Lo mejor que puede hacer el inútil secretario de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala (SSC), Alberto Martín Perea Marrufo, es volverse a poner su disfraz de Marín o de agente de tránsito y regresar al municipio de Othón P. Blanco en el estado de Quintana Roo, porque su permanencia en la entidad es insostenible ante su notoria incapacidad.
Torpe y sin los pantalones para enfrentar a los medios de comunicación, optó por dar una entrevista cómoda a El Sol de Tlaxcala donde ni aun así tuvo la prudencia de evidenciar su idiotez al abordar el tema de los dos policías estatales detenidos la semana pasada acusados de extorsión y otros delitos.
Sus declaraciones que al parecer buscaban calmar el linchamiento mediático que enfrenta él, su dependencia y su fallida estrategia de seguridad, resultó contraproducente porque nadie le creyó y porque las críticas a su desempeño como el séptimo encargado de la SSC en lo que va de la actual administración fueron la constante al igual que la petición de que renuncie por inepto.
Perea Marrufo dijo desconocer en qué andaban metidos sus subordinados y torpemente declaró que colaborará con la Fiscalía General de Justicia en el Estado en la investigación, lo cual es absurdo porque no es que quiera, sino que por ley debe hacerlo, además de que ahora resulta absurdo que nadie sabía que dos policías estatales andaban en presuntos malos pasos.
Acaso no tenían un jefe, ni compañeros. Será que no funcionan los controles internos en la Secretaría de Seguridad Ciudadana o de plano todos los que trabajan en esa dependencia estatal tienen cola que les pisen y por eso se protegen unos a otros.
Ojalá Morena y sus aliados en el Congreso del Estado avalen la propuesta que plantearon las diputadas del PRD, Movimiento Ciudadano e independiente, Laura Yamili Flores Lozano, Sandra Aguilar Vega y Blanca Águila Lima, respectivamente, de llamar a comparecer ante los legisladores al ineficiente Alberto Martín Perea y de paso a la Fiscal Ernestina Carro Roldán.
Las legisladoras coinciden que el problema de la inseguridad es preocupante en Tlaxcala y que por desgracia no está siendo atendido adecuadamente por el gobierno lorenista, lo cual me parece que es una idea que respaldan la mayoría de los ciudadanos y las ciudadanas de la entidad.
Los asesinatos, asaltos violentos y otros delitos así lo demuestran, de ahí que las autoridades tlaxcaltecas no pueden ocultar la triste realidad.
En las próximas horas se conocerá si un juez penal decidió o no vincular a proceso a los dos policías estatales detenidos el pasado 5 de octubre. De confirmarse, el secretario de Seguridad Ciudadana quedará muy parado y le guste o no deberá pensar sobre la conveniencia de su salida de la dependencia, porque nadie le creerá y la desconfianza hacia los uniformados se incrementará porque no sería el primer caso que se registra una situación así en la actual administración estatal.
Por lo que toca a la comparecencia del inútil Perea Marrufo dudo que los diputados morenistas y sus aliados avalen ese ejercicio, pese a que la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros declaró en una entrevista que hay apertura para llevar a cabo ese acto de transparencia.
Quizá el secretario de Seguridad Ciudadana lo intentó y hasta se esforzó para tratar de contener la ola delictiva que tiene meses golpeando a Tlaxcala, pero los hechos indican que el cargo le quedó muy grande y que fue un grave error traerlo al estado.
La gobernadora Lorena Cuéllar arrancó el cuarto año de su gobierno arrastrando el principal problema que le ha minado la percepción ciudadana sobre su desempeño y que no es más que la seguridad.
Si Perea Marrufo no pudo dar resultados en más de año que tiene como titular de la SCC, es tiempo de pensar en su relevo y nombrar a alguien que tenga la voluntad, el arrojo y la determinación de enfrentar a los delincuentes que operan con impunidad en uno de los estados más seguros del país.
O no piensa lo mismo usted.
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