estúpidos carruseles pasaron a mejor vida (a quién se le ocurriría promover el voto con filas de autos, contamianantes y estorbosos).

Enfilamos a renovar senadores y diputados. Claro, presidente de la República.

Hemos escuchado con insistencia que el voto diferenciado se dará con todo.

Al parecer habría elevadas posibilidades de una desagradable sorpresa a los priístas y su candidato Peña Nieto. El cierre de López Obrador en la capital del estado así lo dejó entrever. Decenas de miles de personas no cabían en la Plaza de la Constitución.

Los excesos de la USET

Resulta conveniente aplicar el ahorro propuesto por uno de los candidatos a la Presidencia. Según él más de 300 mil millones podrían ser recuperados para aplicarlos al campo y a la educación.

Nada más vea lo que hicieron en Tlaxcala, según se desprende de información publicada por e-consulta. Repartieron una vaca de casi 37 millones de pesos en bonos no autorizados por la Federación.

El secretario de Educación, Tomasito Munive se embolsó casi 600 mil pesos.

María Elena Delia González Zarur, se llevó 213 mil, y hasta el hoy candidato Enrique Padilla, cobró 191 mil varos (naturalmente él lo niega).

Roberto Zeferino Bravo Esquivel no es ningún pobretón. También tuvo acceso al pastelote. Le tocó el mejor bono: 583 mil pesos.

¿Qué pasa?, ¿Qué clase de abuso se da en la USET?, oiga, estamos a unos días de la elección más importante del siglo y estos señores no tienen empacho en contar el dinero igualito que René Bejarano, en aquél infausto episodio en el despacho de Ahumada.

Es tiempo, señor secretario de Educación, de devolver ese dinero.

Ojalá tenga el valor para aceptarlo.

Se trata de 36.9 millones de pesos que muy bien pudieron servir para construir el sistema de alimentación de los escolares que acudan de tiempo completo a tomar clases.

Oiga, bonos de medio millón, ¡qué descaro!