Preocupante y aterrador lo que pasó el viernes cuando un comando secuestró a punta de balazos al empresario Roberto N., quien después apareció muerto en el municipio poblano de San Miguel Xoxtla.

 

 

Ahora, los criminales ya no sólo vienen a tirar cadáveres en diferentes municipios tlaxcaltecas, sino que han empezado a irse contra ciudadanos del estado que al parecer están indefensos ante la complacencia de la policía estatal para permitir que maleantes armados circulen y hagan de las suyas sin ninguna restricción.

 

Lo grave, es el silencio del titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Alberto Perea Marrufo, quien no da la cara para explicar el fracaso de su supuesto blindaje de vigilancia en los límites entre Tlaxcala y Puebla, porque los hechos demuestran una y otra vez que los criminales hacen lo que quieren y desean en la entidad más segura del país.

 

El silencio del gobierno lorenista y la Fiscalía General de Justicia del Estado por el aparente secuestro y asesinato de un empresario tlaxcalteca es deleznable.

 

Los ciudadanos merecen respeto y lo mínimo que deberían hacer las autoridades es dar la clara y dar información.

 

¿Se trató de un “hecho aislado”?

 

¿El empresario estaba metido en asuntos ilegales?

 

¿Fue una víctima casual de una banda o fue un hecho que se tenía planeado?

 

¿Cuáles son las líneas de investigación que se llevan a cabo para castigar el asesinato?

 

¿Existe una banda dedicada al secuestro en Tlaxcala y las personas se deben preocupar?

 

En fin, hay cientos de preguntas y ninguna respuesta, porque por desgracia siempre ha pasado lo mismo en la actual administración, es decir, cuando se comete un delito de alto impacto todos callan y dejan el tema delicado y espinoso a la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros que tarde o temprano fija una postura sobre el mencionado asunto sangriento al ser cuestionada por los reporteros.

 

Es ridículo que el gobierno lorenista se aplique más a tratar de limpiar la mala imagen de la directora del Instituto Estatal de la Mujer, Nydia Cano Rodríguez, cuyos perros propiedad de ella y de su papá René Cano, son aparentemente señalados de haber matado a un joven de 27 años que tuvo el gravísimo error de caminar sobre la Calle de la Amistad de la comunidad de Tlacocalpan, ubicada en las inmediaciones de la Zona de Hospitales del municipio de Amaxac, después de asistir a un baile popular.

 

Los vecinos confirmaron que serían los canes de la familia de la funcionaria los probables responsables del ataque, pues dicen tener fotos y videos de los perros con el hocico ensangrentado, sin embargo es obvio que se movió el aparato gubernamental para tratar de encubrir torpemente a la también empresaria de la plataforma digital Pronto y a su papá.

 

Y digo torpemente, porque son los propios vecinos de la zona los que hicieron el señalamiento directo y además sostienen que René Cano se conduce con prepotencia y suele amenazar a las personas que le reclaman por el comportamiento agresivo de sus perros y más si en esos momentos se encuentra armado.

 

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha sostenido que el pueblo es sabio y que suele tener la razón. Anoche los vecinos de la comunidad de Tlacocalpan se manifestaron en contra de Nydia Cano y exigieron justicia para Aristeo N.

 

El actuar de los funcionarios lorenistas que están prestos para cuidarse entre ellos es absurdo y lo único que evidencian es su incapacidad para dar la cara y enfrentar los graves problemas de inseguridad que se registran en Tlaxcala.

 

Quién podrá salvar a los tlaxcaltecas.

 

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