De no existir algún cambio, la maquinaria lorenista se alista para echar porras y mostrar su respaldo a la gobernadora de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros, quien buscará ser aclamada por sus huestes el próximo 28 de septiembre en la plaza de toros de Apizaco, donde encabezará la celebración, con varios meses de retraso, de su tercer aniversario de haber ganado la gubernatura de la entidad.
Lo curioso es que esa celebración se dará dos días antes de que la próxima presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, asuma formalmente las riendas y el control del país, para lo cual también ya se puso en movimiento las estructuras de los gobiernos morenistas para llenar el zócalo de la Ciudad de México y vender la idea de que la futura mandataria es tan popular y querida como Andrés Manuel López Obrador.
Quizás el festejo del tercer aniversario del triunfo electoral de Lorena Cuéllar no llega en el mejor momento para la mandataria que sigue cayendo en los niveles de aprobación ciudadana.
Su administración es de claroscuros porque si bien ha logrado avances y resultados en algunos rubros, lo cierto es que en otros está siendo cuestionada como en el caso de la seguridad que para muchos es el principal problema que aqueja a los tlaxcaltecas.
La instrucción a los funcionarios lorenistas es reunir a más de 10 mil personas, es decir, poner al tope la capacidad de la plaza de toros (7 mil sujetos) y a las afueras del inmueble juntar otros contingentes más (3 mil seguidores) para que se vea que la gobernadora sigue siendo querida.
Pero no crea que los lorenistas llegarán convencidos o por su propia voluntad, pues ya empezó la presión a los trabajadores del gobierno estatal y de algunos municipios para que asistan obligadamente a ese evento, donde tendrán que aplicarse para cobijar e idolatrar a la mandataria, lo cual servirá de ensayo, debido a que después tendrán que acudir al zócalo capitalino a mostrar también su “cariño” y “respaldo” a Claudia Sheinbaum ya como presidenta de México.
Al lorenismo le gusta la pachanga y no cabe duda que dedica mucho tiempo a celebraciones que en poco o en nada ayudan a mejorar la percepción ciudadana sobre el gobierno estatal. Ojalá después no se arrepienta porque el tiempo pasa y después será muy difícil y complicado cambiar la percepción sobre ciertos puntos negativos que se tienen.
Pablo Badillo y sus excesos
El ex alcalde de Apizaco, el panista Pablo Badillo Sánchez, cayó en la tentación de los excesos, al autorizar finiquitos que sencillamente están al margen de la ley, de ahí que habrá que ver si el actual edil Javier Rivera Bonilla muestra carácter para proceder en su contra junto con el Órgano de Fiscalización Superior.
Los actuales trabajadores de ese ayuntamiento no pudieron cobrar el salario correspondiente a la primera quincena de septiembre, debido a que los recursos disponibles fueron malgastados por el panista que en 24 horas se gastó 8 millones de pesos en finiquitos y a que el morenista se muestra inepto para resolver los problemas del municipio de Apizaco.
Hay alcaldes que iniciaron muy mal su gobierno y prueba de ello es que hay evidentes señales de rechazo de la población, pero también hubo algunos que se han puesto a trabajar y a dar clases de que es posible dar resultados aún con problemas, como lo ha venido demostrando la presidenta municipal de Chiautempan, Blanca Angulo Meneses, quien fue bien recibida por sus gobernados durante todos los eventos de las fiestas patrias, algo que no todos pueden presumir.
Por cierto, el problema de los directores de seguridad en los municipios se ha convertido en un fuerte dolor de cabeza para los alcaldes, pues sus propuestas no están siendo avaladas y muchos ya no saben qué hacer para lograr que su recomendado obtenga la aprobación del gobierno estatal para desempeñar el cargo.
No descarte que en unos días más el gobierno estatal empiece a designar a comisarios en varios municipios a fin de poner en marcha las acciones de seguridad en esas poblaciones.
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