A estas alturas, las campañas de proselitismo tuvieron que modificar lo básicas que resultaban cuando lo más sencillo era llevar a cientos de votantes a fiestas en las cuales la tradición marcaba daba pie a presentar discursos descarnadamente predecibles.
Hoy, en cambio se recurre a la venta de seguridad. Y así como empresas de custodios particulares concurren al mínimo llamado a cumplir con una labor de guaruras, se ofrecen frases que dan confianza como ingrediente activo del proselitismo.
La gente está lastimada en su economía, espantada por el brote de influenza y todavía tiene que tolerar a los imprudentes candidatos que andan pidiendo el voto.
He aquí que la creatividad tuvo que anteponerse al acarreo.
Imagine usted a un ex secretario de salud tocando a las puertas de su casa. Eso le genera confianza.
A una ex primera dama del estado acudiendo en una forma discreta, sin aquellos despliegues que hoy adoptaron, paradógicamente, aquellos pertenecientes a partidos pequeños.
Yo creo que estamos ante una estrategia de meterse en la parte más sensible del electorado que, por su parte dispone hoy de sobrada información y no le cuesta trabajo distinguir entre un acto de buena fe y aquellos grotescos ejercicios que movían al llamado voto verde.
Vale la pena ver que en medio de la crisis hombres y mujeres tlaxcaltecas se crecieron al letargo que otrora nos correspondía a la hora de pedir el voto.
Atrás quedaron los excesos de panfletos y carteles que disputaban el más mínimo espacio en postes, puentes, árboles y hasta puertas.
Esto tiende a utilizar los medios más adelantados de la tecnología para privilegiar el cuidado al medio ambiente y otros valores como la confianza de los electores.
La modernidad nos llegó y no nos queda otra que aprovecharla.
Pero hoy, también nos llegó una rara enfermedad que, aquí entre nos, puede que hasta le estén sacando provecho. Sí, porque contra lo desconocido se impone la agraciada ventaja del conocimiento.
Otros, como Pedro Arturo López Obrador, suponen que el peso del apellido va a ser suficiente para convencer a la gente. Conste que acabó con su adversario al interior del perredismo, atacando el hecho de que aquél contaba en su haber con antecedentes penales.
¿Dónde quedó la creatividad?
Pues resulta que en este caso no la hay. Y hasta corre el riesgo de que se desempolven faltas del pasado, cuando AMLO debió intervenir para que al rijoso hermano no le fuera como en feria por haber agredido a un conductor de combi.
Pero esos son otros tiempos. Ahora, se trata de actualizarse. Y si Arturo López Obrador deposita toda su esperanza en su calidad de recién llegado, va a tener serios problemas.
Decía Ubaldo Velasco, el líder del PRI en Tlaxcala que los abanderados de ese partido, todos sin excepción, son originarios de aquí. El hermano de AMLO tendrá que superar esa desventaja. Supongo que se le va a complicar, pero ya veremos como le resulta.
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