Para vergüenza nacional, iniciativas de ley como aquella condicionante de la libertad de expresión a, “consultar fuentes convenientes”, en aras de respetar la honorabilidad y buen nombre de funcionarios… nada más falta que aprueben semejante bodrio.
Cuando el legislador priísta Francisco Javier Romero Ahuactzi, afirma que los medios de comunicación y periodistas en general, “deberán ejercer su derecho a la libertad de expresión y de información de manera responsable, realizando artículos periodísticos de carácter completo, veraz, adecuadamente investigados y contrastados con las fuentes que sean convenientes y oportunas”, busca dar a la intolerancia un rango de ley, con una serie de facultades arbitrarias para amordazar a quienes les representan el riesgo del contrapeso mediante la crítica.
Que Romero Ahuactzi se haya tomado la molestia de mostrar a Tlaxcala su proclividad a desandar un importante trecho en la senda de la democracia en materia de libertad de expresión, no sorprende a nadie, finalmente cumple con el propósito sectario que se provee de impunidad para cometer cuanto exceso venga en gana.
Amordazar al periodista es la propuesta. El fin, es tener las manos libres para saquear al estado apoyándose con la mano aplastante de mazos intolerantes, verbigracia el señor Romero Ahuactzin, a los pies de un sistema alejadísimo de los principios revolucionarios de compromiso social de su partido el PRI.
Estamos ante la construcción de un feudo local, sin más doctrina que el culto a la persona del amo, cuya ansia por tener el poder absoluto no advierte la sorna a la que se expone ante un tejido social que se está cansando de semejantes embestidas con los ojos cerrados aunque con una mira oculta bien puesta en los presupuestos.
Es por lo menos sorprendente que el señor diputado Romero Ahuactzi, condicione el ejercicio a la libertad de expresión realizando artículos periodísticos de carácter completo, veraz, adecuadamente investigados y contrastados con las fuentes convenientes.
¿Quién, pregunto a Romero Ahuactzi, va a juzgar que un artículo periodístico sea completo?
¿Usted, Romero Ahuactzi, se siente con solvencia para afirmar que tal o cual trabajo periodístico es o no, veraz?
¿A qué le llama, adecuadamente investigado? Supongo entonces que existen condiciones que lo llevan a considerar inadecuada a una investigación. ¿Inadecuada porque es capaz de mostrar de cuerpo completo a delincuentes metidos de políticos?
¿Cuáles para usted son las fuentes convenientes? Seguramente las que avalen, cerrando aquél círculo sectario del que ya hablamos, los actos, omisiones, desacatos, corrupción, errores, saqueo, destrucción, todo como un botín de guerra conseguido gracias a amordazar periodistas y medios de comunicación.
Hace poco, en el Senado de la República, una comunicadora veracruzana narró la amarga experiencia de estar a la sombra, en un penal de alta seguridad, por señalar una serie de latrocinios cometidos por el entonces gobernador Fidel Herrera Beltrán y ensalzados por la señora su cónyuge, a través de las redes sociales.
Entonces a aquella mujer, crítica de las diabluras del negro, se le acusó de terrorista, se le juzgó de manera oculta y sentenció a una condena en una celda de dos metros de largo por uno de ancho, donde las ratas hacían compañía a la desventurada comunicadora.
¿Queremos en Tlaxcala ir en ese rumbo?
Lo que hoy, el singular legislador ¿priísta?, nos presenta a modo de iniciativa debería encender los focos rojos del Congreso, apuntando a los excesos de una secta retrógrada asida a un partido que viene con todo.
Pero no son lo mismo.
Aprobar este bodrio garantiza el resto de este sexenio sin más voces que las autorizadas a defender el buen nombre, el prestigio, el apellido, la figura, los talentos, de quienes desean contar con este tipo de legislaciones para seguir sacando filo a las tremendas uñas de roedor, hasta no dejar piedra sobre piedra en Tlaxcala.
El reclamo a Silvestre
Mire que comprometer el trabajo colegiado y pluripartidista del Congreso para privilegiar las iniciativas retro del marianismo, merece no solo la remoción del señor don Silvestre Velázquez Guevara, como presidente de Puntos Constitucionales, con un rezago de 54 expedientes, pero eso sí, dispuesto a abrir la puerta a los remedos legales estos de recién arribo a Allende 31.
Parece que quien se asumió como una tremenda crítica del amañado actuar de don Silvestre, comprendió el riesgo de manchar sus manos con dinero mal habido a través de los tristemente célebres pancles –fajos de billetes- a los que ya nos referimos en entregas anteriores.
¡Pues qué bueno!
La panista Lilia Caritina Olvera Coronel, parece no estar dispuesta a dar tregua en su intentona por conformar una comisión emergente y plural para sacar los pendientes que realmente interesan al desempeño del Estado y dar la importancia que corresponde el reciente paquete de iniciativas enviadas por el ejecutivo.
Además de la nueva ley de Acceso a la Información Pública, hay que ver la propuesta de ley orgánica de la Procuraduría, de nueva cuenta centralizando el poder en las manos de una procuradora (y a la superioridad a la que rinde cuentas).
Y qué pasa con las instancias a cuyo cargo se encuentra el difícil encargo de la procuración de justicia. Mire, la nueva ley considera a ese sistema de gobierno dentro de la institución, como jefes de departamento.
Una sola voluntad se dispone a perdonar vidas, o no, según le convenga. Es la nueva perspectiva de la procuración de justicia.
Y claro, es un tema que a Silvestre le urge aprobar, si antes no lo tumban como lo propone Olvera Coronel.
Agradecimiento por el dato
Cierto, quien se impuso a Guadalupe Sánchez Santiago, en aquella elección de diputados federales es el perredista Gelacio Montiel Fuentes, no Alejandro Aguilar López, como erróneamente lo apunté ayer.
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