Al gobernador de Tlaxcala lo manejan a placer los secretarios de Finanzas, de la Función Pública y el subsecretario técnico… bastaron cinco meses para trastear a quien aparentaba un fuerte carácter, de entonces a la fecha todo, para ellos, es ganancia…

La deuda, “oculta” de mil 73 millones de pesos, pero no registrada ante la Secretaría de Hacienda, abriga una complejidad del tamaño de la inacción del gobierno de Mariano González Zarur.

El secretario de Finanzas, Ricardo García Portilla, utilizó los reflectores del IV Foro Regional «Hacia un nuevo proyecto nacional de desarrollo», para describir al ex gobernador panista, Héctor Ortiz Ortiz, como el  ogro que se alimenta de la pobreza de los tlaxcaltecas.

No lo dudo.

Pero es frustrante que el tesorero del señor Manchis, no acompañe a dicha queja de las correspondientes denuncias, pues si Ortiz heredó una deuda oculta equivalente a, “ocho veces  los ingresos estatales de todo el año pasado”, debe ir a la cárcel, junto con los responsables de semejante tragedia.

El planteamiento de García Portilla (el secretario de los zapes) tomó un, “oculto sesgo partidista” en el foro cuyo objetivo era la formulación una propuesta que, “derivase de un debate incluyente, plural y participativo para impulsar un proyecto de desarrollo nacional tras una visión compartida del México que queremos lograr en un futuro cercano”.

Esta reunión, de trascendencia global fue inaugurada por el gobernador panista de Puebla,  Rafael Moreno Valle Rosas. Así que las quejas del tesorero tlaxcalteca, pasaron de lo aparatoso a lo incómodo; careció de elemento alguno de debate y mucho menos se le pudo considerar como un aporte al propósito del foro.

Ponentes y organizadores intercambiaron miradas de incredulidad por el uso injustificado de su tribuna. Claro, ni modo de callar al representante del hacendado gobernador de Tlaxcala, pero… tampoco hubo razones para incluirlo con júbilo en la relatoría.

El peso de los ponentes dejó atrás, muy atrás el atrevimiento del simpático joven tlaxcalteca de los zapes.

De otro nivel fueron las ponencias magistrales de Juan Carlos Moreno Brid, director adjunto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL); Rogelio Montemayor Seguy; Enrique Aguera Ibáñez, rector de la Benemérita de la Universidad Autónoma de Puebla (BUAP); Alberto Torres Miaja, director general de Investigación Económica del Banco de México; Miguel Marón Manzur, subsecretario de Economía; Francisco Suárez Dávila, y Alfredo Philips Olmedo.

“La intención oculta” del protagonismo de García Portilla

Al desorden administrativo encontrado en numerosas dependencias del gobierno, el secretario de Finanzas lo nombró, “deuda oculta”, y se la vendió a su jefe… “patrón, con estos mil millones de pesos le damos al gordito Ortiz la quemada de su vida”… entonces, el patrón, cuyos niveles cognoscitivos y capacidades analíticas descaecieron (en otras palabras, entre más viejo más ignorante) se la cree todita cuando alguno de sus funcionarios estrella (Finanzas, Función Pública, Subsecretaría Técnica) se empeña en manipular a quien aparenta ser un macho de lo peor, pero ante estos tres deviene en caramelo.

Lo que Ricardo García Portilla debió decir es: nos encontramos anunciando el desconocimiento de compromisos adquiridos por Ortiz con proveedores de bienes y servicios:

1.- Porque una regla no escrita sostiene que los gobiernos habrán de hacer negocio con sus cuates. Ya sabes, comisiones en medicamentos, equipos, materiales, en fin…

2.- Porque vivimos a plenitud los tiempos en los que un presidente de la Feria de Tlaxcala, puede disponer de 20 millones de pesos para contratar puro macuarro, sin que el secretario xoloescuintle (o sea el de la Función Pública) reaccione porque al grito de, “mi patrón el gobernador me lo ordenó”, el ex senador Joaquín Cisneros Fernández, se pasó a la ley de obra pública por el arco del triunfo.

3.- Pobre de aquél proveedor a quien el gobierno de Tlaxcala le deba, porque con este pleito ratero llamado “deuda oculta”, ya lo pasaron a perjudicar.

4.- Triste el destino de quienes perdieron su empleo. Lo que les pagaban, ¿a quién se lo van a dar?. Hablamos de miles de plazas cerradas en esta nueva política de confrontación con todo lo que se mueva.

Cinco meses de inacción

La intervención de García Portilla en aquél cuarto foro regional, es la enésima ocasión en que el gobierno del señor Manchis alega desorden financiero, pero no mete a la cárcel a los responsables.

A cinco meses del gobierno del cambio, cientos de familias quedaron en la miseria y no hay una esperanza de mejoría. Al contrario, en cada discurso se plantean escenarios derrotistas, se pierde el rumbo ensalzando orfandad política y, en el colmo de las confusiones, Mariano González Zarur, encara ante la prensa los tres momentos de su obra teatral: pensar como candidato; pensar como gobernador electo y, pensar como gobernador en funciones.

Los tres con distinto nivel de manipulación que, a su vez lo llevan a acopiar tres pes, “prudencia, perseverancia, persistencia”, muy parecidos (en forma, no en fondo) a las tres eses: “sumarse, sumarse y sumirse” ante él como muestra de lealtad.

Administrador, no gobernador

En este lapso ha quedado muy claro que con apenas una parte representativa de presupuesto, este gobierno es capaz de mantener sus finanzas sanas. Lo que no se dice es el costo social de semejante medida, tendiente a enriquecer a una, “burocracia laxa”, lo que en otras palabras equivale al enriquecimiento de unos cuantos a costa del sufrimiento de muchos.

Peor aún. El gobernador González Zarur dio, a su arbitrio, poderes extraordinarios a los secretarios de Finanzas, Función Pública y subsecretario técnico.

Son ellos la nueva versión del sanchezpiedrismo, que gobernaba con un tesorero y un procurador (y un chofer) en aquellos tiempos de la Tlaxcala sumida en una pobreza lacerante.

Mas la lealtad de aquél equipo de Sánchez Piedras, era a toda prueba (conste que el tesorero era el mismísmo yerno, Mariano González) no como hoy en que el poder acumulado en estos tres, superó a la fuerza del monarca, cuya vejez lo obliga a buscar las tablas renunciando a su responsabilidad de gobernar, confiado en que no será traicionado, sobre todo por el de los zapes, quien le reserva así de resentimientos y hoy los cobra haciendo y deshaciendo al presupuesto y, por qué no, inventando uno que otro término como aquél de la deuda oculta.

Mariano está superado

Se limita a una agenda de apariencias cuyo contenido es el hartazgo y el deseo oculto de no regresar más a este pueblo miserable pues su vida reclama los reflectores del centro del país y, sobre todo, estar cerca de Enrique Peña Nieto.

Mientras le cae el veinte, el río revuelto que es Tlaxcala tiene ya a tres peces bien gordos gobernando como no lo hace el temperamental hacendado.