Como sacado de la novela El Padrino de Mario Puzo, una familia con descendencia caótica tiene desencuentros que conmueven al mismo estado, debido a la fortuna que está en disputa y al poder acumulado por los medios hermanos dispuestos a matarse.
Apareció en el Sol de Tlaxcala, un desplegado con una serie de señalamientos muy serios por parte del empresario panista, José Gilberto Temoltzin Martínez, quien se dice perseguido por el gobierno de Mariano González Zarur, a través de ciertos funcionarios.
El dueño de La Luz, se refiere –sin nombrarlo- a su medio hermano, José Juan Temoltzin Durante, titular del C-4 y parte activa en la disputa de un millonario patrimonio.
Estos desplegados no son nuevos.
Han molestado a los tlaxcaltecas y particularmente a los chiautempenses, desde hace años, cuando iniciaron los conflictos generados por esa forma de caos engendrante de uno de esos fenómenos para la posteridad.
Una descendencia abundante y enconada es la maldición bíblica de esta familia, tan respetada en su entorno y tan falta de reciprocidad con la sociedad tlaxcalteca.
Y como nunca van a llegar a un acuerdo, pues hay que acostumbrarse a odio entre parientes.
Mas la autoridad no puede guardar silencio.
Hay acusaciones muy delicadas que piden la intervención de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) entre otras instancias que no pueden perder de vista la política persecutoria desatada en este sexenio.
Con una procuradora postrada al interés del ejecutivo, y los “ciertos funcionarios”, a los que se refiere José Gilberto, el estado de Derecho es la situación ideal inalcanzable en estas circunstancias.
Un estado con municipios donde el jefe de la policía es un secuestrador y un hermano lleno de odio ocupa un lugar de privilegio en el terreno de la inteligencia y el espionaje, no puede sino ser monitoreado por organismos nacionales e internacionales de defensa a los derechos humanos, porque poco nos falta para compararnos con la sociedad siciliana salida de la pluma de Mario Puzo.
¿Crecimos o no crecimos en Turismo?
Lamentaba hace pocos días el gobernador Mariano González Zarur, la pobreza que nos cubre con su manto y, por ejemplo nos obliga a contar por necesidad con la cobertura universal del Seguro Popular… “somos un estado pobre…”, reconocía.
Nada tendría de nuevo el aceptar nuestra dependencia presupuestal, más o menos en 94 por ciento del Gobierno Federal, y que el desempleo se agrava en la medida en que la administración encuentra un motivo, así de pequeño, para aplicar una política de sospechosismo, con un fin invariable: el despido. Y vaya que la desconfianza campea y afecta el ámbito laboral.
Con esa franqueza marianista, al menos sabemos el origen de nuestro desánimo. Y como nos lo repite en cada informe regional, pues qué otra nos queda que sentirnos en el entorno de la desesperanza.
Ah, pero hay mandos medios determinados a cambiar la percepción derrotista a través de la cual nos observa el coordinador de los esfuerzos.
Responde al nombre de Marco Antonio Mena Rodríguez, es el secretario de Turismo, y ha tenido el detalle de propagar la cifra de seis por ciento como indicativo de crecimiento del sector durante el primer ejercicio de gobierno.
Y así se cacareó en el primer informe. Y se colocaron muchos anuncios espectaculares con esa buena nueva.
Todo era color de rosa hasta que los pesados investigadores del Centro de Investigación y Estudios Turísticos del Tecnológico de Monterrey (CIETec) nos contradijeron.
Conformamos una trilogía, con Hidalgo y Tabasco, con una serie de inconvenientes que podrían poner en duda la validez del crecimiento aquél de seis por ciento, por cierto el único renglón que observó movimiento positivo en el primer año de gobierno, según el informe de González Zarur.
Tres defectos tres, halló el CIETec en nosotros, y también en Hidalgo y Tabasco: carecemos de una oferta en productos para el viajero, no tenemos diversidad en restaurantes y, de plano ni conocemos aquello de la conectividad aérea.
Y nada más por esos tres defectos, nos colocaron en los lugares 30, 31 y 32, de 32 entidades analizadas.
Bueno, lo expuesto en la investigación del CIETec podría contradecir a la campaña de números alegres impulsada por el gobierno estatal y orgullosa porque nuestro crecimiento fue de seis por ciento.
¿En que se basa el secretario de Turismo para asegurar ese movimiento?
Parecería que la cifra la sacó de la manga y que el éxito en materia turística es comparable con otro fenómeno, en taquilla y en el gusto de la gente, como lo fue el concierto de Plácido Domingo.
El gobierno de Mariano González Zarur, no tendría que recurrir al dato inexacto para reconocer el decrecimiento experimentado por la entidad.
La confianza con la cual Mariano deplora nuestra necesidad del Seguro Popular como mecanismo mayoritario para atender los problemas de salud es una muestra de honestidad que contrasta con la insistencia de Marco Antonio Mena, para gritar a los cuatro vientos el éxito –que no existe- en materia turística.
Cuanto Tlaxcala brille en el concierto nacional gracias a convenios reales con líneas aéreas para conectarse ya sea en Huejotzingo, en Atlangatepec o en el mismo Aeropuerto Internacional Benito Juárez del DF, para atraer visitantes, seguros que van a encontrar una oferta competitiva, entonces podremos alardear de un crecimiento real.
Lo hecho por el joven Mena Rodríguez, no deja de ser una promoción de carácter personal en el submundo de competencia encarnizada del gabinete.
Esas disputas ni generan un mejor nivel de vida, ni nos proyectan como un estado en franca lucha por salir de la mediocridad.
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