Chantejeado por un inescrupuloso «abogado», el ex gobernador Tulio Hernández, tendría que hacer un pago de 550 mil pesos para dar la cara en un asunto penal-familiar… ese abogado, se encuentra hoy en la mira de Mariano… ya veremos si le es posible apaciguar los apetitos de extorsionadores tan brillantes que ni siquiera usan el teléfono para obtener pagos como el que le platico.

Hablaremos de lo que en la actualidad es una ofensa imperdonable para el marianismo y su visión muy personal del priísmo.

Ex jefe, compañero de mil batallas, alter ego en decisiones autoritarias, Tulio Hernández Gómez -sin embargo- consiguió un lugar de respeto en el subconsciente colectivo.

Rebelde, malhablado, dispuesto a exponer su escuálida constitución física en alguna corrida o tienta, ya en la ciudad ó, en placita alguna del interior tlaxcalteca, el hecho es que la generosidad del ex gobernador, con el paso de los años se transformó en una patología de manirroto que, según sus íntimos lo ha puesto en una bancarrota sostenida, como muchos se resisten a aceptarlo, viniendo de un ex mandatario tricolor.

Ya fue motivo de previas entregas la narración del acceso de Tulio a centros de asistencia psiquiátrica, como el Hospital de Nuestra Señora de Guadalupe, en Cholula, Puebla.

El querido Tulio comenzaría reiteradas derrotas ante un enemigo silencioso y en paquete con aquella costumbre de desprenderse de sus bienes, uno a uno… ya para apoyar una causa campesina, o como muestra suya de solidaridad hacia familias en desgracia económica.

El asunto es que los bienes de Hernández Gómez, comenzaron primero a menguar; más adelante, francamente a ser puros recuerdos.

Yo creo que por esa causa, sus familiares y la compañera más reciente, lo mismo entraron en controversias que, en la desesperada renuncia al ser querido, cuyo comportamiento cada vez más ofensivo no era, sin embargo, por voluntad suya, sino a consecuencia de un padecimiento neurológico, a través de crisis de ira, como nadie de los muchos que le tenemos afecto lo esperaba.

La agresión

El decreciente menaje de los Hernández Gómez, ya en niveles de estrangulamiento, entró en una etapa distributiva, de acuerdo con las decisiones tomadas en su seno.

Una de esas propiedades, a cargo de un ser querido suyo, comenzó a tener un uso inadecuado.

Y de inadecuado, pasó a grave, cuando las autoridades descubrieron que dicha finca se habría arrendado a gentes desconocidas que entre otras cosas las usarían para embodegar objetos malhabidos.

Entonces se dio una embarazosa situación. El ex gobernador tendría que presentarse a declarar al ministerio público. El delito se había consumado en la bella y amplísima ex hacienda y, ante la huída del responsable, el propietario del bien afectado tuvo que dar la cara.

Lo analizaron y concluyeron en la inconveniencia de mostrar al mermado Tulio ante el representante social, ya no en calidad de autoridad, sino al contrario.

Y un tal Ángel Francisco Flores Olayo, se encargó de aminorar el impacto ante la opinión pública. Negoció trasladar a Tulio a una casa en Santa Úrsula Zimatepec, para comparecer ante el MP en la más absoluta discreción.

Pues el logro no parece tan malo. Lo único que se evitó fue la aprehensión de Tulio para presentarlo ante la autoridad ministerial.

Eso, al PRI y a los amigos de quien nos gobernó con saliva y pulque, les pareció negativo. E hicieron lo que a su alcance estuvo para impedir el escándalo.

El abuso

Con el tiempo, la verdad afloró.

De aquella maniobra para impedir el escándalo al cansado personaje, se supo que el abogado encargado de hacer el favor, habría abusado de la confianza depositada por el propio Tulio y las gentes en torno de él.

El abusivo abogado que le platico, arrancó al ex gobernador, más de 550 mil pesos por hacerle el favor de no exhibirlo.

O sea, el benefactor de tantos, donante perenne de predios y casas -por cierto entre la que se encuentra la Casa de Gobierno de Tizatlán- fue vilmente esquilmado por un inescrupuloso sujeto con una visión asquerosa del Derecho y con sobresaliente cinismo para cantarle de frente a «su gran amigo» Tulio que el favorcito aquél tenía un costo, digamos elevado, debido a ciertos gastos de tipo personal y a otros, también de tipo personal.

Pero eso sí, quedó muy claro que los 550 mil no fueron un abuso, sino una simple cooperación del también ex dirigente del PRI en la Ciudad de México.

Ahora bien, ¿de dónde salió tanto dinero?

Si la bancarrota de Tulio, es desgraciadamente una realidad.

Dicen que fue una discreta aportación de una mujer, también dedicada a la política.

Escandalizada por la extorsión abogansteril, mas convencida de la pureza de Tulio.

Respetuosa del espíritu desprendido de quien jamás regateó mover cielo mar y tierra hasta lograrla como compañera y primera dama de Tlaxcala.

La obligación

Hoy, que el partidazo tomó de vuelta el timón en Tlaxcala, sería más que aplaudido que ese sistema de redes y grupos y favores, se activara para medir con una vara inmisericorde al abusivo pseudo abogado ese, incapaz de hacer un favor sin antes servirse con la cuchara grande de la extorsión.

Es claro que el tipo en cuestión dispone hoy de poder y privilegio. Que su rúbrica define el rumbo de casos como el del ex gobernador y otros más delicados.

Que el marianismo, y sus inagotables ofrecimientos de transparencia, tienen la gran oportunidad para activar, decíamos, la palanca justiciera, bajo criterios estimativos de sus alcances, respecto a la torcida situación en que se encuentra la justicia en Tlaxcala.

Es hora de dejar el discurso hueco y aplicar a fondo el poder pleno del que goza.

Porque otros, nos están comiendo el mandado.