El tiempo apremia y lo que menos importa a estas alturas es el llamado tejido social… los nuevos funcionarios vienen a trabajar con intensidad, claro a trabajar a su estilo, muy de temer… lo estamos conociendo y créame, qué caro nos salió el conflicto de los policías.
Se trata de una súbita y convenenciera alianza PAN-PRI (versión manchis) para repartir un botín, ahora que el tiempo apremia.
La llegada de Orlando May, a la Secretaría de Seguridad Pública, a muchos nos ha dejado con el ojo cuadrado. ¿Un forastero más viene a adivinar el teje y maneje del mal ese que tanto daña al tejido social?
Pues así parece.
Del equipo de Genaro García Luna (y sus actos de barbarie por toda la República) llega con bombos y platillos quien hasta abril de este año se desempeñó como director de la ministerial en Tabasco. Y renuncia porque su muy cercano comandante, “el casi casi”, fue sorprendido con las manos en la masa… un cargamento de 18 kilos de mariguana y cocaína, según lo aseguran investigaciones periodísticas en aquella entidad del sureste mexicano.
Quedó sin chamba. El procurador de allá lo emplazó a presentar su renuncia. Y algo debía hacer Genaro, para no dejarlo en el desamparo.
Estaba pendiente cobrar al gobernador de Tlaxcala el favor hecho en junio de este año, cuando fue enviada la Policía Federal, a aplastar a los policías revoltosos, con los que el gobernador Mariano González Zarur, fue incapaz de encontrar una salida entre paisanos.
Vendrían las súplicas a los dueños del monopolio de la violencia, pero la de a de veras, no la teórica. Sí, podríamos decir que fue un logro del recién desempaquetado Noé Rodríguez Roldán, en la Segob.
Y cuajó. Y aquellos vinieron y arrasaron con cuanto vestigio de conflicto laboral-político, presuntamente manipulado por el ex gobernador (panista) Héctor Ortiz Ortiz.
No se trata del crimen organizado. Pero en este sistema las cosas son así. Si recibes un favor tienes que pagar. Y los tlaxcaltecas estamos pagando por el favor que no pedimos como estado, como en cambio sí lo hizo un team desesperado porque, hágame el favor… ¡las calles tomadas por policías!
Así que llegaron, “los profesionales” (así los llama elogiosamente el señor manchis) y activaron la aplanadora.
Y hubo muertos.
Y de eso nada se informa.
A pesar de las familias lastimadas (ha de ser una versión del famoso tejido social…)
Cual moneda de cuño corriente fue entregada la plaza. Fue el costo del favor hecho a un gobierno incapaz de encontrar otros mecanismos de diálogo. Le salió caro.
Orlando May, tiene fama de torturador. Por lo visto donde ha andado dejó una huella indeleble de su proceder. Es temido, pero su historial lo puso en al menos una ocasión en una postura incómoda. Y debió retirarse.
Originario de la Ciudad de México y creación del secretario García Luna, viene hoy a descubrir el hilo negro, pero eso sí con herramientas infalibles. La macana y el terror.
“Son unos profesionales”, de veras lo son… coincido con el amo.
En el otro lado del teatro, Norita Caballero, viene a dar caballazo a quien tuvo el infortunio de fungir como delegado de la PRG en Tlaxcala, justo cuando Maricela Morales (con todo y la delicia de cirugías al estilo Campusano) se hizo con el control de la PGR, gracias a los buenos oficios de su amigo y creador, el general Rafael Macedo de la Concha.
Y sin previo cálculo del daño que causaría, tomó el machete y cortó cabezas por toda la República. A ella también le urge operar, porque quedan unos cuantos meses para que siga fluyendo el doloroso néctar social extraído en plena época de la guerra contra el crimen organizado.
Cada quien espanta con el petate del muerto al alcance de su mano. Y ese espantajo es cruel, reconoce su fracaso, pero al menos es eficiente para los intereses de quienes lo utilizan.
Tlaxcala para los tlaxcaltecas. Cómo no.
Dos extraños dos, llegaron en circunstancias parecidas pero con perspectivas idénticas. Hay que trabajar duro porque el tiempo se agota.
Y nosotros, el tejido social, a cumplir con nuestra parte.
Lo mejor que pueden hacer los ciudadanos es cuidarse. Si caen en las manos de estas beldades formarán parte de las estadísticas, no precisamente de seguridad, sino de indicativos del bienestar económico de esa parte de poder con alcances espantosos, que ya comenzamos a conocer.
Qué caro nos salió aquél conflicto.
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